El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 16 de diciembre de 2018

Old Boy



Dirección: Spike Lee.
Guión: Mark Protosevich (Manga: Nobuaki Minegishi y Garon Tsuchiya).
Música: Roque Baños.
Fotografía: Sean Bobbitt.
Reparto: Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Sharlto Copley, Samuel L. Jackson, Michael Imperioli, Pom Klementieff, James Ransone, Max Casella, Linda Emond.

Joe Doucett (Josh Brolin) es un publicista cuya vida va a la deriva por culpa de su alcoholismo. Una noche, estando borracho, Joe es secuestrado, permaneciendo encerrado en un habitación veinte años. Al cabo de ese tiempo, es puesto en libertad.

El cine actual está atravesando una preocupante crisis creativa. Ello explica la proliferación de adaptaciones de cómics a la gran pantalla, sobre todo de super héroes, pero también algunas propuestas mucho más arriesgadas, inspiradas en los manga japoneses.

En esta ocasión, Old Boy (2013) tiene su antecedente en un manga homónimo de Nobuaki Minegishi y Garon Tsuchiya. Pero su inspiración más cercana es la película surcoreana Oldboy de Park Chan-wook (2003), ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2004.

¿Era necesario hacer un remake solo diez años después? Lo que parece es que ésto vuelve a incidir en la falta de ideas originales y en la impresión de que todo vale con tal de buscar un cebo para la taquilla.

Sin embargo, hay copias bien hechas y otras malas. Y en esta ocasión, los productores recurrieron a dos pilares esenciales para garantizar al menos un nivel decente en su película. Por un lado, Spike Lee, un director reputado que demuestra que no le da miedo nada y hace un ejercicio bastante potente y con unas dosis de intriga importantes que nos mantienen pegados a la pantalla en busca de respuestas, lo mismo que el pobre Joe Doucett. El jugar con el misterio hasta el último momento es, sin duda, la gran baza de Old Boy y lo que la mantiene en pie durante las casi dos horas de duración. Otra cosa es que, descubierto el misterio, uno se plantee si el creador de tal argumento estaba en sus cabales.

El otro pilar en se apoya la película es Josh Brolin, un actor espléndido al que el papel le queda como un guante y que dota a su personaje de una fuerza y un patetismo de una intensidad abrumadora.

El problema principal de Old Boy, como anticipaba unas líneas antes, es que el argumento es de lo más rebuscado que uno puede imaginar. He de confesar que al terminar de ver la película estaba entre incrédulo y alucinado, pues desconocía todo a cerca del film. Una vez enterado de su origen, las piezas empezaron a encajar. Solamente parece posible que una historia así provenga del manga, lo que explica lo surrealista de la historia, sus giros violentos con coreografía de artes marciales y lo truculento de numeroso detalles que te dejan temblando. No sé que traumas pueden tener los escritores de mangas japoneses, pero yo, en su lugar, acudiría a un especialista.

Mientras dura la intriga, la película nos engancha, pues siempre puede más la curiosidad que otra cosa. Pero es necesario que el desenlace no nos defraude; no hay nada tan frustrante como crearse unas expectativas y que todo acabe de manera idiota. No es que sea precisamente el caso de Old Boy, pero se acerca bastante, más que nada por las incongruencias de la historia, las excesivas casualidades y lo retorcido y enfermizo de la explicación final.

Al menos, el desarrollo de la historia tiene el buen pulso que le sabe dar Spike Lee y la fuerza de Josh Brolin, lo que salva en parte la película, más allá de que la resolución pueda convencernos o espantarnos.

Es, en todo caso, un film excesivo en casi todo. Seguramente tendrá su club de admiradores pero, desde mi punto de vista, resulta demasiado forzado, demasiado retorcido y con un grado de simplismo  y efectismo tales que se acerca mucho a una paranoia enfermiza.

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