El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 1 de febrero de 2019

A propósito de Henry



Dirección: Mike Nichols.
Guión: Jeffrey Abrams.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Giuseppe Rotunno.
Reparto: Harrison Ford, Annette Bening, Bill Nunn, Mikki Allen, Donald Moffat, Robin Bartlett, Bruce Altman, Rebecca Miller.

Henry Turner (Harrison Ford) es un exitoso abogado en Nueva York, que no repara en nada con tal de ganar sus casos. Una noche, al ir a comprar tabaco, se encuentra de bruces con un atracador que le dispara en la cabeza.

A propósito de Henry (1991) nos cuenta el cambio en la vida de un abogado implacable cuando, por culpa de un disparo, tiene que empezar de cero: Henry se queda como un vegetal, sin movilidad, sin habla, sin recuerdos. Poco a poco, ha de volver a aprenderlo todo de nuevo, como un niño.

Sin embargo, ese terrible accidente tiene algo positivo: le da la oportunidad a Henry de descubrir otra manera de ser y de entender la vida. Antes, era un abogado de éxito, pero despiadado y sin compasión; su matrimonio era un fracaso y el amor entre él y su esposa (Annette Bening) había muerto, teniendo cada uno una aventura fuera del matrimonio. Y tampoco era un buen padre, pues lo basaba todo en las normas estrictas, pero sin preocuparse de conocer de verdad a su hija (Mikki Allen) y mucho menos de darle cariño.

Pero, a raíz del incidente, Henry cambia: empieza a valorar las pequeñas cosas, a ser compasivo, amable, generoso. Por supuesto, los que le conocían, se sienten un tanto desconcertados, pero pronto la nueva actitud de Henry empieza a tener sus frutos: su relación con su mujer cambia por completo y vuelven a enamorarse; con su hija, Henry empieza a ser alguien de verdad cariñoso, cómplice en sus juegos y en sus procuraciones. Donde no encajará bien, naturalmente, será en su bufete, pues Henry demuestra sus dudas sobre la manera poco ética en que actuaban, lo que le deja fuera de juego al ser un peligro para la "prosperidad" del negocio. Sin embargo, lo que gana con el cambio lo compensa con creces.

En el fondo, A propósito de Henry no deja de ser una especie de cuento bienintencionado. Salvando las distancias, que son muchas, me recordó a aquellas comedias de Frank Capra con mensaje moralizador. Y quizá una de las cosas que se echan de menos en la película de Mike Nichols sea precisamente el toque humorístico, que le habría sentado muy bien. Por contra, el director prefiere un enfoque más serio, lacrimógeno por momentos, aunque sin excesos, lo que convierte el relato en un drama en toda regla pero, eso sí, bien intencionado y con el lógico final feliz.

Y quizá sea ese tono complaciente, donde todo va saliendo a pedir de boca para Henry y su familia por dónde se le pueda poner algún pero al relato. Sin embargo, si nos atenemos a la idea de que se trata de un relato que pretende ser un cuento que nos recuerde las cosas verdaderamente importantes de la vida, debemos admitir que el mensaje funciona y sería injusto no reconocer que nos reconforta ver cómo una persona puede dar un cambio a su vida como lo hace Henry, y pensar que si la gente se pareciera un poco más a Bradley (Bill Nunn) el mundo sería un lugar maravilloso.

Pero es cierto también que la película carece de verdadera emoción una vez pasada la primera media hora, pues el desarrollo se vuelve absolutamente predecible. La moraleja centrada en la defensa de la familia y la convicción de la bondad natural del ser humano pueden parecer demasiado conservadoras y poco realistas además. Por tanto, me parece una película que requiere de nuestra absoluta complicidad para que funcione realmente.

Además de el mensaje edificante, A propósito de Henry cuenta con un excelente reparto. El trabajo de Harrison Ford, bastante complicado de entrada, me ha parecido magnífico, sin excesos, pero dando siempre el tono adecuado a la situación de Henry. Annette Bening consigue darle a su personaje un buen equilibrio entre una esposa dura, práctica y algo desengañada y, también, la de la mujer sensible, frágil, que sabe reconducir la situación y empezar de nuevo de cero. Buen trabajo también de la pequeña Mikki Allen y de Bill Nunn, que trasmite perfectamente esa alegría de vivir contagiosa de su personaje.

En cuanto a Mike Nichols, hay que reconocer que domina su oficio con maestría. No es que demuestre un talento especial, pero sí que es un buen profesional. Cuenta la historia con elegancia, saber mover la cámara y mantiene el tono equilibrado, sin caer en lo melodramático pero sin perder cierta tensión a lo largo de toda la película.

En definitiva, una película que pondrá a prueba nuestra capacidad de creer en ciertos milagros y que, sin ser una maravilla, resulta un ejercicio interesante, bien interpretado y con muy buenas intenciones.

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