El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 23 de marzo de 2020

Starship Troopers: Las brigadas del espacio



Dirección: Paul Verhoeven.
Guión: Edward Neumeier (Novela: Robert Henlein).
Música: Basil Poledouris.
Fotografía: Jost Vacano.
Reparto: Casper Van Dien, Dina Meyer, Denise Richards, Clancy Brown, Jake Busey, Dean Norris, Neil Patrick Harris, Michael Ironside.

En el siglo XXIII, el servicio militar otorga a la gente el estatus de ciudadano, por lo que muchos jóvenes, tras acabar los estudios, deciden alistarse. Al poco de alistarse Johnny Rico (Casper Van Dien), estalla la guerra contra un planeta hostil habitado por agresivos insectos.

Starship Troopers (1997), una adaptación de la novela de Robert Henlein, acepta diferentes lecturas, básicamente dos: un mero entretenimiento, algo excesivo eso sí, o una crítica a una sociedad militarizada de pensamiento único.

Como entretenimiento, la película peca, por un lado, de exagerada. La violencia resulta demasiado explícita y las escenas de guerra son repetitivas, casi mecánicas. Es cierto que los efectos especiales están bastante logrados para la época, pero con el gigantesco presupuesto con que contaba (más de cien millones de dólares) eso no es algo de lo que presumir. Incluso, creo que las escenas de lucha tampoco están tan conseguidas como se pretende y, en ocasiones, resultan algo artificiales, además de poder predecir con facilidad qué soldado va a morir en cada instante.

En todo caso, esos excesos de los que hablaba, como el adiestramiento de los reclutas, del todo surrealista, terminan por restar autenticidad a lo que vemos, de manera que es imposible darle credibilidad, con lo que se queda en una especie de cómic filmado, mero entretenimiento con altas dosis de sadismo, reminiscencias nazis nada afortunadas y poco más. Se puede argumentar que no deja de ser una ficción, pero he visto muchas absolutamente convincentes.

Y es precisamente ese aire un tanto irreal, excesivo, lo que limita también su vertiente crítica. Si queremos tomarnos la película como una advertencia contra una posible sociedad futura demasiado militarizada, con un adoctrinamiento constante, en escuelas y televisión, se debería haber intentado darle al mensaje algo más de profundidad y realismo a lo narrado. Pero no es así, los diálogos, por ejemplo, son muy elementales y las situaciones, incluidos los romances y sus complicaciones, demasiado poco originales; así, asistimos a las consabidas escenas de demostración de camaradería, patriotismo, superación personal y heroicidad sin límites. Los protagonistas, además, son un cúmulo de virtudes: guapos, brillantes y valientes; todo demasiado perfecto, salvo porque los actores no son muy brillantes y su nivel artístico es un tanto limitado.

Si miramos la vertiente  más crítica de una sociedad excesivamente militarizada, surge la duda si este tipo de películas ayudan verdaderamente a demonizar la violencia porque, vistos los comportamientos heroicos, la unión de los soldados y sus sacrificios, parece que se acaba produciendo el efecto contrario y se podría pensar en cierta exaltación de la violencia.

Para algunos, sin embargo, especialmente el público más joven, la película fue todo un descubrimiento, lo que la convirtió en una película de culto y propició algunas secuelas. Sin embargo, desde mi punto de vista no es más que una película excesivamente cara, sin mucha profundidad, orientada a un efectismo sin maquillajes y que, si la analizamos con cierto rigor, se queda en muy poca cosa.

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