El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 8 de marzo de 2020

Sweet Home Alabama



Dirección: Andy Tennant.
Guión: C. Jay Cox y Andy Tennant (Historia: Douglas J. Eboch).
Música: George Fenton.
Fotografía: Andrew Dunn.
Reparto: Reese Witherspoon, Patrick Dempsey, Josh Lucas, Candice Bergen, Rhona Mitra, Mary Kay Place, Fred Ward, Ethan Embry, Jean Smart, Kevin Sussman.

A Melanie Carmichael (Reese Witherspoon) todo parece irle de maravilla: se ha convertido en una exitosa diseñadora de moda y su novio, Andrew Hennings (Patrick Dempsey), es un rico político que la adora. Pero cuando Andrew le pide matrimonio, Melanie debe regresar a su pueblo natal para arreglar un pequeño problema.

Con Sweet Home Alabama (2002) tenemos una nueva comedia romántica con los problemas que acarrea este tipo de cine en la actualidad y que, en general, es un mal que afecta a casi todo el cine contemporáneo: la falta de buenos guiones y de grandes ideas. Pero en el cine romántico quizá sea más grave esta falta de talento, pues es un tipo de cine que depende mucho de una buena historia.

En realidad, el planteamiento inicial de Sweet Home Alabama tiene cierto interés: la chica de pueblo que desea triunfar en la vida y que, una vez que se ha mudado a la gran ciudad y sus sueños empiezan a cumplirse, termina renegando de sus orígenes. Melanie se avergüénza de su familia, de su pueblo y pretende construir una nueva persona libre de las ataduras de su pasado. El problema es que, en el camino, se pierde y se convierte en alguien falso, construido con mentiras. Cuando finalmente, tras siete años de ausencia, debe volver a Alabama, a su casa, chocará con ese mundo que ha querido superar, se enfrentará a él, aunque en realidad se enfrenta a sí misma, a ese pasado que quiso enterrar pero que le vuelve de pronto para demostrarle que la Melanie actual es una persona falsa.

Como se trata de una comedia, es fácil adivinar que todo irá solucionándose y Melanie aprende, de vuelta a su casa y con sus amigos de la infancia, que debe aceptarse por completo y querer a su pequeño mundo rural y a sí misma. A partir de ahí, será sencillo tomar el camino correcto.

Como se ve, la idea de la película no es para nada desdeñable, pero el problema viene a la hora de construir el guión. No sé si es por falta de aspiraciones o de talento, pero el guión no consigue sacar todo el partido de la idea principal. Y no lo hace porque toma el camino más sencillo y simplifica a los personajes en exceso; no cuida los diálogos, salvo en contados momentos, y recurre a un humor grosero, sin sutileza, y a situaciones exageradas que restan credibilidad al personaje de Melanie, haciendo que en algunos momentos parezca grotesco.

Como decía, la mayoría de los personajes están construidos de manera muy simple, esquemática, lo que resta bastante entidad a la historia. Apenas sabemos nada del prometido de Melanie ni se su marido o sus padres; incluso el personaje de Melanie es algo confuso, con una mezcla de ternura y vulgaridad, de buenos sentimientos y de superficialidad y mal carácter que al principio cuesta entender, por lo que su transformación se ve muchas veces con bastante extrañeza.

Pero hay algunos momentos, cuando toca dejar el chiste fácil de lado y ponerse algo serios, en que Sweet Home Alabama parece un film mejor, que deja de buscar la risa fácil y se toma el tiempo de ahondar en los sentimientos de Melanie. En estos momentos, pocos, logra conectar con el espectador, hasta emocionarnos un poco. Pienso, por ejemplo, en la escena de Melanie en el cementerio para perros, sincerándose ante la tumba de su viejo perro muerto. La pena es que son muy pocas las escenas de este nivel, pero al menos podemos disfrutar de alguna.

En definitiva, una película que desaprovecha su potencial y que finalmente se queda en un pasatiempo amable, algo tosco, y para el lucimiento de Reese Witherspoon, por entonces en el mejor momento de su carrera, y que se convirtió en el mayor éxito de taquilla para Reese hasta ese momento.

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