El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 15 de abril de 2020

Perdida



Dirección: David Fincher.
Guión: Gillian Flynn (Libro: Gillian Flynn).
Música: Trent Reznor y Atticus Ross.
Fotografía: Jeff Cronenweth.
Reparto: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Kim Dickens, Patrick Fugit, Carrie Coon, Missi Pyle, Kathleen Rose Perkins, Emily Ratajkowski.

El día de su quinto aniversario de boda, Amy (Rosamund Pike) desaparece de su domicilio. Cuando su esposo Nick Dunne (Ben Affleck) informa a la policía del hecho, los primeros indicios hacen recaer las sospechas en él.

Lo mejor que se puede decir de Perdida (2014) es que es un film que sorprende al espectador y, dada la simplicidad de muchos thrillers actuales, cortados por un patrón parecido, el hecho de que no sepamos en casi ningún momento a qué atenernos es un gran elogio para la película, cuyo excelente guión fue escrito por Gilliam Flynn, la misma autora del libro en que se basa Perdida. Y nunca me cansaré de insistir en que con un buen guión, y aquí lo tenemos, la mitad del camino para el director está hecho.

Dados los habituales giros y engaños a que los thrillers actuales nos tienen acostumbrados, algunas veces de una falsedad vergonzosa, desde el comienzo de Perdida estamos expectantes, sin saber muy bien qué derroteros va a tomar la historia. Lo que yo tenía claro es que detrás de la desaparición de Amy iba a haber mucho más de lo que nos pudiéramos imaginar. El peligro era comprobar si el guión iba a seguir unos derroteros coherentes o se iba a apuntar al terreno del engaño chapucero.

Lo bueno de la historia es que, mientras esperamos a ir descubriendo acontecimientos, el argumento no nos permite ni un momento de aburrimiento y, dentro de una aparente normalidad en la investigación y búsqueda de Amy, nos vamos sintiendo cada vez más atrapados en la intriga, intentado averiguar si Nick es un buen hombre, como aparenta, o si oculta algo verdaderamente turbador.

Y es entonces, cuando la historia comienza a perfilarse y la madeja del misterio se va desvelando, cuando apreciamos el gran trabajo de Gilliam Flynn. Es verdad que el argumento es un tanto enrevesado y requiere de nuestra complicidad para aceptar su planteamiento, pero al mismo tiempo Fincher ha logrado mantener nuestra atención con tanto acierto y los giros argumentales encajan, dentro de su rareza, tan convenientemente, que aceptamos lo curioso de la historia con cierta complacencia, pues estamos metidos de lleno en ella y, por encima de lo verosímil o extraño de la figura de Amy, apreciamos la originalidad del relato, las dosis de intriga y los giros inesperados que nos han tenido en vilo durante todo el film, que no es corto precisamente, lo que añade más mérito al trabajo del director.

Precisamente, Fincher sabe jugar con buen pulso con la alternancia del presente y los flashbacks al comienzo del film, con lo que tenemos una narración ágil que nos va atrapando poco a poco en un thriller que cuenta con el acierto también de ahondar en las relaciones de pareja e incluso hacer una dura crítica de los programas basura de televisión, si bien aquí el tono me pareció demasiado poco sutil para mi gusto. El no centrarse de manera exclusiva en la intriga, desarrollando personajes y temas secundarios, aporta riqueza y profundidad al film.

En cuanto al reparto, me gustaría destacar el buen trabajo en general de todos los actores, pero destacando especialmente a Rosamund Pike, que compone un personaje lleno de aristas, de sombras y que resulta perturbadora dentro de una apariencia casi angelical muchas veces. Ben Affleck, sin embargo, me sigue pareciendo un actor demasiado soso, inexpresivo, casi sin sangre en las venas y que no termina de convencerme del todo.

En resumen, Perdida es una película muy interesante. Es cierto que no llega a las cotas de excelencia de Seven (1995), quizá el mayor logro de Fincher, pero es que ese thriller había puesto el listón muy, muy alto; pero sin duda es un film bien construido, con una intriga sorprendente y cuyas trampas argumentales se aceptan con gusto y que te mantendrá enganchado a la pantalla durante todo el tiempo.

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