Dirección: Sam Taylor-Wood.
Guión: Matt Greenhalgh (Memorias: Julia Baird).
Música: Alison Golgfrapp y Will Gregory.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Reparto: Aaron Johnson, Kristin Scott Thomas, Thomas Brodie-Sangster, Anne-Marie Duff, David Morrissey, Ophelia Lovibond, Josh Bolt, Sam Bell, David Threlfall.
El joven John Lennon (Aaron Johnson) vive con sus tíos George (David Threlfall) y Mimi (Kristin Scott Thomas), que lo acogieron cuando tenia cinco años. Tras la repentina muerte de George, John entra en crisis y decide ir a conocer a su verdadera madre, Julia (Anne-Marie Duff), cuyo carácter es totalmente opuesto al de la estricta Mimi.
La adolescencia de John Lennon, el mítico líder, con Paul McCartney, de The Beatles, para mí la mejor banda de la historia, era un aliciente más que suficiente para acercarme a Nowhere Boy (2009) con una mezcla de emoción y temor, pues siempre que esperas mucho de un film el peligro de la decepción no anda lejos.
Sin embargo, había un elemento que aportaba esperanza y es que se trata de un film británico, lo que auguraba cierto rigor, contención dramática y elegancia a la hora de tratar un tema tan delicado, pues es bien conocido que los primeros años de la vida de Lennon no fueron un camino de rosas precisamente. A lo que tampoco ayudaba el carácter indisciplinado y gamberro de John, tal vez fruto precisamente de esa infancia complicada.
Y es ahí donde se centra más el guión de Nowhere Boy, más que en rendir culto al talento del músico y a un posible enfoque desde un punto de vista estrictamente musical. Es uno de los grandes aciertos del film: tratar a Lennon como un adolescente más, con sus problemas en casa o en la escuela; su interés por las chicas y, especialmente, las relaciones con su tía Mimi, la mujer que lo crió desde los cinco años, de carácter autoritario y estricta, y con su madre, a la que vuelve a encontrar a los quince años y que es una mujer alegre y un tanto irresponsable y por la que el adolescente se debatirá entre el amor filial y el rencor por haber sido abandonado por ella.
Una muestra de que la película busca más el retrato del adolescente que una tópica visión del futuro genio es el hecho de que en toda la película no se nombra a The Beatles en ningún momento y es justo cuando se forma el grupo con ese nombre cuando se pone punto y final al film, con lo que queda claro que lo que importaba era la figura de John Lennon antes de ser el John Lennon famoso. Lo que se buscaba era contar su adolescencia, como la de cualquier muchacho de su edad, donde la música no era, en principio, el eje de su vida. Y en este retrato se percibe una buena documentación y la intención de hacer no un film de alabanza ciega hacia Lennon, sino más bien de comprensión hacia una etapa de su vida muy importante, con los problemas cotidianos, las dudas, las búsquedas y donde el futuro era aún una página en blanco.
El acierto de Nowhere Boy también está en no cargar las tintas en exceso, pues el material daba para un drama intenso, lo que podría haberse dado de no tratarse de un film británico. Pero la filmografía de ese país tiene la virtud de la contención, de saber tratar con elegancia este tipo de argumentos, lo que para algunos puede traducirse en cierta frialdad, aunque creo que no es el caso aquí y los momentos cumbres de la película no carecen de intensidad, pero se evita con acierto caer en excesos.
Mención especial merecen los principales actores de Nowhere Boy. Sobre Aaron Johnson, más allá de buscar el parecido físico, que no es muy evidente en general, lo que habría que destacar es su perfecta encarnación de un joven complejo, que busca su identidad y que sufre sin remedio el abandono de su infancia, pasando del dolor a la rebeldía, del enfado a la comprensión en un revoltijo de sentimientos que el actor sabe trasmitir con solvencia. De Kristin Scott Thomas poco se puede decir a estas alturas de su carrera; cualquiera que aprecie a una buena actriz se quedará una vez más maravillado con su gran trabajo, que parece ganar fuerza con los años. Y la sorpresa vino de la mano de Anne-Marie Duff, actriz desconocida para mí y que está a un gran nivel, compitiendo sin miedo al lado de Scott Thomas.
En definitiva, Nowhere Boy va un paso más allá de la típica película sobre la vida de un famoso y no se queda en lo obvio, sino que busca ser un film que abarque más, un retrato de una adolescencia compleja y de una época de importantes cambios sociales; y lo hace sin excesos, dentro de la mesura y la elegancia. Más allá de la curiosidad por conocer los primeros años en la vida de John Lennon, es un film interesante en sí mismo.
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