El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 8 de abril de 2021

Mongol



Dirección: Sergey Bodrov.

Guión: Arif Aliyev y Sergey Bodrov.

Música: Tuomas Kantelinen.

Fotografía: Rogier Stoffers y Sergei Trofimov.

Reparto: Tadanobu Asano, Sun Honglei, Chuluuny Khulan, Amadu Mamadakov, Ba Sen, Odnyam Odsuren.

A los nueve años Temugdin (Odnyam Odsuren) parte con su padre en busca de su futura esposa. Sin embargo, de regreso a su aldea, su padre muere envenenado y la vida de Temugdin cambia para siempre.

Mongol (2007), coproducción rusa, kazaja, alemana y mongola, es un film histórico que nos adentra en los primeros años de la vida de Genghis Khan, el líder mongol que, a finales del siglo XII y comienzos del XIII, unificó bajo su mando a las tribus mongolas creando un poderoso y extenso imperio en Asia. La película, concretamente, abarca desde los nueve años hasta la conquista del poder sobre todo el territorio mongol.

Lejos del estilo más "peliculero" de las producciones norteamericanas, Mongol destaca especialmente por un cuidado a la hora de mostrarnos las costumbres y modos de vida del pueblo mongol en la Edad Media. Así, Bodrov no se limita a narrar una historia de gestas militares, que tienen lógicamente su espacio en la película, sino que se centra más en aspectos cotidianos de la vida, como la costumbre de la búsqueda de esposa a una temprana edad, el código de honor de los guerreros mongoles, su vida nómada, las rivalidades entre clanes... Es un trabajo muy cuidadoso apoyado en una ambientación espectacular y una fotografía de gran belleza.

En cuanto a las batallas, destacar por un lado cierta crudeza aunque, según estamos acostumbrados hoy en día, tampoco es excesiva y para nada el director se recrea en los detalles más macabros. Aún así, puede que algunas escenas puedan herir determinadas sensibilidades. Por otra parte, lo mejor es la perfecta puesta en escena, con travellings muy logrados y una sensación de gran realismo.

Sin embargo, a pesar del interés patente por ofrecer una historia lo más cercana a la realidad posible, algunos detalles muestran ciertas concesiones a la inventiva, como la relación tan romántica entre el joven Temugdin y su esposa Börte (Chuluuny Khulan), que parece algo edulcorada, o la presencia de algún personaje que adivina el futuro del joven mongol con una precisión pasmosa. 

El relato de estos años de juventud de Genghis Khan se adivina complicado, sobre todo a la hora de condensarlo en los 126 minutos de metraje que, aunque extenso, produce algunos cortes en la línea del tiempo que, sin estar mal planteados, nos priva de algunas etapas cruciales en el ascenso al poder del guerrero. Son las limitaciones del medio y hacen que el retrato de esos años del líder mongol tenga algunas lagunas.

Sin embargo, esa larga duración del film también es la culpable de algunas caídas de ritmo en el desarrollo del relato. No es nada grave, es cierto, pero demuestra que Sergey Bodrov no ha sabido mantener el mismo tono a lo largo de toda la cinta.

En cuanto al reparto, decir que los actores son completamente desconocidos para mí pero, a pesar de ello, su trabajo me pareció impecable, tanto del protagonista como de los secundarios, fueran adultos o niños. 

Mongol es un film ambicioso, eso salta a la vista, con un apartado técnico impecable. A pesar del esfuerzo que se adivina en cuanto a su concepción y puesta en pie, el resultado final no termina de ser tan perfecto como sin duda se pretendía. Es un film atractivo, pero con carencias en cuanto al acercamiento al caudillo mongol como en la agilidad del desarrollo, que tras un buen comienzo va perdiendo fuerza conforme avanzan los minutos. 

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