El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 2 de abril de 2021

¿Por amor o por dinero?



Dirección: Mark Murphy.

Guión: Sabrina Lapage y Mark Murphy.

Música: Simone Vallecorsa.

Fotografía: Joan Bordera.

Reparto: Robert Kazinsky, Samantha Barks, Rachel Hurd-Wood, Ed Speleers, Tony Way, Ivan Kaye, Anna Chancellor, Tanya Reynolds.

Mark (Robert Kazinsky) lleva toda la vida enamorado de Connie (Samantha Barks), que no siente absolutamente nada por él. Pero cuando Connie descubre que Mark va a ser millonario, planea seducirlo y quedarse con la mitad de su fortuna.

El punto especial que encontramos en la comedia ¿Por amor o por dinero? (2019) reside en su originalidad. No se trata de la conocida comedia romántica de encuentros y desencuentros de los protagonistas, sino de un falso romance donde ambos contendientes engañan al contrario: ella, para hacerse rica sin mucho esfuerzo; él, conocedor de sus planes, para humillarla hasta hacerle tirar la toalla y confesar. Sin duda, el argumento se sale de lo corriente y es ese punto el que hace que uno se decida a ver una película de apariencia muy prometedora.

Y es verdad que el argumento tiene muchísimo potencial, no sólo en el terreno meramente cómico, con muchas posibilidades en el juego del engaño, sino, y especialmente, en el análisis de los sentimientos de los protagonistas y en analizar hasta dónde se puede llegar por ambición o por venganza. Creo que ese es el verdadero punto de interés de la película y, al final, también nos proporciona los momentos más intensos e interesantes, donde el director casi logra redimirse del pobre nivel de la comedia en sí. Las dudas de Mark, cuando ve el dolor que puede producirle a Connie, cómo ella va planteándose poco a poco lo poco ético de sus intenciones o cómo Mark, a pesar de todo, sigue enamorado perdidamente de Connie son los puntos más apasionantes de la historia.

Sin embargo, ¿Por amor o por odio? no logra cumplir con lo esperado. Es evidente que resulta mucho más sencillo hacer llorar que reír. La comedia es el género más complicado y, a la vista del nivel general de la comedia en nuestros días, parece evidente que se ha perdido el grado de elaboración y calidad de las comedias clásicas. ¿Por amor o por dinero? nos confirma de nuevo la triste realidad de unos guionistas sin imaginación que recurren al chiste fácil, casi siempre con connotaciones sexuales, para salir del paso. El resultado, como es fácil de adivinar, es un film sin demasiada gracia, muy simple y desangelado. Incluso, por momentos, las escenas parecen resolverse a trompicones; falta unidad, falta ritmo, faltan unos diálogos más logrados, falta imaginación.

Es una pena, pues con la idea de partida se hubiera podido construir un film muy divertido. El problema es que da la sensación de que los guionistas se dejaron llevar por lo fácil, no supieron sacar todo el potencial a los personajes y todo se quedó en una comedia no demasiado graciosa y con fases desconcertantes, casi surrealistas.

En cuanto al reparto, podemos admitir que es lo más logrado del film. Es cierto que Robert Kazinsky es un tanto soso, pero se compensa con unos secundarios más entonados y especialmente con Samantha Barks, una actriz con encanto y que es capaz de conmovernos con una facilidad pasmosa.

¿Por amor o por dinero? se queda al final en una comedia para pasar el rato agradablemente si no le pedimos demasiado. Lo peor es que uno tiene la sensación de que los guionistas han dejado pasar de largo una buena historia que no han sabido desarrollar con más eficacia. Una pena.

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