Dirección: Daniela Goggi.
Guión: Alejandro Montiel, Daniela Goggi y Mili Roque Pitt.
Música: Sebastián Escofet.
Fotografía: Sol Lopatín.
Reparto: Eugenia Suárez, Benjamín Vicuña, Hugo Silva, Guillermina Valdés.
Manuel (Benjamín Vicuña) conoce a la hermosa auxiliar de vuelo Abril (Eugenia Suárez) durante un vuelo y el flechazo entre ambos es inmediato. Sin embargo, un imprevisto los separa durante siete años.
Tercera película de la directora Daniela Goggi, El hilo rojo (2016) es un drama romántico que con el título, que hace referencia a una leyenda china que viene a decir que las almas gemelas están unidas por una fuerza invisible que superará cualquier obstáculo, ya nos indica por dónde van los tiros.
Se trata del amor que une a Manuel y Abril desde el mismo momento en que se conocen y que hará que cuando se vuelvan a encontrar les lleve a reanudar su pasión, por encima de todo: familia, deber, conciencia.
El tema en sí, aunque puede que muy visto, no deja de ofrecer muchas posibilidades, pues el amor es quizá el motor más importante en la vida. Pero el problema de El hilo rojo es que la directora parece más preocupada por ofrecernos una serie de hermosas postales y recrearse en la incuestionable belleza de Eugenia Suárez que en profundizar en un tema apasionante.
El resultado es que como historia de amor, El hilo rojo es demasiado pobre y superficial. Más bien nos está hablando del deseo, de una atracción entre los protagonistas que resulta comprensible, pero no llega a profundizar en los personajes, de manera que nunca llegamos a sentir ese amor que los arrastra. Es algo que resulta evidente en unos diálogos que se quedan en lo evidente, pero que no nos dicen mucho acerca de Manuel y Abril, más que rasgos genéricos. Y si no nos enamoramos como espectadores de los protagonistas, el mensaje no llega, el drama se queda en las apariencias y todo resulta superficial y algo vacío.
La evidencia más clara de lo mal planteado que está el guión es que los amantes jamás llegan a contagiarnos esa pasión ni el sufrimiento que les produce. Estás viendo un drama que busca ser intenso y te quedas casi indiferente
En cambio, la directora demuestra su buen gusto por ambientar la historia con una fotografía preciosa y lugares de postal. Pero eso precisamente, unido a la falta de profundidad, le da a la película un aspecto de telefilm muy poco interesante.
Y si el desarrollo de la historia de amor de Manuel y Abril resulta superficial, el final es decididamente torpe y hasta incongruente. La única salida lógica después de todo lo visto era el ver a los protagonistas juntos, confirmando la leyenda del hilo rojo que acaba venciendo cualquier obstáculo. Lo que nos ofrece Daniela Goggi es un truco sensiblero que busca contentar a todos dejando el final abierto, pero que en realidad va en contra de lo que pretendía contarnos la película.
Así pues, El hilo rojo es una película pobre en cuanto a mensaje y contenido. Un film demasiado superficial que solo destaca por la estética y los protagonistas, cuya química es evidente, y que resultan lo más convincente de la historia.