El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 5 de marzo de 2012

Falso culpable



Con Falso culpable (1956) estamos ante un film sin duda particular en la filmografía de Alfred Hitchcock, pues se trata de una historia basada en hechos reales y en donde el director decidió alejarse de su estilo para intentar hacer una película lo más fiel posible a los hechos en los que estaba basada.

Manny (Henry Fonda), un músico de un club de Nueva York, casado, con dos hijos y una vida tranquila y anodina, es detenido una tarde por la policía bajo la sospecha de haber cometido una serie de atracos. Identificado erróneamente por alguna de sus supuestas víctimas, Manny es encarcelado y deberá someterse a juicio. Fruto de toda esa tensión, su esposa Rosa (Vera Miles) termina en un psiquiátrico.

Hitchcock se basó en una historia que había leído en "Life Magazine" acerca de un hombre inocente que era confundido con un ladrón. El tema del inocente en apuros parecía irle como anillo al dedo al director, que puso todo el empeño en ser lo más fiel posible a los hechos reales. De hecho, llevado por ese afán de exactitud, muchos de los personajes que pueblan el film son algunas de las personas que vivieron esos hechos, como el doctor y enfermera del psiquiátrico en que recluyen a Rosa. También se rodó en los mismos lugares en que ocurrió la historia real y Hitchcock utilizó además actores poco conocidos, salvo los principales protagonistas, para darle a su film la mayor sensación de realismo posible. Pero si bien es verdad que Falso culpable está rodado evitando falsear o dramatizar demasiado la historia, no deja de estar rodado siguiendo los cánones de un film comercial.

Y aquí reside quizá el mayor inconveniente de la película: se busca la mayor verosimilitud, pero sin renunciar a lo comercial. De ahí que exista alguna escena que choca un poco con el tratamiento austero que domina la puesta en escena, y me refiero por ejemplo la escena en que Hitchcock hace girar la cámara cuando Henry Fonda está en la celda o a la aparición del verdadero ladrón, con el recurso a la superposición de los rostros de ambos actores. Por otro lado, en algunos momentos el ritmo pierde intensidad; en especial se produce un bajón importante en cuanto la historia se adentra en los prolegómenos del juicio. Para el director, el problema residía en que hay un momento en que el relato pasa a centrarse en los problemas mentales de Rosa, con lo que al llegar a la parte del juicio la intriga ha perdido su fuerza.

Junto a ese detalle, otro de los problemas de la historia es que, al ser fiel Hitchcock a lo sucedido, nos encontramos con que faltan quizá momentos álgidos. En caso del juicio es el mejor ejemplo: si el director se hubiese decantado por un tratamiento más dramático de la historia, ese sería sin duda uno de los momentos claves de la película. Pero Alfred Hitchcock se mantiene firme en su idea inicial y reproduce lo sucedido realmente con fidelidad absoluta: el juicio es anulado por un comentario inapropiado de uno de los jurados.

A pesar de estos detalles, Falso culpable es una película que me gusta: su historia es irreprochable, pues es verídica, el guión es sólido, la actuación de Henry Fonda es magnífica y, además, tenemos los sucesos vistos desde el punto de vista de inocente, un enfoque elegido expresamente así por Hitchcock en contra de lo que habría sido la elección más habitual, tratar el tema desde el punto de vista del policía que buscaría la manera de probar la inocencia del músico. Pero ese planteamiento no interesaba a Hitchcock, quería que viéramos y sintiéramos, en la medida de lo posible, el desconcierto y la frustración del inocente en primera persona. En ese sentido, creo que acierta plenamente y consigue su propósito.

Un film pues especial, lejos quizá de las propuestas más comerciales y más efectistas del director británico, pero un trabajo con bastantes puntos de interés como para que merezca ser valorada por sus evidentes virtudes.

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