El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Solo ante el peligro



Dirección: Fred Zinnemann.
Guión: Carl Foreman.
Música: Dimitri Tiomkin.
Fotografía: Floyd Crosby (B&W).
Reparto: Gary Cooper, Grace Kelly, Thomas Mitchell, Katy Jurado, Lloyd Bridges, Otto Kruger, Lee Van Cleef, Lon Chaney Jr., Harry Morgan.

Título mítico dentro de la historia del western, Solo ante el peligro (1952) se ha convertido en el ejemplo del western psicológico y ha dado lugar a menudo a más debates y comentarios por lo que significaba a nivel político que por su propio valor cinematográfico.

Will Kane (Gary Cooper), sheriff de un pequeño pueblo, acaba de casarse y está a punto de partir con su esposa Amy (Grace Kelly) para iniciar una vida cuando llega la noticia al pueblo de que Frank Miller (Ian MacDonald), un asesino al que Will había enviado a prisión años atrás, ha sido indultado y se viene camino de Hadleyville para vengarse de Kane. A pesar de los consejos para que se vaya, el sheriff decide que debe quedarse y enfrentarse a Miller y su banda.

La primera versión de Solo ante el peligro no funcionó. Carente de ritmo, el film se hacía pesado y no avanzaba como debía. Así pues, fue necesario un segundo montaje y, sobre todo, la inclusión de los primeros planos de varios relojes para ir marcando el paso de los minutos y, de este modo, dosificar correctamente la tensión de la espera del sheriff y transmitir esa emoción a los espectadores.

La película está escrita por Carl Foreman a partir de un relato breve de John W. Cunningham titulado The Tin Star (1947) y es, entre otras cosas, una alegoría al clima de terror instaurado en Hollywood a raíz de la famosa caza de brujas desencadenada por el senador McCarthy. De hecho, Carl Foreman fue citado a declarar por el Comité sobre Actividades Antiamericanas y la película expresa la soledad y el abandono al que el guionista se vio sometido.

Pero principalmente, la película es un canto al deber, al valor, a la necesidad de mantener los principios a pesar de que todo se ponga en contra. Desde este punto de vista, a pesar del planteamiento novedoso en relación a la tradición del género, Solo ante el peligro no se aleja un centímetro de los valores genuinos del western. Sin embargo, en un aspecto la película se adentra en un terreno novedoso: el protagonista nos muestra su miedo abiertamente y la soledad y desesperación de ver que todos, incluida su esposa, le fallan en el momento crítico. Precisamente por ver a Gary Cooper pidiendo ayuda desesperado, Howard Hawks mostraba su rechazo al film, de igual manera que John Wayne, para quién era inconcebible esa actitud en un sheriff. En respuesta a esta propuesta, Hawks realizaría Río Bravo (1959), con John Wayne al frente, para demostrar que un sheriff no pide ayuda a nadie para cumplir con su deber.

Mencionaba antes cómo Zinnemann recurrió a los relojes para aumentar la tensión de la historia. Al hilo de ésto, mencionar que la película transcurre en tiempo real, de manera que la espera del sheriff coincide con la duración del film. Sin duda, una novedad que resulta también un gran acierto. El problema de este tipo de planteamientos, en que toda la acción se concentra en los instantes finales y el resto de la película es una preparación para esos instantes, reside en que la espera puede resultar tediosa. Zinnemann resuelve el tema dosificando bien la intensidad, alternando la búsqueda del sheriff de ayuda con otras historias paralelas, como la de su esposa o la antigua amante de Kane, y también no alargando el argumento innecesariamente, de manera que la película dura exactamente lo adecuado para no perder el ritmo.

A la vez, otro de los aciertos del director es el uso inteligente de primeros planos que resumen en cada situación la esencia de lo que está sucediendo. Recurre también, cuando lo necesita, a pequeños discursos, pero siempre de manera breve, concisa, dejando que sean las imágenes, y esos primeros planos especialmente, los que lleven el peso del relato.

Pero hay otros elementos que también ayudaron bastante al éxito de la película. Por un lado, es innegable la belleza del tema principal, "High Noon" (Do Not Forsake Me, Oh My Darling), de Dimitri Tiomkin y Ned Washington, pero sobre todo la película cuenta con la presencia de Gary Cooper para encarnar a la perfección al sheriff honesto, valiente, consecuente consigo mismo y, a la vez, temeroso. Su interpretación es magistral y parece difícil encontrar a otro actor capaz de tan eficaz interpretación.

Solo ante el peligro recibió siete nominaciones, entre ellas la de mejor película y director, pero finalmente se hizo con cuatro Oscars: mejor actor (Gary Cooper), mejor montaje, mejor banda sonora y mejor canción.

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