El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 20 de abril de 2013

Copland


Dirección: James Mangold.
Guión: James Mangold.
Música: Howard Shore.
Fotografía: Eric Alan Edwards.
Reparto: Sylvester StalloneHarvey KeitelRay LiottaRobert De NiroRobert PatrickPeter BergJaneane GarofaloMichael RapaportAnnabella SciorraDeborah Harry,Cathy MoriartyNoah EmmerichEdie FalcoJohn Spencer. 

Un joven y heroico policía (Michael Rapaport), tras una fiesta en la que ha bebido más de la cuenta, mata a dos jóvenes negros pensando que iban armados. Sus compañeros, corruptos, se las ingenian para hacerlo desaparecer fingiendo su muerte. Todos ellos viven en Garrison (Nueva Jersey), una pequeña población tranquila donde campan a sus anchas.

En la línea de películas como Serpico (Sidney Lumet, 1973), Copland (1997) vuelve a incidir en la corrupción de algunos miembros del cuerpo de policía, pero tiene el acierto o la originalidad de no se limitarse a la trama de corrupción exclusivamente, sino que nos ofrece un excelente retrato de la figura del sheriff Freddy Heflin, encarnado por un sorprendente Sylvester Stallone. 

La historia de la corrupción en el seno de la policía está bien planteada, pero el director no ahonda demasiado en todos los detalles de la misma. Y es que tampoco es necesario. Sabemos lo fundamental, identificamos claramente a los malos de la historia, sus motivaciones y el pequeño reino que se han creado en Nueva Jersey, donde viven su vida de lujo y tranquilidad. Pero el centro de la historia es el personaje de Heflin y el retrato que nos ofrece James Mangold de él es lo mejor de Copland, con diferencia.

Heflin es una buena persona que no ha tenido mucha suerte en la vida. Salvó la vida de una joven y a raíz de ello quedó sordo de un oído, con lo que no pudo cumplir su sueño de ser policía. A cambio, es el sheriff de Garrison, puesto ahí por los policías corruptos como mero hombre de paja. Heflin le da un tono muy humano a la película y consigue que ésta traspase los límites del género policíaco enriqueciéndola con este personaje romántico, sencillo y enternecedor. Y lo curioso del caso es ver a Sylvester Stallone dando vida a Freddy Heflin.

De hecho, lo primero que me llamó la atención de esta película fue precisamente este nuevo registro de Stallone, alejado de los tipos duros a los que nos tenía habituados. En cierta manera, este Stallone está mucho más próximo a su personaje de Rocky, pues encarna de nuevo a un personaje aparentemente no muy inteligente al que sus vecinos no parecen tener en demasiada consideración. Y si bien hemos de convenir en que el trabajo de Sylvester Stallone en la película no es de Oscar, si que es verdad también que su interpretación resulta muy convincente, con algunos momentos en que consigue conmovernos dentro de un trabajo bastante contenido. Resulta, en definitiva, una muy buena sorpresa verlo en este papel y es sin duda un importante salto de calidad en su carrera.

Y además, merece la pena resaltar que Stallone no desentona en absoluto al lado de actores de la talla de Robert De Niro o Harvey Keitel, que hace un trabajo impresionante. Pero es tampoco desmerece en absoluto la interpretación de Ray Liotta, un actor que no es muy de mi agrado pero que se sale aquí de su típico rol de guaperas para encarnar a un policía desengañado con absoluta maestría. En realidad, el reparto es de lo mejorcito de Copland sin ninguna duda. 

Copland también nos puede llegar a recordar en algunos momentos el mundo del western, en cuanto a la figura del sheriff enfrentado él solo a los malos, con reminiscencias claras a películas como Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952).

En todo caso, me ha parecido una magnífica película, rodada con acierto y elegancia y en la que el director-guionista ha sabido alcanzar un equilibrio perfecto entre la acción y el retrato más intimista de los personajes, especialmente del protagonista, verdadero eje de la película.

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