El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Regreso al futuro



Dirección: Robert Zemeckis.
Guión: Bob Gale y Robert Zemeckis.
Música: Alan Silvestri.
Fotografía: Dean Cundey.
Reparto: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson, Crispin Glover, Claudia Wells, Thomas F. Wilson, James Tolkan, Billy Zane, Sachi Parker.

El joven Marty McFly (Michael J. Fox) es muy amigo de un excéntrico científico que lleva años ideando los más curiosos experimentos. Ahora, afirma haber inventado una máquina para viajar por el tiempo. Marty acude a presenciar el experimento, pero algo va a complicarlo todo.

Con Regreso al futuro (1985) estamos ante una de esas películas que, sin ser obras maestras, se hacen un hueco, primero en el corazón del público, y luego en la historia del cine.

Regreso al futuro pertenece a ese cine de aventuras lleno de fantasía e imaginación desbordante que dio lugar a títulos ya legendarios en la década de los ochenta y se ha ganado a pulso un lugar privilegiado entre las mejores películas de ciencia-ficción de la historia.

El argumento de la película es bastante sencillo: un adolescente, Marty, viaja al pasado, a 1955 concretamente, y conoce allí a los que serán sus padres, cuando ellos ni siquiera eran novios. Cuando su futura madre (Lea Thompson), entonces una adolescente también, se enamore de él, Marty deberá hacer todo lo posible para desengañarla y lograr que se enamore de su futuro padre (Crispin Glover) o ni él ni sus hermanos podrán nacer.

Si uno se parara a analizar la historia se daría cuenta de que el argumento cae en numerosas contradicciones y paradojas de imposible explicación. Sin embargo, al final todo ello importa bien poco. Es uno de los grandes aciertos del guión de Regreso al futuro, aún siendo conscientes de lo fantástico del argumento, nadie le presta atención. Y es que la premisa de la historia es crear un entretenimiento absurdo pero simpático, una comedia amable, alegre y optimista que mezcle cine romántico con ciencia-ficción y comedia adolescente. Y el guión de Zemeckis y Bob Gale es tan genial que toda esa mezcla funciona a la perfección sin que a nadie le importe lo más mínimo la lógica de los acontecimientos.

Sin duda, una de las claves de la película es el vertiginoso ritmo de la historia. Todo sucede a mil por hora, con diálogos saturados de términos científicos tan absurdos como geniales, como el mítico condensador de fluzo, que le dan al film un ritmo frenético donde todo sucede con una precisión matemática y no deja ni un minuto al aburrimiento.

Pero también hay que destacar unos diálogos absolutamente perfectos, con el humor omnipresente y con guiños a la política, la música, los avances técnicos, que funcionan como un reloj suizo. Atención, tampoco es que estemos hablando de chistes demasiado originales, no es así. Se trata de bromas bastante básicas pero que tienen la virtud de funcionar perfectamente y que tampoco caen en lo excesivo ni en el mal gusto. Es un humor sencillo pero que funciona.

Mención especial merecen los personajes de la historia. Haber centrado la trama en adolescentes, con el personaje central de Marty y sus jóvenes padres padres en el pasado, le da un toque dinámico y el encanto de las comedias de adolescentes pero, como decía antes, sin perder nunca el buen gusto y el acierto de no caer en los chistes demasiado vulgares. Pieza clave de la película también es el personaje de "Doc" Brown, el científico extravagante encarnado a la perfección por un maravilloso Christopher Lloyd, cuya expresividad le da un encanto y una fuerza a su personaje insuperables.

La película fue la más taquillera de 1985 y si bien sólo ganó un Oscar secundario, a los mejores efectos de sonido, es una cinta que ha ido ganando fuerza con el paso de los años, dando lugar a tres secuelas más, hasta ganarse un puesto en la historia del cine.

Regreso al futuro es entretenimiento garantizado desde el primer minuto. Un film que no destaca por nada especialmente, pero en la la mezcla de todos los ingredientes da como resultado un film tremendamente entretenido que se sigue viendo treinta años después con la misma frescura que en su estreno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario