El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 3 de diciembre de 2015

The Mechanic



Dirección: Simon West.
Guión: Richard Wenk, Lewis John Carlino.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Eric Schmidt.
Reparto: Jason Statham, Ben Foster, Donald Sutherland, Tony Goldwyn, Mini Anden, Christa Campbell.

Arthur Bishop (Jason Statham) es un asesino a sueldo, el mejor. Realiza sus trabajos con rapidez y eficacia. Sin embargo, un día recibe un encargo especial: ha de matar a su mentor y amigo (Donald Sutherland), que ha traicionado a sus compañeros a cambio de dinero.

Aclaremos en primer lugar que este film viene a ser una especie de remake de Fríamente...sin motivos personales (Michael Winner, 1972), interpretado por el especialista del género en aquella época, Charles Bronson. Quede este dato como mera anécdota, pues tampoco es que un argumento como el que nos ocupa necesite de muchas referencias.

Se que lo que voy a decir sonará a repetido, pues no dudo que palabras parecidas habré dedicado a  otros films de acción parecidos a éste, pero es que es tal la similitud de las fórmulas empleadas en este tipo de películas que resultaría inverosímil no recurrir a ciertas frases hechas a la hora de escribir sobre ellas. Por desgracia, The Mechanic (2011) es una película que recoge casi todos los tópicos del género para ofrecernos un espectáculo de violencia apoyado en una puesta en escena muy cuidada pero sin nada realmente que valga la pena, más allá del mero pasatiempo de palomitas y refresco. De hecho, el argumento es tan esquemático que lo único que podremos decir sobre él es que se limita a construir un mínimo entramado que sirve para encajar las múltiples escenas de violencia que nos regala el guión. Por no haber no hay ni la consabida historia de amor del protagonista, que se limita aquí a encuentros esporádicos de Bishop con una mujer de la que no sabemos nada y que, en la película, tampoco ella parece saber nada de su amante.

La clave de todo será la venganza. Como se ve, muy original también. Pero dado el esquematismo del argumento, ésta sólo se materializa en los últimos minutos de la película y por partida doble, siendo un mero conductor hacia el desenlace final. El núcleo central de la historia es el adiestramiento por parte de Bishop del hijo de su mentor, en un rocambolesco giro argumental que cuesta aceptar y asimilar. ¿Cómo es posible que Bishop, tras matar a Harry, se dedique a cuidar y entrenar a su hijo, que además es un completo descerebrado? La única explicación es que todo ellos es necesario para encadenar las escenas de acción que son la base del film y, de paso, preparar el desenlace que, cómo no, contará con las típicas trampas que ya no engañan a nadie y que cualquier espectador medianamente puesto en el género adivinará desde el minuto veinte de la historia.

Si como vemos, argumentalmente la película tiene un nivel por debajo del mínimo, lo único que nos queda es disfrutar de las múltiples escenas de acción, rodadas con dinamismo y eficacia y con las dosis normales de violencia y sangre de este tipo de películas. No es más desagradable que la mayoría y si uno se sitúa en modo palomitas, hasta puedes entretenerte sin más. El problema que veo en este tipo de films es que se banaliza terriblemente el valor de la vida, la dignidad de las personas (sobre todo de las mujeres) y que se juega con el crimen como si fuera algo normal. No sé..., hasta para este tipo de películas creo que debería exigirse cierto nivel ético. Al final, como decía, entretienen, pero solamente si lo ves como un espectáculo; si te dedicas a rascar un poco bajo la superficie resultan propuestas bastante inmorales.

Como viene siendo normal, para asegurarse unas taquillas decentes, hay que recurrir a un actor con peso en la pantalla y en estos momentos Jason Statham es el número uno. La pena es que está siendo encasillado en este tipo de papeles, con lo que corre el riesgo de acabar siendo una caricatura de si mismo. La presencia de otro peso pesado, como es Donald Sutherland, también se justifica en términos de taquilla, siendo si participación en la película meramente decorativa.

En definitiva, The Mechanic es un film menor, un entretenimiento sin nada en sus entrañas, un cúmulo de tópicos del género que solo está ahí para sacar tajada en taquilla con una fórmula muy socorrida pero que sigue funcionando. Puede resultar un pasatiempo correcto, a nivel formal, pero no es el mejor film de acción ni tampoco nos aportará nada novedoso. Sólo para incondicionales del género.

No hay comentarios:

Publicar un comentario