El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 25 de marzo de 2017

Red Rock West



Dirección: John Dahl.
Guión: John Dahl y Rick Dahl.
Música: William Olvis.
Fotografía: Marc Reshovsky.
Reparto: Nicolas Cage, Dennis Hopper, Lara Flynn Boyle, J.T. Walsh, Timothy Carhart, Dan Shor, Dwight Yoakam.

Michael Williams (Nicolas Cage) llega a Wyoming desde Texas en busca un trabajo que le ha encontrado un amigo, pero no es contratado por culpa de una lesión de rodilla. Entonces sigue camino hasta Red Rock, un pequeño pueblo donde parece que puede encontrar un trabajo en la construcción. Pero al llegar será confundido con un tal Lyle, de Texas, al que se le espera para ocuparse de un asunto muy diferente.

Red Rock West (1992) es un interesante thriller del poco prolífico, al menos en el cine, director John Dahl, que realiza una trilogía sobre cine negro con este título y La muerte golpea dos veces (1989) y La última seducción (1994).

Quizá el mayor mérito de Red Rock West sea que Dahl consigue engancharnos a la historia prácticamente desde el principio, con una trama que no nos da un respiro. El film parece ir sobre raíles, con un ritmo constante, sin tiempos muertos, siempre con algún giro inesperado, con pequeños detalles de humor y cierta incertidumbre sobre el desenlace de una historia que se va complicando poco a poco pero sin llegar a perder, lo cuál es importante, credibilidad.

Es cierto también que la película va perdiendo fuerza conforme avanza, pues parte de un comienzo bastante potente y al guión a veces le cuesta mantener el pulso, especialmente con el desenlace que, si bien no defrauda, no es todo lo original que nos hubiera gustado.

El personaje de Nicolas Cage es el eje en torno al cuál gira todo. Michael es un perdedor, como mandan los cánones del cine negro. Pero, sobre todo, es una persona honesta que tiene un momento de debilidad y será precisamente por ser honrado, por tener conciencia, por lo que se verá mezclado sin remedio en una trama que amenaza con devorarlo. La lucha de Michael por salir indemne de todo es quizá el elemento más interesante de la historia.

Otro gran acierto de la película es el reparto, donde brillan con luz propia Nicolas Cage, con un trabajo impecable, y el veterano Dennis Hopper, un villano que derrocha personalidad. Lara Flynn Boyle encarna a una hermosa y aterradora mujer fatal, tan seductora como venenosa.

Sorprende que un film tan bien realizado, y además con medios limitados, haya caído en el olvido. Y es que, sin ser una obra de arte, Red Rock West es una de esas películas que, por inesperadas, nos dejan un buen sabor de boca a cine directo, eficaz y bien hecho.

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