El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 30 de octubre de 2017

Las dos caras de enero



Dirección: Hossein Amini.
Guión: Hossein Amini (Novela: Patricia Highsmith).
Música: Alberto Iglesias.
Fotografía: Marcel Zyskind.
Reparto: Viggo Mortensen, Oscar Isaac, Kristen Dunst, David Warshofsky, Nikos Mavrakis, Daisy Bevan, Aleifer Prometheus.

Chester (Viggo Mortensen) y Colette (Kristen Dunst) son un elegante matrimonio norteamericano que está de vacaciones en Atenas. Allí conocen por casualidad a Rydal (Oscar Isaac), también americano, que trabaja como guía turístico. Sin querer, Rydal se verá involucrado en un turbio asunto de Chester.

Nueva adaptación al cine de una novela de Patricia Highsmith, que supone además el debut como director del guionista iraní Hossein Amini, que nos ofrece un film impecable en su puesta en escena pero algo decepcionante en cuanto a thriller.

Como decía, Hossein Amini nos presenta una película bastante clásica en sus formas, elegante y pausada. Su estilo es un tanto impersonal, lo cuál no lo digo como crítica, sino para resaltar su ortodoxia. Además, se apoya en una buena fotografía y logra captar bien la atmósfera de Grecia, primero, y de Creta y Turquía después. A nivel técnico, Las dos caras de enero resulta un film más que correcto.

Sin embargo, donde la película no logra destacar es a nivel de la intriga y los personajes. Las novelas de Patricia Highsmith suelen contar con protagonistas de personalidades complejas, inquietantes, inteligentes y amorales; y es en este aspecto donde Las dos caras de enero no termina de convencerme. Parece que el director y guionista no logra ahondar convenientemente en los personajes, dejando sus personalidades y motivaciones con más sombras que luces. Sabemos que Rydal se fija, en un primer momento en Chester, no en Colette. Hemos de adivinar que es porque le recuerda a su padre, con quién mantuvo una extraña relación en vida; pues el guión se queda más bien en tinieblas sobre ese punto, sin que termine de profundizar en la personalidad de Rydal. Luego, de pronto, la historia gira y aparece la atracción de Rydal hacia Colette, aunque tampoco el relato llega a adentrarse en ese terreno, quedándose en meras insinuaciones. Y tampoco Chester, el otro eje sobre el que gira la historia, está dibujado de manera precisa, más allá de saber que es un estafador que está en Europa huyendo de sus víctimas. Y en cuanto a Colette, de los tres protagonistas es la más olvidada, quedando su personaje en una mera comparsa.

El guión de Amini, definitivamente, se limita a breves pinceladas sobre los protagonistas, lo que debilita terriblemente la emoción y la intriga, que no llega a adquirir la entidad suficiente como para llenar el relato, que se vuelve una crónica de los viajes de Chester y Rydal sin que nos apasione realmente, habiendo momentos un tanto pesados, como si a la historia le costase avanzar.

En cuanto al reparto, destacaría sobre todo a Viggo Mortensen, impecable dando vida a este estafador amante de la buena vida. Y también me gustó mucho Kristen Dunst, perfecta en su papel. A Oscar Isaac, sin embargo, lo encontré algo gris al lado de ellos dos, sin mucho carisma.

Una lástima, pues las novelas de Patricia Highsmith han dado lugar a películas muy inquietantes e interesantes y ésta podría haber sido una de ellas, pero le ha faltado algo de concreción y profundidad para que así fuera. Aún así, es un film interesante, con un punto de suspense por lo incierto del desenlace y con una puesta en escena elegante y cuidada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario