El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 31 de octubre de 2017

Salt



Dirección: Phillip Noyce.
Guión: Kurt Wimmer Y Briand Helgeland (Historia: Kurt Wimmer).
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Robert Elswit.
Reparto: Angelina Jolie, Live Schreiber, Chiwetel Ejiofor, Marion McCorry, Daniel Olbrychski, August Diehl, Daniel Pearce, Hunt Block.

Evelyn Salt (Angelina Jolie) es una eficaz agente de la CIA. Sin embargo, su lealtad será puesta en duda cuando un desertor ruso afirme que ella no es sino un topo ruso.

Hay dos clases de películas de espías: las que se toman este tipo de argumentos en serio y las que se apoyan en sus intrigas para crear películas de acción pura y dura, dejando la historia en una mera excusa. Salt (2010) pertenece a este segundo grupo. Yo prefiero, sin embargo, las primeras, si bien ello no impide que a veces podamos disfrutar de films de acción de un gran nivel, como la serie de Bourne. De hecho, Evelyn Salt vendría a ser como una especie de versión femenina de Jason Bourne. Pero nada más lejos de la realidad. Donde la serie de Bourne ofrecía acción apoyada en una trama inteligente, rica y cautivadora, Salt parece más bien una especie de caricatura.

Para empezar, el argumento, si se analiza con cierto detalle, es un cúmulo de despropósitos, un absurdo en sí mismo, con lo que toda la supuesta intriga se desmigaja sin remedio. Y más aún cuando adivinamos que todo lo que se nos cuenta no es más que una gran mentira que descubrimos demasiado pronto. El guión, no obstante, se empeñará en seguir intentando engañarnos, con señuelos, falsas insinuaciones y todos los trucos baratos que se les ocurran a los guionistas. En vano. Hay un tufo a falsedad y a film tramposo desde el principio. Incluso la gran mentira final, el juego de mal prestidigitador que pretende dejarnos boquiabiertos se adivina sin demasiada dificultad.

Y si el argumento hace aguas y no logra despistarnos, las escenas de acción van subiendo de intensidad en un más difícil todavía hasta resultar sencillamente inverosímiles. Y no es que Angelina Jolie no ponga de su parte, con algunos momentos que nos recuerdan a su Lara Croft, pero a mí me sigue pareciendo un tanto increíble ver a una mujer como ella a mamporro limpio.

Como es habitual hoy en día, y más en este tipo de películas, los efectos especiales y la generosidad de medios empleados para lograr la mayor espectacularidad posible están a un gran nivel. Pero como suele ser también habitual, parecen más fuegos de artificio sin una sólida historia que los sustente.

Es evidente que los guionistas se decantaron por lo fácil, con lo que la película termina pareciéndose más a la saga de Misión imposible o un James Bond en femenino que a un film serio de espionaje o tan siquiera a la saga Bourne, también centrada en la acción pero mucho más elaborada, con mucha más calidad e infinitamente más trabajada.

Salt, que en su escena final ya nos anuncia nuevas entregas para estirar el cuento y exprimir la taquilla, no deja de ser un producto de mero consumo, sin demasiado interés, como no sea dejarse llevar en una montaña de rusa de peleas, persecuciones y disparos sin tregua.

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