El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 17 de junio de 2018

The Tourist



Dirección: Florian Henckel von Donnersmarck.
Guión: Julian Fellowes, Christopher McQuarrie y Florian Henckel von Donnersmarck (Remake: Jérôme Salle).
Música: James Newton Howard.
Fotografía: John Seale.
Reparto: Johnny Depp, Angelina Jolie, Paul Bettany, Timothy Dalton, Rufus Sewell, Bruno Wolkowitch, Steven Berkoff, Clément Sibony.

Elise (Angelina Jolie) viaja a Venecia para reunirse con su novio, un delincuente perseguido por la policía. Para despistarlos, Elise traba conocimiento con Frank (Johnny Depp), un turista americano que viaja en su mismo tren.

Comencemos explicando que The Tourist (2010) es un remake del film francés El secreto de Anthony Zimmer (Jérôme Salle, 2005), que no tuve el gusto de ver pero que no cosechó demasiado éxito en su momento.

Lo primero que nos llama la atención en el inicio de The Tourist son las evidentes semejanzas con el cine de Alfred Hitchcock. Parece, en efecto, un intento de homenajear al director inglés, salvando las distancias. Y la película tiene además un arranque intrigante y prometedor, con el misterio de la protagonista vigilada por la policía y huyendo para encontrarse con su amante. Además, por el camino implicará en la trama a un completo desconocido, un inocente que pronto se verá en peligro, lo que nos vuelve a remitir a Hitchcock, inevitablemente.

Sin embargo, lo que era un comienzo emocionante y prometedor pronto se va cayendo por su peso, derivando en un film un tanto extraño, con un argumento que se va complicando sin mucho convencimiento y que además opta por alternar momentos muy próximos a la comedia con otros en que se vuelve a la intriga, en una mezcla que no termina de funcionar. A la historia parece que le cuesta seguir una dirección acertada, ya que el guión comienza a parecerse a un lío sin mucho sentido que nos cuesta bastante digerir.

Por momentos, la película incluso se diría que es una mera excusa para el lucimiento de Angelina Jolie, que parece caminar sobre algodones, despertando una excesiva y exagerada admiración entre los hombres que la rodean.

Por fallar, hasta el director falla a la hora de intentar transmitirnos el flechazo entre Depp y Jolie. Lo achaco a que todos los personajes de la película parecen incompletos, sin peso, con lo que uno de los elementos claves de la historia tampoco llega a convencernos lo más mínimo.

Pero si la parte central de la historia pierde el interés del comienzo, es en el final donde todo este entramado cogido con alfileres se cae estrepitosamente en uno de los más desafortunados desenlaces que he visto: un cúmulo de despropósitos, un juego de engaños penoso e irritante en un intento absurdo de perseguir una especie de cuadratura del círculo. Hasta uno puede llegar a pensar que nos están tomando por idiotas, lo cuál ya sería el colmo.

Lo más curioso es comprobar como el director de esta tontería nos había regalado la maravillosa La vida de los otros (2006), con su merecido Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Es triste ver qué rápido ha perdido el gusto por el buen cine para caer en este producto comercial tan pobre.

Solamente salvo dos detalles en The Tourist: el primero, la belleza formal de la película, con un gusto exquisito que se refleja en los decorados, la fotografía y la maravillosa banda sonora. Es una pena que el argumento no acompañe esta casi perfecta puesta en escena, que es un regalo para la vista y el oido. Por momentos me habría gustado que se detuviera el desarrollo de la película y el director nos permitiera disfrutar más de algunos instantes especialmente hermosos. Y el segundo, la presencia de Johnny Depp, un actor carismático que llena la pantalla con su presencia y gracias al cuál la película es medianamente comestible. Salvando estos detalles, el resto es una caída en picado desde el comienzo de un film absurdo que termina lastimosamente.

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