El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 25 de marzo de 2019

Cleaner



Dirección: Renny Harlin.
Guión: Matthew Aldrich.
Música: Richard Gibbs.
Fotografía: Scott Kevan.
Reparto: Samuel L. Jackson, Ed Harris,  Eva Mendes, Luis Guzmán, Keke Palmer, Maggie Lawson, Jose Pablo Cantillo, Robert Forster.

Tom Cutler (Samuel L. Jackson) es un ex policía reconvertido en limpiador profesional de escenarios de muertes violentas. Un día, recibe el encargo de limpiar en una casa donde se ha cometido un asesinato. Sin embargo, al día siguiente, descubre que el trabajo esconde algo extraño.

Cleaner (2007) es un thriller interesante que arranca de manera muy prometedora, aunque al guión le cuesta mantener el nivel tan alto a lo largo de toda la historia.

Con cierta dosis de originalidad y un interesante sentido del humor un tanto macabro en sus inicios, lástima que ese toque se pierda inmediatamente, Cleaner sin duda crea unas buenas expectativas con un comienzo de altura: Cutler recibe un encargo más, como tantos otros, y limpia meticulosamente el escenario de un crimen. El problema es que pronto comprueba que el encargo del trabajo es falso y se da cuenta que, sin querer, ha limpiado las huellas de un crimen en el que puede verse involucrado. No sabe quién pudo hacerle el encargo ni porqué, aunque pronto comprende que el asunto puede salirle muy caro.

Al mismo tiempo, la historia se complica algo más con el pasado de Cutler como policía corrupto que parece que no quiere dejarlo tranquilo y una investigación policial en la que estaría implicada la persona asesinada cuyo escenario ha limpiado.

Para aderezar algo más el asunto, el guión se adentra en las complicadas relaciones de Cutler con su hija Rose (Keke Palmer), que arrastra el trauma del asesinato de su madre.

Puede que parezca por momentos que la trama se complica un poco, pero en realidad pronto comprobamos que no es así. En realidad, esa es al final la debilidad de Cleaner: el guionista tiene en sus manos una historia llena de posibilidades pero se decanta por la solución menos apasionante y más vulgar, con la consabida implicación personal de los protagonistas en un embrollo casi familiar.

El problema no solo es ese, sino que las falsas pistas y pequeñas mentiras del guión para despistarnos y darnos la sorpresa final no son demasiado consistentes ni demasiado elaboradas, con lo que no cuesta demasiado ponerse pronto sobre la pista e ir descubriendo las cartas, con lo que la intriga no tiene la fuerza necesaria o esperada. Es por eso que la película va perdiendo nervio progresivamente, hasta llegar al desenlace que, por desgracia, creo que es lo peor de Cleaner cuando, por mero sentido común, hubiera tenido que ser el punto álgido de la historia.

En cambio, me gustó mucho el estilo de Renny Harlin en la dirección, con un gusto por los pequeños detalles que crean un estilo propio, cuidado, con cierto ritmo y muy elegante, sin caer en el exceso.

También el reparto me pareció excelente, con un Samuel L. Jackson soberbio y, a su lado, el bueno de Ed Harris, siempre eficaz. Quizá Eva Mendes sea un poco la pieza discordante, pues cuesta imaginársela enamorándose de un policía mucho más maduro y que, en apariencia, no parece ser su tipo, si bien esto no deja de ser una apreciación personal.

Al final, tenemos un thriller con ciertas dosis de originalidad en el planteamiento, elegantemente narrado y con una intriga que nos permitirá pasar un rato entretenidos, sin más. Hubiera podido dar mucho más de sí, es cierto, y esa es la pena que nos queda al ver el giro final de los acontecimientos.

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