El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 16 de marzo de 2019

La playa



Dirección: Danny Boyle.
Guión: John Hodge (Novela: Alex Garland).
Música: Angelo Badalamenti.
Fotografía: Darius Khondji.
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tilda Swinton, Virginie Ledoyen, Guillaume Canet, Robert Carlyle, Hélène De Fougerolles.

Deseando vivir nuevas experiencias, el joven Richard (Leonardo DiCaprio) decide dejar atrás las comunidades de su vida y se va a Bangkok. Allí oirá hablar de una recóndita isla paradisíaca.

A pesar de las malas críticas que se pueden leer sobre La isla (2000), desde mi punto de vista es un film interesante que invita a algunas reflexiones sobre la vida y la búsqueda de la felicidad.

Ls película se centra en el personaje de Richard, un joven del primer mundo, un poco aburrido de su vida que decide partir en busca de experiencias nuevas y, sobre todo, algo de peligro, quizá para darle sentido a su vida. Y en Bangkok conoce la existencia de lo que parece ser el paraíso en la tierra: una isla perdida en medio de la nada, plagada de plantaciones de marihuana y con una pequeña playa escondida y perfecta. Allí se han refugiado un grupo de turistas que han convertido ese lugar en su hogar, formando una comunidad basada en la vida natural y la colaboración, logrando un amplio grado de autosuficiencia.

Sin embargo, Richard irá descubriendo, con el paso del tiempo, que lo que en apariencia parece un lugar y un modo de vida perfectos, tiene en realidad una cara amarga, un duro peaje que pagar por mantener aislado ese paraíso. Nadie debe revelar su existencia, no pueden llegar nuevos habitantes y los que viven allí no dudan en sacrificar cualquier cosa para preservar su seguridad. Entonces, lo que debería ser un modo de vida libre, feliz y enriquecedor, se vuelve una especie de cárcel dorada. Incluso la muerte parece aceptarse mejor que poner en peligro la continuidad de la comunidad. Es por eso que Richard va pasando de un estado de felicidad casi absoluto a sufrir serios problemas mentales cuando se cuestiona su papel en ese lugar y si su existencia lo justifica todo.

Desde este punto de vista, La isla me parece que nos plantea una serie de interesantes reflexiones a cerca de la felicidad, de la búsqueda del placer como única meta en la vida, de los límites de esa búsqueda, del precio que siempre se ha de pagar, incluso en el paraíso....

Es cierto que la película, sin embargo, no llega a ser todo lo buena que nos hubiera gustado. En general, va de menos a más. La primera parte está a un buen nivel, con una mezcla interesante de aventura y tensión, cuando vamos descubriendo a Richard y éste descubre a su vez la isla, lo que parece colmar sus expectativas vitales.

Sin embargo, la segunda parte de la película va perdiendo fuerza progresivamente, llegando, tristemente, a un bajón bastante importante en su parte final, con las paranoias de Richard y su comportamiento, que nos va mostrando a un personaje completamente diferente y, a veces, difícil de comprender. Algunas escenas, además, rozan el ridículo más espantoso.

En cuanto al reparto, destacaría especialmente el trabajo de Leonardo DiCaprio que, más allá de su físico, me parece un actor de recursos bastante solvente.

También hay que destacar la bonita fotografía, que pone de relieve los hermosos lugares en que transcurre la película, junto a una buena banda sonora.

Sin duda, no es la gran película que uno podría desear, pero al menos se sale de los caminos más vistos y propone ciertas reflexiones bastante interesantes.

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