El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 20 de marzo de 2019

La caja



Dirección: Richard Kelly.
Guión: Richard Kelly (Historia corta: Richard Matheson).
Música: Win Butler, Régine Chassagne y Owen Pallett.
Fotografía: Steven B. Poster.
Reparto: Cameron Díaz, James Marsden, Frank Langella, James Rebhorn, Holmes Osborne, Sam Oz Stone, Gillian Jacobs, Celia Weston.

1976. Norma Lewis (Cameron Díaz), una profesora casada con un científico de la NASA (James Marsden), recibe un día la visita de un desconocido que le ofrece un millón de dólares solo por apretar un botón de una extraña caja. Pero al hacerlo, el visitante le advierte que causará la muerte de un desconocido.

Lo primero que se viene a la cabeza al hablar de La caja (2009) es que se trata, sin duda, de una propuesta diferente, original y un tanto enfermiza quizá, pero que imagino que no dejará indiferente a todo aquel que la vea. Podrá gustarte o podrás rechazarla abiertamente, pero el caso es que invita a una reflexión interesante, más allá de sus aciertos o fallos.

La idea básica es la siguiente: ¿pulsarías el botón que te convierte en millonario de la noche a la mañana a cambio de la vida de un desconocido?, ¿cuánta gente muere cada día, muchas veces por accidentes estúpidos o enfermedades incurables?, ¿qué supone uno más? Sin duda, la tentación es enorme y las justificaciones para aceptar el reto, incontables. ¿Qué harías tú? Sin duda, esta pregunta, que resume la idea fundamental que encierra el argumento, es lo más interesante de La caja. Ponernos en la piel de Norma y su marido y saber qué haríamos. ¿Podríamos volver a ser felices o nos corroerían los remordimientos?, ¿disfrutaríamos en verdad del dinero ganado a ese precio?.

La justificación que se da a ese reto es que alguien, que no queda del todo claro de quién se trata, intenta poner a prueba a la humanidad para ver si vale la pena salvar a la especie o condenarla definitivamente. La clave del reto es saber cuántas personas serán capaces de sacrificarse por los demás o si ganarán en número aquellos que priorizarán su felicidad personal a costa de otra persona. Si ganan los segundos, evidentemente la especie humana merece ser exterminada.

La identidad de los que controlan el experimento, como decía, no será desvelada. A cada cuál de buscar su propia interpretación. Podría tratarse de seres extraterrestres que desean conocer la calidad moral de la humanidad o, tal vez, se trata de Dios, con una nueva prueba, como las que se contaban en la Biblia.

Y dejando un poco de lado la esencia de La caja, ¿qué tal resulta la exposición y el desarrollo del argumento? Aquí entramos en un terreno no tan firme. Es evidente que lo novedoso del argumento así como el dilema que plantea, con la reacción de los protagonistas y cómo sus vidas se ven envueltas en un misterio agobiante, nos proporciona la suficiente emoción e intriga como para que nos quedemos expectantes en busca de explicaciones y, claro está, de la resolución del caso. El problema, como siempre pasa en estos casos en que las expectativas son bastante altas, es conseguir un desenlace a la altura del planteamiento. Y aquí es donde la película creo que decepciona un poco. Me hubiera gustado un final menos confuso, que no quedaran tantas cosas en el aire, pues esa indefinición parece ocultar en el fondo la falta de una idea bien elaborada, quedando la impresión de que todo no es más que una especie de juego que, además, para lo que ofrece finalmente, el director se toma demasiado en serio.

Además, el desarrollo, más allá de la intriga, me pareció un tanto impreciso, dejando numerosos cabos sueltos, con personajes que no conducen a ninguna parte, escenas un tanto repetitivas y, en definitiva, una historia que no logra articularse sólidamente.

El reparto cumple de sobra, en especial Cameron Díaz, con un registro que se sale de lo que viene haciendo habitualmente.

La caja puede verse como una solemne tontería o como un film interesante y original. No es una película redonda y, una vez bajado el telón, me dejó un sabor un tanto amargo y no la volvería a ver, eso está claro.

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