Dirección: Jules Dassin.
Guión: Richard Brooks (Historia: Robert Patterson).
Música: Miklós Rózsa.
Fotografía: William H. Daniels (B&W).
Reparto: Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Yvonne De Carlo, Sam Levene, Howard Duff, Art Smith, Jack Overman, Ella Raines, Roman Bohnen.
Joe Collins (Burt Lancaster) cumple condena en la prisión de Westgate, un lugar donde reina la violencia y el miedo a manos del sádico capitán Munsey (Hume Cronyn).
Fuerza bruta (1947) toma como base argumental un motín en Alcatraz que duró dos días tras un intento fallido de fuga en 1946 y esto semeja condicionar el film, que desprende un aire de autenticidad notable. Sabemos que se trata de una película, pero tenemos la impresión en muchos momentos de estar presenciando algo verídico, a lo que también contribuye la fotografía en blanco y negro.
El aspecto más reseñable del film es su violencia, pero hemos de poner este hecho en su contexto. El cine, en sus primeros años, trataba la violencia de manera muy controlada. Nunca se mostraba directamente, sino que se recurría a elipsis y era el espectador el que completaba en su cabeza el puzzle. Pero poco a poco, los realizadores empezaron a forzar cada vez más, hasta llegar a la actualidad, donde no solamente las escenas violentas no se evitan, sino que son la razón de ser muchas películas. Cuando decimos que Fuerza bruta es un film violento debemos por lo tanto situarla en su época y, para 1947, lo que mostraba la película, directa e indirectamente, era de un crudeza pocas veces vista.
Estamos, por lo tanto, ante un film negro sin concesiones, donde se denuncia abiertamente la excesiva dureza de algunos elementos del sistema penitenciario frente a posturas más comprensivas que están en clara desventaja. Pero tampoco se suavizan las tintas con los presos, que son presentados también con cierta dureza: no dudan en matar al soplón de manera muy cruel y cuando se amotinan son una jauría descontrolada. Al final, lo que se puede sacar en claro es que un sistema basado en la represión, la crueldad y el abuso de poder no genera sino más violencia, odio y rabia entre los presos.
Otro dato curioso es que al repasar los motivos de algunos de los protagonistas para acabar entre rejas aparece la presencia de la mujer como la causante de ello. De manera indirecta, es cierto, pues es el marido el que desea ofrecerle el abrigo elegante a su esposa y elige para ello la vía del delito y es Joe quien queriendo ayudar a su novia enferma realiza el atraco que lo envía a prisión. Es el tema de la mujer fatal tantas veces visto pero sin que en realidad las mujeres se ajusten al estereotipo del cine negro, sino que se convierten en la excusa perfecta para el delito.
Burt Lancaster, a menudo sobreactuado, en esta ocasión se muestra más auténtico, con un trabajo sin artificios y lleno de fuerza. Cronyn por su parte da vida a un malvado un tanto curioso: no es fuerte, a menudo sus gestos son amables, pero por eso da mucho más miedo; es un hombre terriblemente cruel al que delata su mirada. Y el resto de secundarios, encabezados por el sólido Charles Bickford, componen un grupo humano que destila credibilidad por todas partes.
Fuerza bruta es un film de denuncia del sistema penitenciario basado en la violencia que solo genera más violencia; un film muy crudo para la época, sin concesiones y que aún a día de hoy mantiene vigente su mensaje pues, desgraciadamente, esa filosofía carcelaria y el abuso de poder puede que nunca lleguen a desterrarse de este mundo.
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