El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Estrella del destino






Dirección: Vincent Sherman.
Guión: Borden Chase (Historia: Howard Estabrook).
Música: David Buttolph.
Fotografía: Harold Rosson.
Reparto: Clark Gable, Ava Gardner, Broderick Crawford, Lionel Barrymore, Beulah Bondi, Ed Begley.

Western de corte histórico que pretende plasmar los acontecimientos que llevaron a Texas a integrarse en los Estados Unidos, la película no fue muy bien acogida por la crítica, a pesar de resultar un entretenimiento bastante aceptable.

Andrew Jackson (Lionel Barrymore) decide recurrir a los servicios de Deveraux Burke (Clarke Gable), un ambicioso ganadero, para que contacte con Sam Houston (Moroni Olsen) y consiga su apoyo a la anexión de Texas a los Estados Unidos, apoyo fundamental para la causa y que parece estar en peligro.

Estrella del destino (Vincent Sherman, 1952) no es un mal western; de hecho, contiene un buen número de elementos para hacer de ella un buen film. Por una lado, y quizá sea su principal atractivo, cuenta con un magnífico reparto, encabezado por la pareja Clark Gable-Ava Gardner, que repetirían un año después en Mogambo (John Ford); a su lado, nombres como el mítico Lionel Barrymore, si bien hay que lamentar que su participación sea demasiado breve, o Broderick Crawford, en la piel de Thomas Garden, el enemigo de Gable. Aparece también, como secundario, William Conrad, famoso en su momento por encarnar al detective Cannon, de la serie del mismo nombre de los años setenta.

Además, la dirección de Sherman es directa y eficaz, buscando en todo momento la agilidad narrativa y potenciando las escenas de acción, que se resuelven acertadamente aún cuando es cierto que resultan un tanto aceleradas, recordándonos en algún momento la época del cine mudo. Los efectos especiales, eso sí, delatan la época en que está rodada la película.

El film cuenta también con unos buenos diálogos, especialmente entre los dos protagonistas, Gable y Ava, pues en cuanto se mete en temas históricos la cosa se enreda un poco más. Pero en general, es otro de los elementos en los que la película se defiende honrosamente.

Entonces, ¿dónde está el problema de Estrella del destino? Para mí el principal incoveniente reside en intentar casar los hechos históricos en que está basado el argumento y la acción principal de la historia, que no es otra que el enfrentamiento de Burke y Thomas Garden, abanderados de las causas enfrentadas. Es evidente que la película pretende ser una crónica histórica, pero también lo es que se toma cualquier licencia que le resulte útil. El intento, al comienzo del film, de ponernos en situación resulta un poco confuso y dificulta el arranque de la aventura en sí; además, a pesar de las explicaciones, seguiremos un tanto perdidos y con la sensación de una simplicación excesiva de los hechos históricos, lo que restará credibilidad a la trama. Al final, pienso que hubiera sido mejor tirar abiertamente por la libertad creativa en beneficio de la historia, pues una película de estas características jamás terminaremos de tomarla en serio.

Por otro lado, el personaje de Clark Gable resulta poco novedoso, recordando terriblemente al cínico Rhett Butler de Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood, 1939), lo que no resulta nada beneficioso al personaje y remite a un cierto encasillamiento y falta de originalidad por parte del guión.

El desenlace también es otro de los puntos flojos de la cinta. En parte predecible, esa explosión de patriotismo que borra afrentas y une a enemigos acérrimos en un segundo no deja de resultar muy poco convincente. Pero es que estos temas de enfrentamientos entre hermanos parece que Hollywood necesita cerrarlos de manera tajante, con la unidad de la nación y la victoria del bien común. Como digo, ejemplarizante y un tanto fantasioso desenlace.

A pesar de ello, Estrella del destino es un film ameno, con ritmo, con una historia de amor entretenida, quizá de lo mejorcito de la cinta. Es verdad que todo resulta bastante predecible, pero a pesar de ello el film entretiene; y hemos de convenir que hay películas a las que no se le puede pedir mucho más que entretenimiento y ésta pertenece a esa categoría.

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