Dirección: Michael Apted.
Guión: Tony Gilroy (Novela: Michael Palmer).
Música: Danny Elfman.
Fotografía: John Bailey.
Reparto: Hugh Grant, Gene Hackman, Sarah Jessica Parker, David Morse, Paul Guilfoyle, Debra Monk, John Toles-Bey, Bill Nunn.
Un vagabundo llega a la sala de urgencias de un hospital de Nueva York. El doctor Guy Luthan (Hugh Grant) observa que presenta extrañísimos síntomas que le resultan inexplicables. Antes de poder hacer nada, el vagabundo muere. Al intentar averiguar algo más sobre él, el doctor Guy empieza a encontrarse con problemas, hasta el punto que incluso desaparece el cadáver.
La verdad es que Al cruzar el límite (1996) es un thriller cuya estructura es bastante similar a otras muchas películas del género. Tenemos a un hombre corriente, un buen médico en este caso, que se va a ver envuelto en una extraña serie de acontecimientos a raíz de los cuáles llega a perder su empleo y ve destrozado su futuro. Nada, pues, que no hayamos visto antes. Pero aún así, la película engancha porque, básicamente, posee un buen argumento, con una trama bastante bien llevada, que demuestra un buen trabajo de base, de manera que la intriga funciona de maravilla y resulta apasionante y absolutamente convincente; algo fundamental en este género y por donde suelen hacer aguas otras propuestas menos elaboradas o más chapuceras.
Es verdad que la película recurre al típico despiste de hacernos desconfiar de quién no debemos, pero lo hace de una manera bastante lógica y sin cargar las tintas. De manera que el engaño resulta hasta coherente y no nos sentimos estafados cuando descubrimos a la verdadera culpable. Y todo ello con un problema sobre la ética de la medicina de fondo que le otorga al film un plus muy interesante. Así, se plantean dónde deben estar los límites de la medicina en su busca de curas a graves enfermedades. La postura del doctor Lawrence Myrick (Gene Hackman), según la expone él mismo, podría parecer que tiene una mínima justificación. Aún sabiendo en su injustificada crueldad, parece que la recompensa final merece esos sacrificios. La respuesta del doctor Luthan, sin embargo, no deja lugar a dudas. Creo que ese diálogo, fundamental, es perfecto. Resume el dilema moral que plantea el film de una manera diáfana y muy inteligente, por si hubiera quién albergara alguna duda. El fin nunca justifica los medios.
Además, el guión es tan bueno que sobran las explicaciones largas y tediosas. La historia se va aclarando poco a poco por sí misma, como cuando descubrimos de pronto a la culpable, la enfermera Jodie (Sarah Jessica Parker) en el momento en que vemos a su hermano en silla de ruedas. Es solo un detalle, pero es también la constatación de un saber hacer, de una historia bien trabajada, inteligente, que es la base para que el thriller se mantenga en pie y la intriga funcione y nos enganche, a pesar de lo forzado del planteamiento.
Al cruzar el límite cuenta, además, con un muy buen reparto, con secundarios como Sarah Jessica Parker; David Morse, como el matón al servicio del doctor Myrick y que hace un gran trabajo) o Paul Guilfoyle, que se haría más conocido posteriormente como actor en series de televisión, como CSI, por ejemplo. Sin embargo, el peso de la película recae en Hugh Grant, que parece más contenido que en otros papeles y que da bastante bien el tipo como doctor, alejado en esta ocasión de sus típicos papeles de galán de comedia. El lujo es la presencia de Gene Hackman, siempre soberbio, aunque en esta ocasión su labor es bastante secundaria.
En cuanto a la labor del director, Michael Apted, cuyo trabajo más conocido puede que sea Gorilas en la niebla (1988), no destaca precisamente, lo cual puede que sea lo mejor que podríamos decir. Me refiero con ello a que se limita a servirnos la intriga de un modo sobrio, bastante eficaz, sabiendo en todo momento mantener el ritmo y la tensión. En definitiva, huye de protagonismos y se concentra en plasmar de la mejor manera posible la historia.
Una historia, como digo, bastante buena. La verdad es que se agradece ver que aún se pueden hacer buenos thrillers desde la sencillez, la honestidad y la coherencia. Nuestra inteligencia lo agradece siempre.
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