El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 12 de julio de 2012

Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa



Dirección: Brad Peyton.
Guión: Mark Gunn, Brian Gunn.
Música: Andrew Lockington.
Fotografía: David Tattersall.

Reparto: Josh Hutcherson, Dwayne Johnson, Michael Caine, Vanessa Hudgens, Luis Guzmán, Kristin Davis, Fileena Bahris, Michael Beasley, Stephen Caudill.

Sean (Josh Hutcherson), un adolescente rebelde, recibe un mensaje cifrado que parece ser una llamada de socorro. Sean está convencido que se trata de un mensaje de su abuelo Alexander (Michael Caine), un aventurero fiel seguidor de las novelas de Julio Verne. Con la ayuda de su padrastro, Hank (Dwayne Johnson), descifra el mensaje, que les rebela la ubicación de la célebre Isla Misteriosa descrita por Verne.

La verdad es que pocas virtudes pueden enumerarse de esta típica película de aventuras, secuela de Viaje al centro de la Tierra 3D (Eric Brevig, 2008), donde parece que la única intención es crear un producto vistoso enfocado casi exclusivamente al público infantíl. Porque Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa (2012) parece olvidarse que el género de aventuras, aunque sea para niños, es tan respetable como cualquier otro.

Así, la película no deja de ser un cúmulo de tópicos, empezando por los protagonistas, y una mezcla de efectos especiales y fantasmadas varias que, si bien es verdad que ofrecen una cierta distracción sana, pecan de poco originales.

Como decía, los personajes no dejan de ser meros tópicos que ya hemos visto en múltiples films. Tenemos al adolescente problemático, algo rebelde, pero de noble corazón y que parece que sólo necesita algo de cariño para dar lo mejor de sí mismo. Tenemos a un padastro que intenta hacerse colega suyo y lo hará embarcándose en una disparatada aventura que sólo es admisible si nos olvidamos del sentido común y nos dejamos llevar a un universo fantástico sin plantearnos ninguna pregunta. Para completar el grupo no pueden faltar ni la chica, encarnada por una atractiva Vanessa Hudgens, para poder dar forma a la historia de amor, en este caso muy casta, pues se trata de un film pensado para los más pequeños; ni el personaje gracioso, labor que le corresponde al veterano secundario Luis Guzmán. Son todos ellos, los personajes, meros estereotipos más que personajes de carne y hueso. Si acaso, Alexander (Michael Caine) puede ofrecer algo más de juego, como una especie de Indiana Jones de la tercera edad, pero tampoco es que el guión le dedique demasiado trabajo para dibujarlo convenientemente. La sensación que tenemos es que el film no busca crear ni unos personajes ni una historia de verdad, sino salir del paso con lo mínimo imprescindible y centrarse en la parte más vistosa del proyecto.

Ni los diálogos, ni el desarrollo de la aventura, ni las forzadas referencias a la obra de Julio Verne parecen haber sido elaboradas con cierta seriedad. Y si nos centramos en el guión la cosa es aún peor. La historia es un cúmulo de despropósitos, algunos diálogos son patéticos, como cuando Hank le explica a su hijastro como conquistar a una mujer, se mezclan historias de Julio Verne sin rubor alguno en una mezcla extraña y toda la aventura termina por resultar entre surrealista y chapucera.

Y como no podía ser de otra manera, la historia es más que previsible, el desenlace se adivina sin esfuerzo alguno y si nos entra de pronto cierto espíritu crítico, no dejaríamos nada del montaje en pie. Al final, se impone el mensaje edificante, el final feliz de todos después de tantos peligros, lo que resulta conveniente para los niños, sin duda, pero que nos deja un regusto algo dulzón a los que esperamos algo más de un film de aventuras.

El reparto tampoco es para echar cohetes. Tenemos a un Dwayne Johnson musculoso y algo ridículo, por culpa del guión tan flojo, y a los jóvenes protagonistas que cumplen con cierta solvencia, pero sin más. Lo mejor, sin duda, la presencia de Michael Caine y Luis Guzmán, que dan algo de brillo al elenco aunque tampoco es que sean unos trabajos para recordar.

En lo que se parece centrarse el esfuerzo de producción es en el lado lúdico y visual de la película. La verdad es que la fotografía es preciosa y la recreación de la isla es espectacular. Técnicamente, el film es notable, con unos efectos especiales sin tacha. Pero hoy en día ésto no es algo que nos sorprenda ya. Cualquier proyecto con cierto nivel es capaz de lograr unos buenos resultados. Es por ello que se necesita mucho más que un film visualmente bueno y con un ritmo ágil. Y esta película, como hemos visto, se limita a reunir tópicos sin mucho esfuerzo para crear un producto con un envoltorio vistoso pero bastante vacío de contenidos.

Así pues, si usted ha pasado de los doce años, puede prescindir de ver esta película. Sólo la recomendaría para los menores de esa edad. Sin duda, para ese público es un film colorido, vistoso y ciertamente sorprendente.

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