El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 16 de noviembre de 2013

La lista (Deception)



Dirección: Marcel Langenegger.
Guión: Mark Bomback.
Música: Ramin Djawadi.
Fotografía: Dante Spinotti.
Reparto: Hugh Jackman, Ewan McGregor, Michelle Williams, Maggie Q, Natasha Henstridge, Lynn Cohen, Malcolm Goodwin, Charlotte Rampling.

Jonathan McQuarry (Ewan McGregor) es un contable con una aburrida y rutinaria vida dedicada por entero a su trabajo de auditor. Un día, sin embargo, conocerá a Wyatt Bose (Hugh Jackman), un alegre y carismático abogado con el que empezará a descubrir algunos de los placeres de la vida que se estaba perdiendo.

Muchas veces, menos es más. La simplicidad, si se juega esta baza con honestidad e inteligencia, a menudo es sinónimo de eficacia. Pero en este caso, parece que se buscó enredar un poco la madeja, buscando quizá añadir atractivo a la película o tal vez creando la apariencia de que había más en ella de lo que realmente tiene.

Para empezar, la película lleva a engaño desde el comienzo mismo, al introducir en la trama la lista del título, un club de sexo formado por adinerados hombres y mujeres en busca de encuentros casuales. Se trata, sin duda, de dar cabida al sexo en la historia, quizá para añadir algo picante y atractivo para el público que tire de la taquilla y también, vista su verdadera utilidad en la historia, lograr estirar el metraje del film. Un aderezo que es totalmente prescindible y que en realidad queda como una especie de pegote un tanto surrealista en la historia central.

¿Y en qué consiste dicha historia?, en verdad, en poca cosa: un timo bastante básico con una hermosa mujer cebo de por medio que podía resolverse en media hora. De ahí que el guión recurra al truco de la dichosa lista; que juegue con nosotros al despiste en muchos momentos; que Marcel Langenegger, que debutaba en la dirección, se recree en parsimoniosas escenas y juegue con la cámara con cierta habilidad; que la fotografía nos ofrezca algunas escenas de una belleza casi poética...en definitiva, que La lista (2008) se envuelva en una lujosa presentación que, no obstante, no llega a ocultar el pobre nudo argumental que intenta sustentar todo el tinglado. Y es que si desnudamos la película de todo lo accesorio nos quedamos con muy poca cosa.

Lo bueno, en este caso, es que la película cuenta con un reparto que funciona de maravilla, lo cuál la salva sin duda del desastre. Hugh Jackman juega a la perfección el juego del engaño y logra resultar absolutamente encantador primero y temible y odioso después. Su trabajo es notable. En cuanto a Ewan McGregor, compone un personaje entre patético y entrañable del que podemos fácilmente apiadarnos. Michelle Williams aporta un rostro precioso, sensualidad y dulzura. En cuanto al resto, mencionar las breves apariciones de Charlotte Rampling y de Natasha Henstridge, meramente de relleno, y que nos demuestran que quién tuvo, retuvo.

Como lógica continuación a una historia tan básica y una intriga un tanto limitada, el desenlace de La lista tampoco logra poner un broche de oro a la historia; es más, siendo absolutamente predecible (ni el intento de engañarnos con la explosión en el apartamento de Jonathan funciona), resulta demasiado evidente y precipitado, a parte de ciertamente tosco, lo que nos deja aún con una peor sensación final. Y es que un buen thriller tiene que basarse en una historia inteligente y con fuerza, y eso es precisamente de lo que carece esta película. De nuevo nos encontramos con un envoltorio atractivo que esconde un mero abalorio de escaso valor. Entretiene pero sin convencer y sin apasionar.

La lista fue un relativo fracaso en los Estados Unidos, lo cuál nos demuestra que a veces no es suficiente con recurrir a la mezcla de sexo e intriga para salir airoso del envite.

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