El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 8 de marzo de 2016

Carta de amor



Dirección: Peter Ho-sun Chan.
Guión: Maria Magenta (Novela: Cathleen Schine).
Música: Luís Enríquez Bacalov.
Fotografía: Tami Raiker.
Reparto: Kate Capshaw, Blythe Danner, Ellen DeGeneres, Geraldine McEwan, Julianne Nicholson, Tom Everett Scott, Tom Selleck, Gloria Stuart, Bill Buell.

Helen (Kate Capshaw) es la dueña de una librería en un pequeño pueblo costero. Un día, en un sofá de la tienda, encuentra una carta de amor anónima y piensa que está dirigida a ella. Empieza así a fantasear con quién puede habérsela escrito.

Carta de amor (1999) es un film modesto en todos los sentidos, incluida una duración bastante contenida de solo ochenta y ocho minutos, que sin embargo son tiempo más que suficiente para contarnos una serie de historias de amor entrelazadas que conforman el argumento de la película.

Sin embargo, no se trata de la típica comedia romántica al uso, de la que ya tenemos miles de obras pululando por ahí con esquemas similares. Por eso, buscando sin duda una cierta originalidad, Peter Ho-sun Chan le da a los personajes y situaciones de esta comedia un toque diferente, extraño, que hace que en un primer momento uno se sienta un tanto desconcertado ante algunos diálogos que no parecen seguir unas pautas normales, o con algunas reacciones desconcertantes, o con unos personajes que no sabemos muy bien de que van... Es necesario tener un poco de paciencia para ir cogiendo el ritmo y entendiendo a los protagonistas. Es necesario olvidarnos de lo que sería lo lógico y encajar unos sucesos que a veces son un tanto extraños.

Y si bien ese tratamiento es lo que le da un aire diferente a una comedia que argumentalmente es bastante normal, de la misma manera esas rarezas nos impiden en muchos momentos tomarnos en serio a los personajes, implicarnos más con sus vicisitudes.

Hacia el final, sin embargo, el guión parece retomar unos cauces más ortodoxos, pero aún  así he notado que la historia no llegaba a emocionarme especialmente. Hay un tratamiento un tanto frío, los personajes no parecen abrirse del todo, en un juego curioso y original que hace de esta película una comedia diferente, pero también un tanto fría. Me hubiera gustado poder conocer mejor a los personajes, emocionarme más con ellos, que hubiera más intensidad, pues creo que habría hecho que todo funcionara un poco mejor.

Tampoco era necesario aclarar quién escribió la carta que desencadena los acontecimientos. Personalmente hubiera preferido que todo quedara en el aire, pudiendo imaginar un azar caprichoso o un destino inevitable en el origen de todo. Cuestión de gustos.

Carta de amor puede gustar mucho a quién valore la originalidad y el tono personal de contar esta historia por encima de todo. Yo creo que el tema de partida es muy interesante, y pienso que la película tiene bastantes cosas positivas; sin embargo, echo de menos un mejor acercamiento a los personajes y más pasión a la hora de describir algo tan intenso como el sentirse enamorado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario