El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 12 de marzo de 2016

Red



Dirección: Robert Schwentke.
Guión: Jon Hoeber y Eric Hoeber. (Comic: Warren Ellis).
Música: Christophe Beck.
Fotografía: Florian Ballhaus.
Reparto: Bruce Willis, John Malkovich, Morgan Freeman, Helen Mirren, Karl Urban, Mary-Louise Parker, Brian Cox, Richard Dreyfuss, Rebecca Pidgeon, Ernest Borgnine.

Frank Moses (Bruce Willis) es un agente de la CIA retirado que lleva una vida un tanto solitaria y aburrida. Sin embargo, una noche recibe la visita de un grupo de matones dispuestos a liquidarlo. Tras librarse de ellos, Frank intentará averiguar que hay detrás de ese ataque.

A partir de un comic (otro más), Schwentke nos ofrece un espectáculo típico de ese cine de palomitas entretenido pero intrascendente, para esos días de invierno en que no hay mucho que hacer.

La película intenta ser una mezcla de cine de acción y comedia ligera y la verdad es que, aunque hay algunos momentos buenos, en líneas generales la mezcla no termina de funcionar.

Y eso que Red (2010) arranca bastante bien: nos presenta a un aburrido pensionista que solo tiene el consuelo de sus conversaciones telefónicas con la encargada de enviarle su pensión, Sarah (Mary-Louise Parker), hasta que una noche un grupo de sicarios intenta matarlo. La intriga está servida y la escena de lucha en la casa de Moses es espectacular.

Sin embargo, en lugar de seguir en esta línea, la película gira hacia la comedia mientras asistimos al encuentro de Moses con antiguos camaradas de oficio; encuentros muy poco originales y un tanto ridículos, repitiendo sin mucha convicción la idea de que cada persona a la que Moses va a pedir ayuda tiene una cuenta pendiente con él. Se rompe pues bruscamente el climax de tensión y entramos en un nuevo tono un tanto soso, donde la gracia brilla por su ausencia. Además, los personajes a los que dan vida Morgan Freeman, John Malkovich, Helen Mirren o Brian Cox son, más que seres de carne y hueso, meras caricaturas que no llegan a trasmitirnos nada. En cierto modo, quizá por el papel de John Malkovich, la película me hizo pensar en una especie de Equipo A de jubilados. Y como en aquella estúpida serie, aquí también asistimos a algunas escenas muy aparatosas donde, milagrosamente, parece que las balas esquivaran a los blancos.

La intriga prosigue como eje conductor de la historia, pero ya hemos perdido el interés y la emoción, toda vez que no nos será nada complicado adivinar el final feliz que se prepara en el horizonte y constatar que el tono ligero seguirá presente para arruinar del todo el posible interés por el argumento. Y es que si no siempre es bueno mezclar géneros, en este caso es la parte de la comedia, sin gracia y sin originalidad, la culpable de que la película resulte un tanto fallida.

Nos queda, eso sí, poder disfrutar de un reparto de lujo, con algunos actores a los que siempre es un placer poder ver. Es verdad que Morgan Freeman tiene un papel reducido, que John Malkovich es presentado como un pirado (aún así su trabajo es magnífico) y que Helen Mirren está fuera de lugar con una metralleta en la mano... pero si algo destaca en Red es sin duda la nómina de actores que reúne. Lástima que no se les saque todo el partido posible. Por cierto, no quisiera olvidarme de Ernest Borgnine, siempre es bonito encontrarnos con un actor de su trayectoria al que el cine aún le brinda un pequeño papel, como homenaje cariñoso.

Red es, pues, una película que se queda en tierra de nadie. La culpa, sin duda, de un guión bastante flojo que no consigue convencer, especialmente en el aspecto cómico y ligero que quiere dar a la trama. Puede resultar un pasatiempo agradable, pero sus carencias son manifiestas, así que es posible que nos deje un tanto insatisfechos.

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