El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 4 de marzo de 2016

El 6º día



Dirección: Roger Spottiswoode.
Guión: Cormac Wibberley y Marianne Wibberley.
Música: Trevor Rabin.
Fotografía: Pierre Mignot.
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Robert Duvall, Michael Rapaport, Tony Goldwyn, Michael Rooker, Sarah Wynter, Wendy Crewson, Rodney Rowland.

La vida de Adam Gibson (Arnold Schwarzenegger) va a sufrir un cambio radical cuando, el día de su cumpleaños, regresa a casa y se encuentra que un clon suyo ha ocupado su lugar. Para colmo, un grupo de individuos intentará acabar con su vida por haber descubierto esa clonación.

En el cine de ciencia-ficción parece caber de todo, incluso los argumentos más disparatados son tratados con enormes dosis de verosimilitud, como en el caso que nos ocupa. El tema de la clonación, tan de moda y tan proclive a debates filosóficos y éticos, es la base de El 6º día (2000), un film muy en la línea de los de Schwarzenegger, pero en esta ocasión un tanto mediocre.

Como decía, la clonación de seres humanos está en la base de esta cinta; pero tratándose de un film de  Arnold Schwarzenegger no podemos esperar que el tema esté tratado de una manera seria ni en profundidad; es solo un punto de partida para desarrollar un film de acción pura y dura, género en que tan bien se mueve este actor.

Sin embargo, hasta para hacer un film de estas características hace falta mucho talento, cosa que parece no tener el señor Roger Spottiswoode, con una dirección bastante pobre, con escenas tan mal filmadas que parecen impropias de una película de un actor de la talla y el caché de Schwarzenneger. Y es que no es suficiente con acumular efectos especiales, disparos a mansalva, artilugios inverosímiles (estoy pensando en el mando a distancia del helicóptero), mujeres y niños en peligro y malos que resucitan cada dos por tres como si nada..., hace falta mucho más y, sobre todo, hacer las cosas bien.

Los decorados son bastante pobres, el ritmo no siempre es el correcto, los diálogos están llenos de frases hechas sin gracia ni emoción y encima el final es bastante previsible, y muy poco convincente además, con uno de esos apaños tan forzados que resulta casi ridículo. Es todo tan vulgar que no he sentido tensión ni emoción con ninguna de las escenas supuestamente más importantes. Solamente hay un detalle que salvaría de esta película: la relación entre el doctor Griffin Weir (Robert Duvall) y su esposa, con una buena dosis de sinceridad y con un par de escenas verdaderamente conmovedoras; curiosamente, es la parte de la película que más se aleja de la tónica dominante, la acción pura y dura. Pero también son las únicas escenas en que sentimos algo hacia unos personajes de la película que sí que parecen vivos y que nos pueden trasmitir algo. Porque el resto son personajes muy estereotipados, predecibles y sin profundidad.

Definitivamente, para los fanáticos de Arnold, esta no es, con diferencia, su mejor película. Si bien es el género en el que mejor se maneja, es evidente que no siempre elige los proyectos de más calidad. En esta ocasión estamos ante un film bastante ramplón que puede entretener pero en el que hay importantes carencias y un nivel general de calidad que deja bastante que desear.

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