El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 2 de junio de 2017

Perseguido



Dirección: Paul Michael Glaser.
Guión: Steven E. de Souza (Historia: Stephen King).
Música: Harold Faltermeyer.
Fotografía: Thomas del Ruth.
Reparto: Arnold Schwarzenegger, María Concita Alonso, Yaphet Kotto, Jim Brown, Jesse Ventura, Erland Van Lidth, Marvin J. McIntyre, Richard Dawson, Toru Tanaka.

En el 2017 la sociedad ha entrado en crisis y un estado totalitario lo controla todo. La televisión se ha convertido en un medio para tener a la población bajo control, entretenida y adoctrinada, y el programa de más audiencia es "Perseguido", donde delincuentes escogidos han de intentar escapar de sus perseguidores, en una lucha a muerte.

Estamos ante una película de acción pura y dura para mayor lucimiento de su estrella: Arnold Schwarzenegger, en plena forma física en aquellos años y asentando su carrera, si bien este título es de los más prescindibles de su curriculum. En realidad, Perseguido (1987) no deja de ser un producto de serie B bastante cutre en muchos aspectos y que además ha envejecido bastante mal.

Para empezar, la historia no está muy bien desarrollada, y eso que un futuro donde la televisión sirve productos basura y miente con descaro para manipular y adoctrinar a la gente es algo mucho más cercano hoy en día que un concepto de ciencia-ficción, como se planteaba en la película. Pero si la idea puede tener cierto interés, su desarrollo es bastante patético, con un guión que se limita a lo más elemental, unos diálogos muy poco elaborados y una trama tan burda que no resulta creíble en absoluto, así como la simpleza de los espectadores, que casi parecen discapacitados. Es el problema de no tomarse en serio lo que se tiene entre manos y enfocar la película en el plano meramente de la acción, donde Paul Michael Glaser (famoso por encarnar al detective Starsky en la serie Starsky y Hutch de los años setenta del siglo pasado) no duda en mezclar el humor con una violencia algo excesiva, si bien sin caer, afortunadamente, en el mal gusto por los detalles excesivamente sangrientos.

Junto a esta simplicidad de la historia tenemos un reparto con unos actores muy poco brillantes. Es cierto que de Schwarnegger no se esperaba un trabajo de actor meritorio, más allá del lucimiento físico, pero es que sus compañeros de reparto son también bastante limitados, salvo Yaphet Kotto y, especialmente, un inspirado Richard Dawson en el papel del manipulador presentador del concurso de televisión.

Si la puesta en escena resulta muy pobre y ha envejecido pésimamente, otro tanto podemos decir de la música de Harold Faltermeyer, repetitiva y cansina y que entorpece muchas veces más que resaltar las escenas de acción.

En definitiva, una película bastante floja, totalmente prescindible salvo para los fans del Arnold Schwarzenegger. Su presencia es lo único que ha hecho que esta película no termine en el olvido absoluto.

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