El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

La ola



Dirección: Dennis Gansel.
Guión: Dennis Gansel y Peter Thorwarth (Novela: Todd Strasser).
Música: Heiko Maile.
Fotografía: Torsten Breuer.
Reparto: Jürgen Vogel, Frederick Lau, Jennifer Ulrich, Max Riemelt, Christiane Paul, Elyas M'Barek, Jacob Matschenz, Cristina Do Rego, Maximilian Maus, Maximilian Vollmar.

En un instituto alemán, durante la semana de proyectos, el profesor Rainer Wenger (Jürgen Vogel) debe impartir una lección sobre la autarquía y se le ocurre poner en práctica un proyecto que explique a sus alumnos el funcionamiento de un régimen dictatorial.

Las películas que invitan a reflexionar son bastante raras, por regla general. En el cine, como industria que es, lo que prima son aquellos productos que buscan el beneficio económico como prioridad fundamental. La ola (2008) viene a ser, pues, una excepción al cine meramente comercial al exponer un tema que nos lleva a reflexionar en profundidad sobre asuntos tan importantes como la educación, la manipulación de los jóvenes, el poder, las dictaduras, el compromiso, la solidaridad, la política...

Basada en una novela de Todd Strasser, que a su vez se basó en hechos reales acaecidos en California en 1967, La ola cuenta cómo un profesor, Rainer Wenger, que tiene que dar un seminario a un grupo de adolescentes sobre la autarquía, decide poner en práctica un experimento que consistirá en poner en práctica el nacimiento de un movimiento autoritario. Para ello, él será el líder e irá explicando e imponiendo a la clase una serie de normas típicas de todo régimen dictatorial. Así, primero adoptarán algunas pautas de comportamiento básicas, como la manera de dirigirse al profesor y hasta de sentarse. Luego, irán creando una disciplina, una vestimenta igual para todos, un saludo y hasta un nombre y un lago para el grupo, que no parará de crecer hasta desbordar incluso los límites de la propia aula.

El problema es que el profesor Rainer no es consciente en ningún momento de la deriva que va tomando su experimento en manos de unos jóvenes a los que la idea de pertenecer a un grupo que los apoye, en el que sientan más fuertes, les va a llevar a creerse como algo real un simple experimento educativo. Los que un par de días antes veían impensable que se reprodujera el régimen nazi de nuevo en Alemania, en poco tiempo empiezan a repetir actitudes, dentro de su escala, dictatoriales.

La película logra explicar de manera bastante sencilla lo fácil que resulta manipular la mente de adolescentes que necesitan cierta disciplina y a los que la pertenencia a un grupo les da la identidad y la seguridad que necesitan. La ola identifica de modo sencillo, pero claro, diferentes tipos de alumnos, con necesidades, carencias y motivaciones propias, y que tienen todas cabida en el grupo uniformador. Grupo que excluirá sin remedio a los diferentes o a los críticos.

En cuanto a la parte meramente técnica, Dennis Gansel consigue crear un film bastante dinámico, sin perderse en detalles innecesarios, con lo que el desarrollo de la historia es siempre ágil. Consigue también representar con bastante acierto el universo adolescente, con sus gustos, sus necesidades, su variedad, sus carencias, inseguridades y necesidades.

Quizá donde no consigue o no se esfuerza lo suficiente es a la hora de mostrar la personalidad del profesor Rainer, que queda algo menos clara. Solamente al final, con los reproches de su pareja, podemos conocerlo algo mejor, pero aún así me parece insuficiente.

A nivel de interpretaciones, he de reconocer que el trabajo de todos los actores de la película, en especial los jóvenes, que suele ser el punto donde más se notan las carencias en general, me pareció excelente, con una naturalidad pasmosa.

La ola es una película sumamente interesante, más allá de sus meros aciertos como obra de ficción, que los tiene, pero cuyo verdadero valor reside en analizar con bastante lucidez los problemas de la educación, los peligros de manipulación de los adolescentes, la fuerza de un líder y, en general, lo sencillo que, en un contexto determinado, puede resultar manipular y adoctrinar a la gente, y cómo puede llegar a perder su identidad dentro de un grupo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario