El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 15 de diciembre de 2017

The Salvation



Dirección: Kristian Levring.
Guión: Anders Thomas Jensen y Kristian Levring.
Música: Kasper Winding.
Fotografía: Jens Schlosser.
Reparto: Mads Mikkelsen, Eva Green, Jeffrey Dean Morgan, Michael Raymond-James, Sivan Raphaely, Douglas Henshall, Mikael Persbrandt, Jonathan Pryce, Eric Cantona, Nanna Øland Fabricius.

Jon Jensen (Mads Mikkelsen), un inmigrante danés, tras siete años en Estados Unidos, consigue traer a su lado a su mujer y a su hijo. Pero el mismo día de su llegada, son asesinados por un ex-presidiario, hermano de un matón local.

Que en 2014 vuelva a estrenarse un western es sin duda una gran sorpresa. Pero además, si este western es danés, la sorpresa es mayúscula. Y reuniendo estos dos detalles, más mi pasión por el género que alimentó mi infancia, está claro que había que darle una oportunidad a The Salvation.

Si somos estrictos, hemos de reconocer que The Salvation es una película más efectista que eficaz; una de esas propuestas un tanto manieristas que se centran más en los detalles técnicos y en imprimir cierto estilo visual y rítmico que en aportar un contenido elaborado. Y es que si resumimos el argumento, comprobamos que no hay nada realmente original. Es la típica historia de venganza: un hombre pierde a su mujer y a su hijo primero, y a su hermano después, y decide vengar su muerte. Decía que estaba resumiendo el argumento, pero en realidad esa es toda la historia. No hay más. Lo novedoso, que tampoco en exceso, será el tratamiento, la atmósfera que crea Kristian Levring.

Quizá lo que más llama la atención es la fotografía de Jens Schlosser, que le da un toque especial al film, a veces con apariencia que puede recordar a ciertas adaptaciones de cómics.

En relación al estilo, The Salvation parece beber del spaghetti western en cuanto a la parquedad de los diálogos, la esquemática descripción de los personajes y sus motivaciones (reducidos ambos a un mero esquematismo) e incluso la ambientación, que incide en lo pobre, lo desgastado, lo roto, con cierto gusto por el feísmo. A diferencia, eso sí, de las obras más representativas del spaghetti western, que se recreaban en escenas que parecían no tener fin, aquí el director es más conciso, omitiendo secuencias interminables centradas en un detalle, y tampoco siente una predilección morbosa por los detalles sangrientos; si bien la película no huye de la violencia, Levring tiene el buen gusto de dejar algunos momentos fuera del foco.

The Salvation, a pesar de lo simple de su argumento, además de no ofrecer en su desarrollo ni en su desenlace ninguna sorpresa, transcurriendo todo por caminos muy vistos y previsibles, logra mantener el interés del espectador, al menos de aquel que, como yo, se nutrió del género desde la infancia, gracias a un desarrollo sencillo pero sin desvíos, con lo que siempre está sucediendo algo en la pantalla o a punto de suceder. Es verdad que no aporta nada nuevo al género, sino que más bien repite fórmulas pasadas, pero con cierto estilo y, sobre todo, respetando las reglas del western, algo que agradecerán los más puristas.

Sin duda, un western menor, pero que los seguidores del cine del oeste agradecerán en esta época de sequía en el género.

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