El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 12 de febrero de 2018

El único superviviente



Dirección: Peter Berg.
Guión: Peter Berg (Libro: Marcus Luttrell).
Música: Steve Jablonsky.
Fotografía: Tobias A. Schliessler.
Reparto: Mark Wahlberg, Taylor Kitsch, Ben Foster, Emile Hirsch, Alexander Ludwig, Eric Bana, Jerry Ferrara, Scott Elrod, Yousuf Azami, Ali Suliman.

En el años 2005, cuatro militares del grupo de élite SEAL recibe el encargo de una peligrosa misión: adentrarse en territorio enemigo, en Afganistán, para matar a un líder terrorista talibán.

Con El único superviviente (2013) el cine norteamericano regresa a una vieja fórmula del cine bélico, incluso del western, que consiste en aprovechar un conflicto, en este caso de terrible actualidad, como es el terrorismo islámico, para hacer propaganda de sus fuerzas armadas.

Peter Berg lo tiene claro: basándose en hechos reales, construye una película con un argumento tremendamente simplista. Todo se reduce, tras una breve introducción, donde se dedica a presentar a los protagonistas de la historia remarcando el elemento humano, con breves pero muy intencionadas pinceladas, a crear un film dominado al completo por la acción donde se va a dejar muy claro quienes son los buenos y quienes los malos. En el primer bando, claro, los norteamericanos, que son un dechado de virtudes, incluyendo una extraña y suicida compasión hacia el enemigo que de verdad que cuesta entender. Curiosamente, o no tanto, en función de esa extraña y peculiar moralidad siempre presente en este tipo de historias, el único superviviente de los cuatro será aquel que se muestra partidario de liberar a los prisioneros afganos, a pesar de ser consciente de las consecuencias de hacerlo. Las buenas acciones, divina o milagrosamente, son recompensadas, parece decirnos esta moralidad simplista.

Del lado contrario, los talibanes: enemigos sin identidad, de mirada hosca, con una superioridad numérica del todo insultante y antideportiva, sin ninguna compasión, de una crueldad, hasta con sus propios compatriotas, espeluznante.

Como se puede ver, un maniqueismo y un enfoque para nada equilibrado ni objetivo. Se trata de vender una causa y Peter Berg se ocupa de ello sin el más mínimo disimulo.

Si somos capaces de mantener la propaganda al margen, hemos de reconocer que la película, de una duración importante, está contada con una agilidad y un nervio sobresalientes. La tensión se masca en cada instante, logrando trasmitirnos con gran acierto el peligro en que se encuentran los soldados americanos, llegando a sentir la angustia casi en carne propia. El realismo como están filmados los disparos, las caídas, las heridas... parece traspasar la pantalla. Desde este punto de vista, exclusivamente, la película es excepcional.

Para aquellos que busquen un film bélico de acción pura y dura filmado con maestría, sin duda disfrutarán de esta propuesta, que va directa al grano. Sin embargo, es difícil abstraerse de la carga propagandística que se huele en cada fotograma, lo que penaliza y mucho la valoración de la película,  bastante tendenciosa y demasiado simplista en todo su planteamiento.

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