El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 7 de febrero de 2018

La amenaza de Andrómeda



Dirección: Robert Wise.
Guión: Nelson Gidding (Novela: Michael Crichton).
Música: Gil Mellé.
Fotografía: Richard H. Kline.
Reparto: Arthur Hill, David Wayne, Kate Reid, James Olson, Paula Kelly, George Mitchell, Ramon Bieri.

Cuando un satélite se estrella en una pequeña población de Nuevo México, todos sus habitantes mueren misteriosamente, menos un viejo y un bebé. Un equipo científico intentará descubrir la causa de esas muertes.

La amenaza de Andrómeda (1971) es todo un clásico del género de ciencia-ficción que conserva, a pesar del tiempo transcurrido, no pocos alicientes para verla, como por ejemplo el intentar darle al género un trasfondo científico lo suficientemente bien elaborado para otorgarle ciertos visos de realidad a la historia.

De esta manera, lo primero que destaca es que la película no pretende ser un mero film de acción bajo el envoltorio de la ciencia-ficción. Al contrario, se trata de una película que ahonda en los aspectos científicos, siguiendo con bastante fidelidad la novela del mismo título de Michael Crichton. Se trata de tomarse en serio el género, dejando de lado los aspectos más rocambolescos para buscar un rigor en todo lo relatado.

Y precisamente, esa búsqueda de la credibilidad y rigor científico por encima de todo son uno de los lastres del film, que se vuelve por momentos un tanto tedioso. El relato se excede en detalles técnicos, olvidándose el guionista que el cine requiere de un tratamiento propio, muy diferente al relato escrito. Y precisamente, por la profusión de esos detalles, el film adquiere una duración demasiado larga, lo que tampoco ayuda a hacer de la historia un relato dinámico, contando la película de no pocas partes que seguramente podrían haberse acortado o suprimido.

A pesar de ello, hay que reconocer que Wise se esfuerza en mantener la tensión y el interés de espectador dentro de un envoltorio poco propicio. El director busca crear cierta emoción con los pocos elementos que tiene a su alcance y quizá donde mejor se aprecia eso en el final. Pero a pesar de los intentos del director, la película parte de un planteamiento un tanto equivocado.

En cambio, lo que me parece todo un acierto es el diseño de producción, en el que se nota el paso del tiempo, es verdad, pero que aún a día de hoy resulta del todo convincente a pesar de los años transcurridos. Visualmente, La amenaza de Andrómeda recuerda en no pocos detalles a 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), sin duda un film que marcó el futuro del género.

En cuanto al reparto, no contamos en este caso con unos actores muy conocidos y ello quizá penaliza un poco la película. En general, su trabajo no es demasiado brillante y están quizá también lastrados por una caracterización de sus personalidades demasiado simplista y estereotipada.

Sin estar al nivel de las grandes obras del género, podemos decir que La amenaza de Andromeda es un digno exponente de las tendencias del género en los años setenta, conservando aún muchas de sus virtudes intactas. Recomendada sin duda para entusiastas del género especialmente y también para amantes de la historia del cine.

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