Dirección: Roger Donaldson.
Guión: Karl Gajdusek y Michael Finch (Novela: Bill Granger).
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Romain Lacourbas.
Reparto: Pierce Brosnan, Luke Bracey, Olga Kurylenko, Will Patton, Caterina Scorsone, Eliza Taylor, Bill Smitrovich, Patrick Kennedy, Lazar Ristovski.
Peter Devereaux (Pierce Brosnan), antiguo agente de la CIA, vive un retiro tranquilo en Suiza cuando son requeridos sus servicios para una misión especial: sacar de Rusia a una antigua amiga que posee información confidencial muy valiosa.
La primera impresión que nos da La conspiración de noviembre (2014) es la de una especie de versión de los films de James Bond, algo que se refuerza por la presencia de Pierce Brosnan en un papel que bien podría jugar el agente 007. Si además le sumamos la presencia de una chica Bond, Olga Kurylenko, parece que ya no falta nada.
Además, el argumento de La conspiración de noviembre parece una mera excusa para dar rienda suelta a un film lleno de peleas, persecuciones, espionaje, agentes que no son lo que parecen, conspiraciones internacionales... es decir, un coctel que podríamos encontrar sin problemas en una de las entregas de la saga Bond.
Y La conspiración de noviembre en realidad no se plantea nada más que ser un mero vehículo de entretenimiento, un film de acción pura y dura con toda la serie de elementos típicos de este género. Así, nos encontramos con el agente implacable que ha de hacer frente a la que puede ser su última misión y, además, la más dura, pues no sólo tendrá que ver morir a su antigua amante, sino que su propia hija estará en peligro y, por si todo esto no fuera suficiente, deberá enfrentarse a un antiguo discípulo suyo que ahora va tras sus pasos.
Sí, es cierto, todo suena a demasiado visto, el argumento no es precisamente muy original. Es quizá el principal problema de esta película: no aporta en realidad nada nuevo al género, con una acumulación constante de tópicos y, por lo tanto, con la sensación de que todo lo que nos cuenta está ya muy explotado. Y cuando queremos buscarle sentido a la trama, enrevesada y caótica por momentos, nos damos cuenta que en realidad no es del todo coherente. Y es que parece que tampoco es lo que se pretendía; es el conocido MacGuffin de Alfred Hitchcock, es decir, una mera disculpa que da igual que se entienda o no, que sea coherente o no, basta que sirva para crear una base mínima de intriga sobre la que montar la película.
Porque lo que en realidad importa es la acción, hacer un film dinámico, sin pausas, sin detenerse en nada que no apoye el ritmo frenético.
Eso sí, el director cuenta con la ayuda inestimable de Pierce Brosnan, sin duda un actor muy dotado para encarnar este tipo de personajes, a los que aporta glamour y credibilidad a partes iguales.
¿Consigue finalmente Roger Donaldson su propósito? Si lo que pretendemos es pasar un rato entretenido, sin demasiadas complicaciones, la película cumple con su función. Hay nervio, hay tensión, intriga, el final no decepciona y el director consigue mantener el interés sin problemas.
Sin embargo, también constatamos que la historia podría haber aportado algo más. La saga de Jason Bourne, a la que nos recuerda también esta película, demostró que un film de acción puede ser muy bueno, no solo como mero pasatiempo, sino aportando algo más y sin salirse de los cánones del género. Aquí tenemos la sensación de que el argumento es demasiado rutinario, los personajes parecen casi caricaturas de unos modelos ajenos e incluso en algunos momentos tenemos la impresión de que algunas escenas están mal rematadas o metidas con calzador, con personajes que no se sabe muy bien qué aportan. En resumen, que parece un entramado algo chapucero, hecho sin el cuidado suficiente.
Seguramente a aquellos que no busquen más que pasar el rato, la película les entretendrá, pero siempre se puede pedir algo más que un producto que la impresión de estar prefabricado.
Guión: Karl Gajdusek y Michael Finch (Novela: Bill Granger).
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Romain Lacourbas.
Reparto: Pierce Brosnan, Luke Bracey, Olga Kurylenko, Will Patton, Caterina Scorsone, Eliza Taylor, Bill Smitrovich, Patrick Kennedy, Lazar Ristovski.
Peter Devereaux (Pierce Brosnan), antiguo agente de la CIA, vive un retiro tranquilo en Suiza cuando son requeridos sus servicios para una misión especial: sacar de Rusia a una antigua amiga que posee información confidencial muy valiosa.
La primera impresión que nos da La conspiración de noviembre (2014) es la de una especie de versión de los films de James Bond, algo que se refuerza por la presencia de Pierce Brosnan en un papel que bien podría jugar el agente 007. Si además le sumamos la presencia de una chica Bond, Olga Kurylenko, parece que ya no falta nada.
Además, el argumento de La conspiración de noviembre parece una mera excusa para dar rienda suelta a un film lleno de peleas, persecuciones, espionaje, agentes que no son lo que parecen, conspiraciones internacionales... es decir, un coctel que podríamos encontrar sin problemas en una de las entregas de la saga Bond.
Y La conspiración de noviembre en realidad no se plantea nada más que ser un mero vehículo de entretenimiento, un film de acción pura y dura con toda la serie de elementos típicos de este género. Así, nos encontramos con el agente implacable que ha de hacer frente a la que puede ser su última misión y, además, la más dura, pues no sólo tendrá que ver morir a su antigua amante, sino que su propia hija estará en peligro y, por si todo esto no fuera suficiente, deberá enfrentarse a un antiguo discípulo suyo que ahora va tras sus pasos.
Sí, es cierto, todo suena a demasiado visto, el argumento no es precisamente muy original. Es quizá el principal problema de esta película: no aporta en realidad nada nuevo al género, con una acumulación constante de tópicos y, por lo tanto, con la sensación de que todo lo que nos cuenta está ya muy explotado. Y cuando queremos buscarle sentido a la trama, enrevesada y caótica por momentos, nos damos cuenta que en realidad no es del todo coherente. Y es que parece que tampoco es lo que se pretendía; es el conocido MacGuffin de Alfred Hitchcock, es decir, una mera disculpa que da igual que se entienda o no, que sea coherente o no, basta que sirva para crear una base mínima de intriga sobre la que montar la película.
Porque lo que en realidad importa es la acción, hacer un film dinámico, sin pausas, sin detenerse en nada que no apoye el ritmo frenético.
Eso sí, el director cuenta con la ayuda inestimable de Pierce Brosnan, sin duda un actor muy dotado para encarnar este tipo de personajes, a los que aporta glamour y credibilidad a partes iguales.
¿Consigue finalmente Roger Donaldson su propósito? Si lo que pretendemos es pasar un rato entretenido, sin demasiadas complicaciones, la película cumple con su función. Hay nervio, hay tensión, intriga, el final no decepciona y el director consigue mantener el interés sin problemas.
Sin embargo, también constatamos que la historia podría haber aportado algo más. La saga de Jason Bourne, a la que nos recuerda también esta película, demostró que un film de acción puede ser muy bueno, no solo como mero pasatiempo, sino aportando algo más y sin salirse de los cánones del género. Aquí tenemos la sensación de que el argumento es demasiado rutinario, los personajes parecen casi caricaturas de unos modelos ajenos e incluso en algunos momentos tenemos la impresión de que algunas escenas están mal rematadas o metidas con calzador, con personajes que no se sabe muy bien qué aportan. En resumen, que parece un entramado algo chapucero, hecho sin el cuidado suficiente.
Seguramente a aquellos que no busquen más que pasar el rato, la película les entretendrá, pero siempre se puede pedir algo más que un producto que la impresión de estar prefabricado.
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