Dirección: Zackary Adler.
Guión: Zackary Adler y James Edward Barker.
Música: James Edward Barker y Tim Despic.
Fotografía: Michel Abramowicz.
Reparto: Olga Kurylenko, Gary Oldman, Amit Shah, William Moseley, Calli Taylor, Dermot Mulroney, Alicia Agneson, Greg Orvis, Craig Conway.
Un temible traficante de armas, Ezekiel Mannings (Gary Oldman), a punto de ser juzgado por asesinato, hará todo lo posible por evitar que Nick Murch (Amit Shah), el único testigo que va a declarar en su contra, siga con vida.
Lo primero que percibimos nada más comenzar La mensajera (2019) es que estamos ante una cinta con un argumento realmente esquemático y sin ningún recorrido, de ahí que toda la parte en que se prepara la declaración del testigo, con la mensajera (Olga Kurylenko) acudiendo a entregar el equipo para la conexión de Nick con el juzgado que lleva el caso, se alargue artificialmente. Y es que más allá del planteamiento inicial, el resto de la historia transcurre en un aparcamiento donde Nick, ayudado por la misteriosa mensajera, intentan escapar de los policías corruptos que quieren acabar con ellos.
Si ya el argumento es un lastre importante, por cuanto se limita a plantear lo más básico dejando de lado cualquier intento de profundizar en la trama o en los personajes, que se quedan en meras figuras sin profundidad y, por tanto, con escaso interés, el desarrollo no logra elevar el nivel de la producción. Adler se limita a una puesta en escena muy básica donde los acontecimientos se desarrollan con una falta de originalidad alarmante. Nada escapa de lo tópico y toda la parte de la historia en el aparcamiento es muy poco estimulante, con el único recurso de los detalles macabros en las muertes para intentar darle algo de fuerza a las escenas, tan poco originales que incluso a veces podemos tener la impresión de que el director repite secuencias por lo poco variado del desarrollo. El único recurso que utiliza el director para aligerar esta parte de la película, que ocupa casi todo el metraje, es alternar secuencias en el piso de Mannings, que está esperando que le confirmen la muerte del testigo. Y de nuevo en esos intervalos comprobamos la falta de variedad y riqueza del argumento, volviendo a caer en director en escenas sin fuerza, con diálogos absurdos y donde hasta Gary Oldman da una imagen bastante triste, lastrado por un personaje de cartón piedra incapaz de hilvanar una frase con algo de interés y limitándose a repetir gestos y gruñidos con escasa variedad y menos convicción.
Es todo tan burdo, tan poco trabajado, que cuesta creer que algo así encuentre quién lo financie. Desde luego, ni como película de intriga ni de acción La mensajera consigue nada más que aburrirnos y asombrarnos por su falta absoluta de un mínimo de profundidad y coherencia. Para escapar de ella sin miramientos.
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