Una nueva muestra de ese subgénero de cine policíaco con el psicópata de turno haciendo cafradas, cuanto más asquerosas parece que mejor. Pero hasta para este tipo de films se requiere un poquito de esfuerzo. No vale cualquier cosa.
Un asesino psicópata va dejando pistas en sus crímenes para que la policía intente anticiparse, si puede, a sus movimientos. Pero solamente Lincoln Rhyme (Denzel Washington), un policía que ha quedado paralítico a causa de un accidente, parece capaz de descifrarlas. Con la ayuda de una joven policía con grandes dotes para la investigación, Amelia Donaghy (Angelina Jolie), Lincoln busca la manera de poder detener tantas muertes.
El coleccionista de huesos (Phillip Noyce, 1999) se situa en la estela de Seven (David Fincher, 1995) intentando, seguramente, aprovecharse de la fama de ésta y del morbo que rodea a este tipo de películas. El problema es que Seven tenía un buen argumento, un diseño de los protagonistas completo, una buena puesta en escena y cierta originalidad, además de conseguir ir un paso más allá de la mera trama criminal. Pero El coleccionista de huesos es un film vacío, sin nada nuevo que ofrecer.
La trama es más que previsible, de manera que el único interés, a los cinco minutos de comenzar la película, es saber sencillamente quién será el asesino y el porqué de sus macabros asesinatos. Poca cosa para mantener el interés a lo largo de toda la película. Porque ni el desarrollo ni los personajes ni las tramas secundarias (el capitán de policía idiota que entorpece las investigaciones sin mucho sentido) consiguen captar nuestro interés. Es todo demasiado previsible, demasiado vulgar, todo está muy visto, como la relación de los protagonistas, que comienzan bastante mal para terminar siendo uña y carne. La verdad es que la película es un cúmulo de tópicos mal añadidos y los personajes protagonistas no acaban de convencernos ni de lejos.
Ello hace que, conforme vamos comprendiendo que todo el film no es más que un vulgar montaje sin nada nuevo que ofrecernos, paulatinamente nos vayamos desentendiendo de la trama y sólo nos quede el remoto consuelo de poder tener un final un tanto aceptable. Pero como era de esperar, el final es casi lo peor de todo: el asesino da la impresión que hubiera podido ser cualquiera, pues su elección carece de lógica, de justificación y hasta de interés. Para colmo, al final se comporta como un atolondrado a quién un paralítico le pega una paliza que casi lo mata; ¡increíble! Y por si este final no fuera suficiente, el guión aún nos depara la traca final con reconciliación familiar incluida. Pero como ni sabíamos el motivo del distanciamiento del protagonista con su hermana, el encuentro final de ambos nos deja del todo indiferentes.
En definitiva, un pobre guión para una película previsible, absurda y tópica. Ni el tirón de la pareja protagonista, Denzel Washington y Angelina Jolie, que no transmiten mucha química entre ellos, por cierto, es capaz de salvar tamaña tontería.
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