El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 27 de junio de 2011

Pisando fuerte





Dirección: Kevin Bray.
Guión: Brian Koppelman, David Klass, Channing Gibson, David Levien.
Música: Graeme Revell.
Fotografía: Glen MacPherson.
Reparto: Dwayne "The Rock" Johnson, Johnny Knoxville, Neal McDonough, Kristen Wilson, Ashley Scott, Michael Bowen, Kevin Durand, Khleo Thomas, John Beasley, Barbara Tarbuck.

Pisando fuerte (Kevin Bray, 2004), película basada en hechos reales ocurridos en una pequeña población de Tennessee, Adamsville, es un remake un tanto libre de la película del mismo título filmada en 1973 por el director Phil Karlson, la cuál sí que se rodó incluso en el mismo Adamsville.

Chris Vaughn (The Rock), sargento de las fuerzas especiales retirado, regresa a su pueblo natal tras años de ausencia para reencontrarse con su familia y con los amigos de la infancia. Pero pronto comprobará que muchas cosas han cambiado en el pueblo: la serrería que daba trabajo a sus habitantes ha cerrado y la fuente de ingresos ahora es un casino regentado por Jay Hamilton (Neal McDonough), amigo de la infancia que parece haberse convertido en un importante hombre de negocios y que domina la vida en el pueblo.

La verdad es poco puede decirse a favor de este film, más bien prácticmente nada. Y no es que yo tenga algo en contra de este tipo de películas donde prima la acción pura y dura y donde la historia, los personajes y hasta la trama no dejan de ser un simple telón de fondo. Pero es que incluso en este tipo de productos podemos encontrarnos ciertas obras más trabajadas que otras y Pisando fuerte es una de esas películas donde no se ha esmerado nadie lo más mínimo.

El argumento, además de ser de lo más estereotipado y previsible, aún contando con la vitola de estar basado en una historia real, se limita a presentarnos del modo más conciso las premisas básicas para que se desarrolle lo que únicamente parece interesar a su director: las dos o tres escenas de acción de la película, donde sí que se despliega toda la artillería sonora y visual al uso. Pero la historia está tan poco trabajada que se pasa sin pena ni gloria por los momentos claves de la película, como el juicio, la historia de amor del protagonista o las relaciones con su familia. En realidad, los personajes no están prácticamente definidos, quedando reducidos a la mínima expresión, tanto nuestro héroe, que es el típico hombre de bien que se ve obligado a recurrir a la violencia empujado por las circunstancias, como unos villanos de cartón piedra que no llegan realmente a asustar, al no tener casi ni identidad propia, más allá del boceto que los sitúa como los malos de turno. Tampoco los diálogos tienen un mínimo interés; ni la trama está bien desarrollada, quedándose en la típica venganza tantas veces vista y cayendo en las justificaciones más tópicas y ridículas posibles (nuestro héroe se indignará definitivamente cuando descubre que los malos venden drogas a los niños).

La dirección de Kevin Bray transcurre dentro de la normalidad más absoluta, lo que casi es de agradecer. El director se limita a filmar de manera discreta y solo saca el nervio a la hora de filmar las escenas de acción, que tampoco son nada realmente novedoso, pero al menos resultan espectaculares y rompen con la línea plana del resto de la cinta.

En cuanto al reparto, más de lo mismo. Actores secundarios de relleno y protagonistas resultones, a nivel estético (The Rock tiene una presencia rotunda, al más puro estilo Schwarzenegger y Ashley Scott es la típica belleza decorativa, a la que Bray desaprovecha en gran medida) y poco más, pues tampoco es que se les elija por sus méritos interpretativos.

Pisando fuerte es, en definitiva, un intento de hacer una película de acción de mero consumo, sin demasiadas pretensiones y menos méritos. El problema principal de la misma es la falta total del mínimo compomiso con el espectador. Se puede hacer cine de evasión, de "usar y tirar", meros espectáculos visuales, pero con un mínimo de trabajo y de dedicación. En este caso, el esfuerzo creativo ha sido nulo y eso es algo que no se puede pasar por alto; en este tipo de películas ya no se pide demasiado, pero sí llegar a un cierto nivel básico, por debajo del cuál rozamos el ridículo. Se hicieron dos secuelas de esta película, Pisando fuerte 2 (Tripp Reed, 2007) y Pisando fuerte 3 (Tripp Reed 2007), pero con otro protagonista, Kevin Sorbo.

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