El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 30 de junio de 2011

L.A. Confidencial



L.A. Confidencial (Curtis Hanson, 1997) supuso un soplo de aire fresco dentro el cine comercial norteamericano en el momento de su estreno, además de revalorizar un género como el cine negro que había dejado practicamente de exisitir.

La ciudad de Los Ángeles, durante los años cincuenta, se ve sacudida por el crimen organizado y por la corrupción imperante en el seno de la policía. Contra ese estado de corrupción intenta rebelarse el joven Ed Exley (Guy Pearce), aunque para ello tenga que enfrentarse directamente a sus propios compañeros, testificando contra algunos de ellos por violencia policial.

Lo primero que hay que destacar a la hora de hablar de esta película es su excelencia a nivel técnico. Estamos ya acostumbrados a alabar el cine norteamericano por su magnífica factura. En este caso no hablamos de efectos especiales, sino de una ambientación especialmente lograda, por los vestuarios, las luces, los decorados, la música... todo está perfecto y es el marco ideal para encajar una historia densa, intensa y apasionante.

Siguiendo un poco esa tendencia de films corales, donde el papel de protagonista se suele distribuir entre varios personajes, L.A. Confidencial cuenta con varios protagonistas con sus historias concretas que se van entremezclando progresivamente hasta converger en el desenlace final. Y aquí tenemos otro de los puntos fuertes de la cinta: un reparto excelente donde es complicado destacar a un actor por encima de otro, pues todos están a un grandísimo nivel y confieren al film un aire de autenticidad absoluto. Russell Crowe, con su violencia a flor de piel, el cinismo de un Kevin Spacey soberbio, el relamido y un tanto antipático Guy Pearce, el calculador y flemático James Cromwell, Danny DeVitto en el papel del periodista que vive de destapar escándalos, la espectacular Kim Basinger, ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación de una prostituta que imita a Veronica Lake y el resto de brillantes secundarios.

Pero poco se puede hacer con un buen reparto si el guión no está a la altura de las circunstancias y en esta ocasión estamos ante un muy buen guión, por momentos algo confuso, es cierto, lo que hace muy recomendable no contentarnos con una sola visión de la película para poder desentrañar todas las vueltas de un argumento para nada sencillo. Pero a pesar de ello, o tal vez gracias a esa complejidad, explicada al tratarse de una adaptación de una novela de James Ellroy, la historia resulta apasionante, muy creíble y nos engancha a la butaca con los cinco sentidos alerta.

Otro de los aciertos del guión es dejar de lado la clásica división entre buenos y malos, simplista pero poco realista, y mostrarnos unos personajes, protagonistas incluidos, con más sombras que luces, dentro de la mejor tradición del cine negro clásico. Lo que sí que no se evita, tal vez como una pequeña concesión al espectador, es un final relativamente feliz, donde parece imponerse la justicia y cada uno de los supervivientes encuentra su recompensa. No es tampoco un desenlace que moleste, aunque sí que tal vez sobraban un tanto las explicaciones finales, epílogo en el que el director parece hacer un último intento de explicarnos la trama para que el espectador salga de la sala con las ideas un tanto claras.

La labor de Curtis Hanson, también guionista de la cinta junto con Brian Helgeland, a la hora de filmar una historia tan compleja no era sencilla. Primero utiliza la narración del periodista Sid Hudgens (Danny DeVito) para situarnos en el lugar y el momento; luego recurre a sobreimpresionar el nombre de los tres principales protagonistas, los policías Jack Vincennes (Kevin Spacey), Wendell White (Russell Crowe) y Ed Exley (Guy Pearce) para que nos familiaricemos con ellos; también nos mostrará la cara de la persona de quién se habla en algunos instantes concretos, para facilitar su identificación. Sin embargo, no puede evitar que, en el fragor de la historia, la sucesión de acontecimientos y la mezcla de personajes nos lleve a cierta confusión. Pero salvando estos escollos del guión, la labor de Hanson es admirable: su puesta en escena es perfecta, se limita a buscar las mejores tomas cediendo el protagonismo total a la acción y a la historia y mantiene el nervio de la narración de principio a fin, sin un solo momento de flaqueza. Lástima que este excelente trabajo no haya tenido continuidad en una carrera un tanto discreta.

L.A. Confidencial tuvo la mala suerte de coincidir con Titanic (James Cameron, 1997), por lo que de las nueve nominaciones sólo obtuvo el Oscar en dos categorías: la citada de mejor actriz secundaria y al mejor guión adaptado. Creo que L.A. Confidencial, premios aparte, es mucho mejor película que el drama del Titanic, un film resultón pero sin sorpresas. Premios aparte, hay que agradederle el haber dado nueva vida a un género como el cine negro que tantas alegrías nos ha dado en el pasado y que se merece seguir vivo.

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