El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 30 de septiembre de 2012

In & Out (Dentro o Fuera)



Dirección: Frank Oz.
Guión: Paul Rudnick.
Música: Marc Shaiman.
Fotografía: Rob Hahn.
Reparto: Kevin Kline, Matt Dillon, Joan Cusack, Tom Selleck, Debbie Reynolds, Wilford Brimley, Bob Newhart, Shawn Hatosy, Lauren Ambrose, Alexandra Holden, Glenn Close, Whoopi Goldberg.

Howard Brackett (Kevin Kline), profesor de literatura inglesa, está a punto de casarse con la señorita Emily (Joan Cusack), pero surgen complicaciones cuando un antiguo alumno (Matt Dillon) gana un Oscar y se lo dedica a "su antiguo profesor homosexual de literatura". A partir de ese momento y mientras se obstina en negar ante todos su homoxesualidad, Howard empieza a dudar de su orientación sexual.

In & Out (1997) es la prueba de que se puede hacer una buena comedia, cualquiera que sea el tema tratado, si se hace de manera inteligente. La película se inspira en el discurso de Tom Hanks al recoger su Oscar por su interpretación en Philadelphia (Jonathan Demme, 1993) y cuenta con un magnífico guión de Paul Rudnick que es la clave para que el film fuera un gran éxito, llegando a ser la película más taquillera en los Estados Unidos en su momento.

La clave es haber sabido tratar un tema ciertamente delicado a base de un sano sentido del humor que quita hierro al tema de la homosexualidad y predica la acertada idea que no hay nada más sano que ser sincero con uno mismo. Porque el profesor Brackett no sabe que es gay debido a su tradicional educación conservadora y a vivir en una pequeña comunidad de sólidas tradiciones norteamericanas. Cuando se plantea la posibilidad de que pueda ser homosexual, Brackett va a negarlo ante todos y, especialmente, ante sí mismo. No hay posibilidad de admitir tal cosa, no sabría cómo enfrentarse a esa noticia ni a su entorno. Poco a poco, sin embargo, y gracias a la influencia de un reportero de televisión, Peter Malloy (Tom Selleck), Howard se va reconociendo a sí mismo, hasta darse cuenta de que realmente siempre ha sido homosexual sin ni siquiera saberlo.

Y el gran acierto de In & Out es plantear este descubrimiento en clave de humor y además aprovechar la ocasión para criticar sin tapujos el mundo de la televisión, de la moda, del cine o de la educación. Y tampoco se libran la familia, los convencionalismos ni el qué dirán. Finalmente, la película se convierte en un sencillo e ingenuo canto a la libertad y la tolerancia. El mensaje es claro: somos como somos y no es nada malo. Lo malo es engañarnos, mentirnos, ser infelices por no aceptarnos como somos, por intentar que nos acepte la sociedad que, en realidad, también es infeliz en cuanto no sea sincera.

No es una mensaje demasiado original ni novedoso. Pero la idea funciona de maravilla porque el film está plagado de momentos genuinamente graciosos, de chistes muy oportunos que no caen en el exceso o el ridículo. Se explota la parte cómica de la historia de una manera inteligente y comedida. Algunos momentos son especialmente buenos, dentro de un tono general muy elevado, como la escena del baile de Howard, cuando las madres se confiesan pequeños secretos íntimos o la fiesta de graduación en el instituto, una pequeña concesión a la emoción que es un digno broche final a la historia. Incluso el recurrir a Tom Selleck para el papel de homosexual me parece un gran acierto. Y ello nos lleva a otro de los puntos fuertes de la cinta: el reparto. Todos los actores brillan a gran nivel y es un placer volver a disfrutar por ejemplo de la presencia de Debbie Reynolds. Pero sin duda la película es de Kevin Kline, genial de principio a fin con un papel donde brilla su talento especial para la comedia, con esa mezcla de expresividad y contención que funciona de maravilla. La escena del beso con Tom Selleck es memorable.

In & Out me ha parecido una muy buena comedia, sencilla, valiente y muy graciosa. Es gratificante encontrarnos en estos tiempos con un producto así que, sin grandes alardes, logra con creces hacernos pasar un muy buen rato, sacándonos un buen puñado de risas y sabiendo ponerse sentimental cuando la situación lo requería, pero siempre desde el equilibrio y la mesura. Un acierto.

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