El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 12 de enero de 2016

Alfie



Dirección: Lewis Gilbert.
Guión: Bill Naughton.
Música: Sonny Rollins.
Fotografía: Otto Heller.
Reparto: Michael Caine, Shelley Winters, Millicent Martin, Julia Foster, Jane Asher, Shirley Anne Field, Vivien Merchant, Denholm Elliott, Alfie Bass.

Alfie (Michael Caine) es un joven soltero cuya única pasión son las mujeres. Atractivo y seductor, no tiene problema a la hora de seducirlas. Sin embargo, no quiere comprometerse con ninguna; acérrimo defensor de su soltería e independencia, no tolera que quieran controlarlo o atarlo.

Alfie (1966) es una comedia inglesa que procede de la adaptación de una obra de teatro de Bill Laughton, que escribe el guión de la película, realizando un trabajo impecable. Nunca diríamos que la película procede de una obra teatral, mérito también de una dirección muy meritoria de Lewis Gilbert. La única deuda con su origen está en los momentos en que Alfie se dirige directamente al espectador, narrando los acontecimientos y desvelando sus pensamientos. Un recurso un tanto artificioso pero que, finalmente, no solo funciona muy bien, sino que resulta también esencial para entender mejor la mentalidad del protagonista.

Decía al principio que se trata de una comedia. En realidad, yo tuve la impresión de que se aproximaba mucho más a un drama, especialmente durante la segunda mitad de la cinta.

Es verdad que Alfie tiene un tono ligero, despreocupado, como la personalidad del protagonista: un viva la vida, ligón empedernido pero tremendamente egoísta, incapaz de pensar en nadie más que en sí mismo y su felicidad. Hoy en día, incluso podríamos decir que Alfie es un consagrado machista. Sin embargo, recordemos que la película es de 1966 y la mentalidad entonces era muy diferente, con lo que algunas escenas que hoy nos chocan no eran tan sorprendentes en su momento. Pero dejaré a un lado esta vertiente de la historia, pues no creo que lleve a ningún lugar, más que a estériles debates que creo que no afectan a lo fundamental de la película. Lo que queda claro es que en algunos aspectos se acusa el paso de tantos años desde su estreno.

Porque lo importante, de lo que trata Alfie en definitiva es de la búsqueda de la felicidad. Nuestro protagonista la busca en las mujeres, en el placer de seducirlas y disfrutar con ellas. Y nada más. Su vida no tiene un horizonte claro, ninguna meta más allá de disfrutar el momento. El problema, es que Alfie es tremendamente egoísta y hace sufrir a cuanta mujer se cruza por su camino, pues las utiliza sin pensar en sus sentimientos. Alfie no es una buena persona. Pero ni siquiera lo sabe.

Sin embargo, algunos acontecimientos comienzan a cuestionar su mundo. Primero, es padre. Y descubre que por primera vez hay una persona que le importa realmente. Aún así, será incapaz de renunciar a su independencia. También tendrá que someterse a una cura por un problema en los pulmones, lo que hará que valore, brevemente, la posibilidad de estar cerca de la muerte. Un aborto más tarde y una amante que elige a alguien más joven que él terminan por poner su mundo patas arriba. Alfie se encuentra de pronto solo y empieza a pensar que con el tiempo su vida tendrá que cambiar. No será joven y apuesto para siempre. Tal vez acabe como un perro callejero, vagando sin dueño en busca de una caricia afectuosa. Y es que nadie puede pasar por la vida sin afectos, sin coger cariño a alguien, sin necesitar ser querido.

Lo que comenzara con visos de comedia, termina siendo una amiga reflexión sobre la vida, la juventud efímera, el egoísmo, la necesidad de afectos y el peligro de la soledad. Sin duda, una reflexión nada amable sobre la vida y sus peajes, de los que nadie está exento.

Michael Caine realiza un trabajo espectacular. Elegante, seductor, despreciable pero también tierno y frágil, demuestra sin lugar a dudas su gran talento, siendo el alma de la película.

Sin duda, un film muy interesante y sorprendente que nos dejará un buen puñado de cosas en qué pensar.

Alfie fue nominada como mejor película, actor principal (Caine), actriz secundaria (Vivien Merchant), canción y guión adaptado. En 2004, Charles Shyer dirigió un remake de la misma protagonizado por Jude Law.

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