El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 24 de enero de 2016

Mr. Holmes



Dirección: Bill Condon.
Guión: Jeffrey Hatcher (Novela: Mitch Culln).
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Tobias A. Schliessler.
Reparto: Ian McKellen, Milo Parker, Laura Linney, Hattie Morahan, Hiroyuki Sanada, Patrick Kennedy, Roger Allan, Frances de la Tour, Nicholas Rowe.

Con 93 años, Sherlock Holmes vive retirado en una casa en Sussex. Viendo como sus capacidades se van deteriorando, intenta rememorar su último caso, acaecido treinta años antes, del que comienza a tener importantes lagunas.

Y se cierra el ciclo. Tras haber disfrutado con los libros y las películas clásicas de Sherlock Holmes, en 1985 llegó la entrañable El secreto de la pirámide (Barry Levinson), que inventaba un posible primer caso del Holmes siendo éste aún adolescente. Ahora, Mr. Holmes (2015) nos muestra los últimos días de la vida del detective, ya mermado en sus facultades, tanto físicas como mentales. Está claro que la figura creada por Conan Doyle sigue resultando tremendamente atractiva y los diversos autores no han podido resistir la tentación de inventarle más aventuras más allá de las relatadas por su creador.

Sin embargo, Mr. Holmes, a pesar de contar el último caso de Sherlock, aborda principalmente la soledad de un hombre anciano que encara los últimos años de su vida. Inevitablemente, repasa sus errores, se lamenta de las pérdidas y, especialmente, intenta recuperar del pozo oscuro de su memoria algo que le atormenta: un error que cometió por egoísmo y que le persigue treinta años después. Lo importante de la película es, por lo tanto, esa visión de un Holmes enfermo y solo, refugiado en el campo, en compañía de sus abejas, y que lucha desesperadamente contra su pérdida de memoria.

En esa soledad, Holmes encontrará la ayuda y el estímulo que representa el joven Roger (Milo Parker), el hijo de su ama de llaves (Laura Linney), un muchacho inteligente con el que Holmes entablará una relación de gran complicidad.

Las dos tramas paralelas al retrato del detective son sin duda menos interesantes, aunque son el contrapunto necesario y la justificación de la historia. Es cierto que de haber sido más apasionantes, la película habría ganado enteros en cuanto a film policíaco. Pero me temo que no era esa la intención del director. Está claro que lo que centraba sus deseos era el retrato de un Sherlock Holmes anciano, enfrentado a sus últimos días, haciendo memoria y recapitulando lo que fue su vida. Y aquí vemos la amargura del hombre, no del personaje, una vez perdidos para siempre sus amigos, su hermano y abandonada su profesión. Ahora está solo frente al espejo, y ve a un hombre solitario y triste, sin afectos.

Está claro que el tono de la historia es bastante sentimental. Sin embargo, no llega a abusar de ello Bill Condon, lo cuál es uno de sus aciertos. Otro, una puesta en escena muy cuidada, con una ambientación exquisita y una fotografía preciosa. Visualmente, Mr. Holmes es un regalo para los sentidos.

Pero lo mejor de todo sin duda es el trío protagonista: Ian McKellen, que da vida a Holmes en diversos momentos de su vida, con lo que sus registro cambia de la madurez a la vejez, realiza un trabajo muy convincente, sin duda brillante a veces. Su Holmes es totalmente creíble y absolutamente humano. Laura Linney está también perfecta, con una expresividad maravillosa. Pero la grata sorpresa fue el magnífico trabajo del joven Milo Parker, si sigue así le auguro un brillante porvenir.

Como curiosidad, mencionar la breve aparición de Nicholas Rowe dando vida a un Sherlock Holmes cinematográfico, pequeño homenaje a su papel del detective en la citada El secreto de la pirámide.

Mr. Holmes es pues un film honesto, serio, con grandes momentos y una cuidada puesta en escena que nos ofrece una visión muy enternecedora y conmovedora del detective más famoso de la literatura, pero centrándose más en su lado humano, en lo que queda cuando todo lo demás parece perderse, cuando ya no hay tiempo para nada más que para poner las cosas en orden y hacer balance. Un film meritorio.

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