El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Antes de que te vayas



Dirección: Chris Evans.
Guión: Ronald Bass, Chris Shafer, Jen Smolka y Paul Vicknair.
Música: Chris Westlake.
Fotografía: John Guleserian.
Reparto: Chris Evans, Alice Eve, Emma Fitzpatrick, Beth Katehis, Daniel Spink, Mark Kassen.

Mientras está tocando su trompeta en la Estación Central, en Nueva York, Nick Vaughan (Chris Evans) ve como una mujer (Alice Eve) pierde el tren en el último momento. Al comprender que está en apuros, decide intentar ayudarla.

Debut en la dirección de Chris Evans, actor más conocido por sus papeles como Capitán América o Antorcha Humana, que cambia aquí radicalmente de registro para ofrecernos una comedia romántica bastante intimista y original.

En los films románticos parece que ya está todo dicho. La base se este tipo de historias es que el chico y la chica se encuentran, se enamoran, se separan y, al final, suelen reconciliarse para satisfacción general. Es un esquema bastante común.

Lo novedoso de Antes de que te vayas (2014) es que en este caso no es así. Nick no pretende ligar con la joven desconocida de la estación, Brooke (Alice Eve), solo ve que está en problemas e intenta ayudarla. Él está aún enamorado de su antigua novia, a pesar de que hace seis años que no se ven. Pero no pierde la esperanza y, precisamente, esa noche puede volver a verla. Por su parte, Brooke es una mujer casada que, de entrada, desconfía de las intenciones de Nick, por quién no se siente atraída ni interesada. Si finalmente acepta su ayuda es, principalmente, porque no le queda otra alternativa, además de comprobar lo peligroso que puede ser para ella pasearse sola de noche por Nueva York.

Por lo tanto, Antes de que te vayas no plantea la esperada historia de amor entre los protagonistas. Es más, ambos intentan ayudarse a solucionar sus problemas sentimentales. Así, Brooke ayuda a Nick a enfrentarse a su ex novia y no dejar escapar la que puede ser su última oportunidad de intentar volver con ella. Al final, la cosa sale mal, pero al menos no se lo reprochará el resto de sus días. Y Nick, que al principio solo quiere proteger y ayudar a una joven sin dinero y sola en la gran ciudad, acaba por conocer los problemas matrimoniales de Brooke y se esforzará por ayudar a salvar su relación, porque ella, a pesar de las infidelidades de su esposo, aún lo ama y desea pelear por su matrimonio.

Por lo tanto, durante gran parte de la película no asistimos al flirteo de los protagonistas, sino a sus confesiones íntimas, en busca de apoyo o simplemente como desahogo. En medio de sus paseos nocturnos, de sus peripecias para conseguir dinero, vamos conociéndolos mejor, al tiempo que ellos también se van conociendo mútuamente, pasando de cierta frialdad a un sincero acercamiento.

Hay pequeños momentos muy hermosos en esas horas juntos, como cuando se hacen pasar por los miembros de una orquesta o cuando visitan al vidente. A decir verdad, toda la historia está repleta de pequeños momentos muy buenos, apoyados en unos diálogos inteligentes, profundos y llenos de sentimientos, que dejan de lado las obviedades para intentar profundizar en las vidas de los protagonistas, en sus deseos, sus fracasos y sus miedos.

Y es reconfortante y hermoso comprobar cómo se ayudan mútuamente, como se comprenden y se apoyan. No hay enfrentamientos absurdos ni manipulación de los sentimientos o situaciones. La noche de los dos es sincera, cercana y muy reconocible para cualquiera que haya pasado por situaciones similares. Es el punto fuerte de la película: su sinceridad, su claridad y su naturalidad. Sabemos que es cine, pero lo percibimos como una reflexión honesta sobre los sentimientos de las parejas.

Al final, tras muchas horas juntos, escuchándose, ayudándose y consolándose mútuamente, parece surgir al fin algo parecido al amor entre Nick y Brooke. Y de nuevo aquí el guión nos vuelve a dar una muestra de inteligencia y delicadeza. Lo esperado hubiera sido el final con la pareja amándose y emprendiendo una nueva vida juntos. Pero quizá lo esperado no hubiera sido lo lógico. Y, a pesar de que nos duela la separación de los dos, lo comprendemos. Eso sí, queda abierta una puerta a la esperanza, para aquellos que deseen otro desenlace, ilógico, sí, pero mucho más gratificante. Pero el guión se cuida mucho de mostrarse obvio. En otro alarde de buen gusto, deja en el aire un posible reencuentro. Pero será el espectador el que elija qué posibilidad le gustaría más como continuación de la historia.

Chris Evans se muestra muy seguro en su faceta de director. Con muy pocos elementos mantiene el interés, con una historia que avanza siempre con paso firme. En realidad, la clave está en ser natural con la cámara, que se esfuerza en no ser protagonista, sino servir a la historia con naturalidad, apoyándose en primeros planos que saben recoger los estados de ánimo de Nick y Brooke por medio de sus miradas, sus gestos, sus parrafadas y sus silencios. En su papel de actor,  Evans también muestra sencillez y naturalidad, como corresponde a su personaje y a su historia. Y Alice Eve, una mujer muy hermosa, no abusa de su físico, cosa que sería hasta comprensible, sino que demuestra que sabe ponerse en la piel de Brooke y mostrarse frágil, sensible, y fuerte cuando hace falta, con naturalidad y convicción.

En resumen, una película que me sorprendió muy gratamente, por su originalidad, en primer lugar, y por la franqueza con la que afronta temas tan delicados como el amor, la pérdida, el desengaño o la lucha; sin dramatismos, sin efectismos. Una muestra de que aún se puede sorprender al espectador si se parte de un trabajo honesto y cuidado.

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