El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Bullit



Dirección: Peter Yates.
Guión: Alan R. Trustman y Harry Kleiner.
Música: Lalo Schifrin.
Fotografía: William A. Fraker.
Reparto: Steve McQueen, Jacqueline Bisset, Robert Vaughn, Don Gordon, Robert Duvall, Simon Oakland, Carl Reindel, Norman Fell, Suzanne Sommers.

El senador Walter Chalmers (Robert Vaughn) encarga al teniente Frank Bullit (Steve McQueen) la custodia de un mafioso que va a testificar contra el Sindicato del Crimen de Chicago. Pero durante la vigilancia, el testigo y un policía son gravemente heridos.

El cine de los años sesenta tiene, en general, unas marcadas señas de identidad, para bien o para mal. Va esta advertencia por delante porque en algunos momentos, estas señas pueden resultar un tanto pesadas. A pesar de esa filiación, Bullit (1968) ha pasado a la historia por una magnífica persecución en coche.

El argumento de la película es bastante sencillo, si bien el guión sabe sacarle un notable partido, sobre todo porque consigue crear una cierta tensión e intriga y, lo que es más importante, de una manera inteligente, sin el recurso a trampas vulgares o engaños maliciosos. Y eso que hay un engaño, es cierto, pero del todo lógico y que además no acapara el protagonismo absoluto, sino que es un elemento más de una trama que los guionistas han sabido explotar al máximo, a pesar de no ser para nada original.

Pero quizá lo que caracteriza a Bullit sea su estilo. Estamos en los años sesenta y eso se nota. La película huye de las señas de identidad del cine negro de los años cuarenta y cincuenta en busca de unos personajes mucho más realistas y creíbles. Así, Bullit no nos parece el tipo duro e infalible al estilo Humphrey Bogart. Es un tipo duro, sí, pero lo han hecho así las circunstancias, el vivir rodeado de lo más sucio de la sociedad. No es que le guste ese mundo, pero alguien ha de hacer ese trabajo.

La película destila realismo por los cuatro costados, con una puesta en escena limpia, desprovista de cualquier artificio, incluso con localizaciones sucias, de los bajos fondos. No se esconde la realidad, sino que se expone con toda naturalidad. Y por esos escenarios se mueven policías sin aura de héroes y políticos corruptos, haciendo uso de su influencia sin ningún reparo, con la impunidad que le otorga su puesto y su dinero. Sin embargo, es verdad que la película tampoco llega profundizar demasiado en ninguno de estos aspectos. Su sencilla puesta en escena también se extiende al retrato de los personajes, muy elemental, y a esbozar las críticas sobre la corrupción policial y política, pero sin ahondar en ello.

No es un film dinámico, sino más bien lo contrario. De hecho, una de las pegas que se le pueden hacer a su director, que realiza en general un buen trabajo, preciso y directo, es la parsimonia con que se toma algunas escenas, como las del aeropuerto, con los aviones despegando o volviendo al hangar, filmados sin prisa, sin cortes ni atajos, en claro contraste con los ritmos mucho más vertiginosos del cine actual.

Y el paso del tiempo también es muy notable en cierto gusto por un realismo un tanto forzado que se nota claramente en el ruido ambiental. Es algo que me chocó al comienzo del film, después te vas acostumbrando, pero en muchos momentos se nota una clara intención en que los sonidos de la calle, de las conversaciones, de las sirenas invadan la pantalla, de nuevo para acentuar la sensación de realismo absoluto.

Pero si Bullit es célebre es por la magnífica persecución del protagonista en su Ford Mustang 390 GT a los matones a sueldo, a bordo de un Dodge Charger. La escena, cuando no se utilizaban efectos especiales, es un prodigio de dinamismo y tensión, en el marco impresionante de las calles empinadas de San Francisco. El director alterna planos generales con detalles con la cámara a ras de suelo o dentro de los coches y el resultado es realmente tan asombroso que la secuencia ha quedado como un ejemplo perfecto de cómo se debe filmar una persecución así.

En cuanto al trabajo de los actores, la película es casi exclusiva de Steve McQueen, un actor perfecto para este tipo de personajes, parcos en palabras y gestos, duros y secos, impasibles. El resto del reparto está un peldaño por debajo de McQueen. Por suerte para nosotros, el actor acapara todo el protagonismo.

A pesar de esos pequeños detalles que denotan el paso del tiempo, Bullit es un policíaco sobrio, directo, sin adornos, pero apoyado en una buena dirección que sabe explotar las virtudes del guión. El resultado es un film que engancha y entretiene, sin muchas pretensiones, pero eficaz.

La película ganó el Oscar al mejor montaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario