El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 5 de enero de 2019

Los tres mosqueteros



Dirección: Stephen Herek.
Guión: David Loughery (Novela: Alejandro Dumas).
Música: Michael Kamen.
Fotografía: Dean Semier.
Reparto: Charlie Sheen, Kiefer Sutherland, Chris O'Donnell, Oliver Platt, Rebecca de Mornay, Tim Curry, Julie Delpy, Gabrielle Anwar, Michael Wincott, Paul McGann, Hugh O'Connor.

El joven D'Artagnan (Chris O'Donnell) viaja a París con el fin de convertirse en un mosquetero del rey, como lo fuera su padre. Pero al llegar descubre que los mosqueteros han sido disueltos por orden del Cardenal Richelieu (Tim Curry).

Nueva adaptación de la célebre novela de aventuras de Alejandro Dumas, en esta ocasión producida por Disney, lo que ya nos puede dar una pista de por dónde van los tiros.

La principal novedad de Los tres mosqueros (1993) que nos ocupa es que el guión adapta el original de un modo bastante libre, modificando sustancialmente los acontecimientos de la novela, lo que se traduce en una simplificación radical de la trama, la eliminación de algunos personajes e importantes cambios en el argumento. El resultado es una historia muy esquemática donde la trama queda reducida a lo más elemental, llegando a resultar incluso un tanto forzada y hasta incongruente, en beneficio de la acción pura y dura que es, sin duda, lo más característico de la película. Y si hablamos del final, nos encontramos con un desenlace rocambolesco y que bordea el ridículo sin rubor, con situaciones tan absurdas que solo se justifican suponiendo que están pensadas para un público infantil.

El problema de tal simpleza es que la acción, desprovista de una base creíble que le dé entidad y justificación, se queda en un mero espectáculo visual. Además, se busca principalmente lo espectacular, con lo que las persecuciones y las peleas tienen más de circenses que de verosímiles. Un espectáculo muy en la linea Disney, pero que particularmente me pareció exagerado y muy poco creíble.

Por otra parte, como consecuencia de esta orientación tan marcada por el espectáculo, la película pierde fuerza dramática, en parte por la simplificación del argumento y en parte por el tono de comedia que se le da en líneas generales al desarrollo. Con todo ello nos queda un film sin sustancia, sin ningún dramatismo, además de resultar demasiado previsible, donde los amoríos quedan reducidos a la nada, los personajes son de un esquematismo radical y al final, lo que en su origen era una densa historia de política, espionaje, amor y lealtad, se convierte en algo más bien vacío, convencional y rutinario.

Stephen Herek tiene el acierto de construir un film ágil, lleno de ritmo, siempre al servicio de un pasatiempo para un público poco exigente. Filma con buen gusto las escenas de acción y hay que reconocer que las peleas y las persecuciones están bien orquestadas, aunque tampoco aporta nada que no se haya visto antes o después. Es, simplemente, un trabajo correcto.

Donde se nota un esfuerzo especial es en el apartado visual, con una elegante puesta en escena, ambientación cuidada, gusto por el detalle (las espadas, por ejemplo) y un colorido brillante.

Otro aspecto que merece cierta consideración es el reparto, con nombres como Charlie Sheen o Kiefer Sutherland, pero cuya aportación se queda algo desdibujada por culpa precisamente de la excesiva simplicidad con que están presentados sus personajes. Por otra parte, Chris O'Donnell es un D'Artagnan de aspecto agradable, pero falto de carisma y de talento interpretativo. De hecho, fue nominado a los premios Razzie como peor actor secundario.

Los tres mosqueteros es, en definitiva, un penoso intento de aportar originalidad a un relato de por sí maravilloso, que en manos de David Loughery y de Disney queda convertido en algo sin entidad. A veces, no es bueno intentar ser novedoso, al menos cuando la obra original tiene tanto nivel y cuando el resultado no solo no la respeta en lo más elemental, sino que la convierte en una fea caricatura sin nervio.

Lo mejor es olvidarse de esta adaptación, que parece buscar solo la recompensa de la taquilla.

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