El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 17 de mayo de 2022

Cumbres borrascosas



Dirección: Peter Kosminsky.

Guión: Anne Devlin (Novela Emily Brontë).

Música: Ryuichi Sakamoto.

Fotografía: Mike Southon.

Reparto: Juliette Binoche, Ralph Fiennes, Janet McTeer, Sophie Ward, Simon Shepherd, Jeremy Northam, Jason Riddington, Simon Ward, Robert Demeger, Paul Geoffrey, John Woodvine, Jennifer Daniel, Jon Howard, Jessica Hennell.

Al regresar de un viaje, el señor Earnshaw (John Woodvine) trae a un niño huérfano, Heathcliff (Jon Howard), al que adopta como un hijo más. Pronto, el joven Heathcliff se hará inseparable de Catherine Earnshaw (Jessica Hennell).

Lo primero que me viene a la cabeza tras ver Cumbres borrascosas (1992) es que me parece que se trata de un intento no del todo logrado de adaptar la novela a las convenciones y peculiaridades del cine.

Imagino la dificultad de concentrar una novela como esta, pero la película de Peter Kosminsky parece pasar demasiado de prisa por los acontecimientos clave de la historia. Así, la tormentosa relación entre Heathcliff y Catherine, que es la clave del relato, no queda del todo bien reflejada. Habría sido necesario o bien dedicarle más tiempo, sobre todo en sus comienzos, cuando se sientan las bases de lo que será su relación, o hacer un tratamiento más profundo, pues algunos momentos importantes pasan sin llegar concretarse. De esta manera, nos quedamos con más sombras que luces en cuanto a los lazos que atan a los protagonistas. A veces, Catherine parece caprichosa o insensible hacia los sentimientos de Heathcliff, por ejemplo. Y respecto a Heathcliff, no llegamos a entender del todo esa rabia que se apodera de él hasta el punto de convertirlo en un monstruo sin entrañas. De alguien que parece amar con todo su ser a otra persona nos cuesta entender que pueda llegar a comportamientos de una crueldad inhumana.

Todo ello lo achaco a ese tratamiento superficial que intenta abarcar quizá demasiado en lugar de concentrarse en lo básico. A veces es necesario optar por fidelidad al original o sacrificar parte de ella en busca de una adaptación más coherente con el medio cinematográfico, que suple carencias de un libro pero tiene también sus limitaciones evidentes.

En otros aspectos, sin embargo, Cumbres borrascosas sí que logra su meta. Me pareció muy buena la ambientación, así como la fotografía de Mike Southon. La melodía de Sakamoto, con ser hermosa, creo que es demasiado limitada, por lo que termina haciéndose algo repetitiva.

La dirección de Peter Kosminsky la encuentro acertada en líneas generales. Sabe trasmitir el ambiente opresivo de la mansión Cumbres Borrascosas aunque no termina de dar una continuidad a la historia, lo que achaco a los problemas del guión a la hora de sintetizar el argumento a la duración del film.

Pero donde hay que quitarse el sombrero es con la pareja protagonista, especialmente Ralph Fiennes que, dentro de una sobriedad interpretativa, desnuda de artificios, dota de una fuerza tremenda a su personaje, que llena la pantalla cada vez que aparece y se vuelve temible y odioso con una sola mirada. Juliette Binoche no desentona en absoluto, aunque su personaje no tiene la misma fuerza que la de Heathcliff y queda algo ensombrecida cuando están juntos. Los secundarios, por desgracia, no están a la misma altura, lo cual no deja de ser comprensible.

Única novela publicada de Emily Brontë, Cumbres borrascosas ha tenido diversas adaptaciones al cine. Entre las muchas que ha habido, destacaría unas pocas, por su originalidad algunas, por su fama otras. Quizá la más conocida sea la de William Wyler de 1939, con el mismo título que la novela. Algo que no respetaría Luís Buñuel, que tituló a su versión Abismos de pasión (1954). Arashi ga oka (1988) es el título en japonés de la adaptación de Yoshishige Yoshida de la novela al Japón feudal. Por último, tenemos la original versión de Andrea Arnold, de 2011. 

 Como curiosidad, la cantante Sinéad O'Connor interpreta a Emily Brontë, apareciendo al comienzo y al final del relato, aunque no figura en los créditos del film. 

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