El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 17 de octubre de 2022

Un pequeño favor



Dirección: Paul Feig.

Guión: Jessica Sharzer (Novela: Darcey Bell):

Música: Theodore Shapiro.

Fotografía: John Schwartzman.

Reparto: Anna Kendrick, Blake Lively, Henry Golding, Glenda Braganza, Zach Smadu, Rupert Friend, Eric Johnson, Sarah Baker.

Stephanie Smothers (Anna Kendrick) conoce a Emily Nelson (Blake Lively), la madre del mejor amigo de su hijo, y se hacen buenas amigas. Sin embargo, un día Emily desaparece sin dejar rastro y Stephanie decide intentar encontrarla.

Un pequeño favor (2018) juega abiertamente la baza de la originalidad, no sé si por ser consciente Paul Feig de lo limitado del material que tiene entre manos. Habrá a quien le encante, para gustos... Sin embargo, en general, creo que es un film desequilibrado y que no termina demasiado bien.

La película arranca con un decidido toque de comedia un tanto ligera y desenfadada. Superficial, de hecho, con una caracterización de los personajes algo cargada, un poco exagerada. Cuesta tomarse en serio a Stephanie, por ejemplo, casi una caricatura de madre, entre infantil y acelerada, como si estuviera hasta las cejas de cafeína. Hubiera preferido algo menos aparatoso, en especial con el giro que toma el argumento en la segunda parte del metraje.

Y es que lo que parecía una comedia desenfadada sobre la relación de amistad increíble entre la mojigata Stephanie y la sofisticada Emily da un giro radical cuando la segunda desaparece. La historia toma entonces el tono de un film de intriga, lo que choca abiertamente con el tratamiento inicial en clave de comedia. De hecho, cuesta meterse en la intriga, pues no acabamos de lograr cambiar el registro hacia un derrotero más serio. 

Sin embargo, ese no es el mayor inconveniente de Un pequeño favor, sino la manera en que empieza a enredarse la trama, con continuas sorpresas y giros inesperados que uno no sabe si tomarse en serio o no. Por momentos, el guión parece burlarse del espectador con nuevas salidas retorcidas de un argumento que se convierte en una montaña rusa. El problema es que todo resulta demasiado forzado, no parece natural y además encaja muy mal con esa tratamiento ligero, de manera que ni vivimos la intriga con la emoción adecuada ni los personajes, antes tan caricaturescos, parecen cuadrar bien con un tema de asesinatos, falsas identidades, infancia traumática, personalidades enfermizas... Bien analizado, todo es un disparate.

Es verdad que la puesta en escena es elegante, la fotografía me pareció preciosa y las dos actrices principales están maravillosas en sus roles: Anne Kendrick aportando frescura y gracia a raudales y Blake Lively con su pose de mujer fatal muy lograda. Todo ello aporta su dosis de calidad a la película, pero no oculta las limitaciones de un guión alocado y algo tramposo que busca en la sorpresa disimular sus carencias.

En resumen, un film de factura atractiva, pero que peca de superficial. Tal vez, tomarse a chirigota un argumento como este sea lo más inteligente, pero no la manera de llevarlo a la práctica, que no termina de parecerme demasiado brillante, ni como comedia ni como sátira ni como thriller. En todos los terrenos Un pequeño favor se queda a medias.

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