El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 30 de julio de 2024

Killer Joe



Dirección: William Friedkin.

Guión: Tracy Letts (Obra: Tracy Letts).

Música: Tyler Bates. 

Fotografía: Caleb Deschanel.

Reparto: Matthew McConaughey, Emile Hirsch, Juno Temple, Gina Gershon, Thomas Haden Church, Marc Macaulay.

Para pagar una deuda, al joven Chris (Emile Hirsch) no se le ocurre mejor idea que encargar el asesinato de su madre para cobrar su seguro de vida.

De William Friedkin recordamos The French Connection: Contra el imperio de la droga (1971) y El exorcista (1973), dos películas que han pasado a la historia del cine y que quedan muy atrás en el tiempo. Con Killer Joe (2011), Friedkin vuelve a demostrar su talento natural, si bien este film se queda un peldaño por debajo de sus dos películas más reconocidas.

Pero aún así, estamos ante film realmente sorprendente y que no puede dejar a nadie indiferente. Pocas veces el cine nos adentra en un mundo tan deprimente de seres marginales, estúpidos, perdedores y desgraciados. El relato tan sórdido nos mueve entre la compasión y la repulsa, el dolor y una tristeza profunda. Sobre todo, porque nos damos perfecta cuenta de que lo narrado no solo puede suceder, sino que incluso seguramente han existido, existen y existirán personajes aún más patéticos que los que nos presenta Friedkin.

Estamos ante un cine negro casi de libro, un relato de perdedores donde sabemos que si algo puede salir mal, a estos tipos les saldrá aún peor. Porque en la misma idea de Chris de asesinar a su madre ya reside tanta inmundicia moral que es imposible que salga algo decente de ella. Y más cuando decide confiarle el trabajo a Joe (Matthew McConaughey), un policía que en sus ratos libres ejerce de asesino a sueldo. Joe es un tipo sin escrúpulos, un enfermo sádico que encima se encapricha de la hermana de Chris, la extraña Dottie (Juno Temple), de doce años y con una percepción de las cosas entre profunda y ridícula.

Una vez planteada la premisa y presentados los personajes, Friedkin nos introduce en un mundo marginal, de perdedores, personas con pocas luces, esclavos de sus vicios y de su miseria. El dinero del seguro sería una especie de salvación para ellos, pero sabemos también que el dinero, en sus manos, no durará mucho y serán incapaces de cambiar algo en sus vidas, abocadas a la nada, al vacío, a la rutina, a las mentiras, los engaños y los sueños imposibles.

Killer Joe es un film realmente triste porque es real en su esencia, porque describe un mundo que sabemos que está ahí, con hijos no deseados, matrimonios rotos, alcoholismo, drogas y miseria, mucha miseria.

Además, por si el relato no fuera suficientemente desolador, el final nos provoca un desasosiego aún mayor, por su violencia cruda y bestial, por lo absurdo de todo, por echar el telón de manera casi surrealista a unas vidas tristes, ridículas, desoladoras.

miércoles, 24 de julio de 2024

Su majestad de los mares del Sur



Dirección: Byron Haskin.

Guión: Borden Chase y James Hill (Novela: Lawrence Klingman y Gerald Green).

Música: Dimitri Tiomkin.

Fotografía: Otto Heller.

Reparto: Burt Lancaster, Joan Rice, André Morell, Abraham Sofaer, Archie Savage, Benson Fong, Tessa Prendergast, Lloyd Berrell, Charles Horvath, Philip Ahn, Guy Doleman. 

El capitán David Dion O'Keefe (Burt Lancaster) es abandonado a su suerte en un bote tras amotinarse su tripulación. La fortuna quiere que llegue a la pequeña isla de Yap, donde es atendido y curado.

La época clásica de Hollywood nos regaló algunos de las mejores películas de aventuras jamás filmadas. Pienso especialmente en las de espadachines, un subgénero donde brillaron Errol Flynn o Stewart Granger, por citar a dos actores icónicos del género.

Burt Lancaster también tuvo su momento y precisamente cuando se rueda Su majestad de los mares del Sur (1954), el actor estaba en plena forma.

La cinta nos lleva a las islas del Sur Pacífico, aportando una ambientación pintoresca que busca darle un toque entre étnico y exótico a las aventuras del capitán O'Keefe, un hombre ambicioso y decidido que busca la riqueza y la gloria.

Sin embargo, hay ciertos detalles en la película que no terminan de funcionar del todo bien. Para empezar, el tema de los nativos de las islas resulta un tanto caduco a día de hoy, con un planteamiento que no resulta muy convincente, con esos bailes tan artificiales estilo Hollywood que denotan una moda y un estilo muy ceñidos a su época y que no han soportado del todo bien el paso de los años. No quiero entrar en temas de racismo, pues no me parece ni oportuno ni justo, pero es cierto que los nativos solamente parecen ser una especie de atrezo, una nota exótica sin demasiada relevancia.

El otro gran inconveniente de la cinta es un argumento que, desde mi punto de vista, no me termina de convencer. Por un lado, la imagen que tenemos del protagonista no es para nada positiva. Su ambición desmesurada y el escaso respeto que muestra por los indígenas y su manera de vivir hacen que sintamos cierta antipatía hacia él, lo que es un sinsentido. Al final, cuando comprende lo erróneo de su comportamiento, se redime en cierto sentido, pero es algo tarde, pues durante toda la historia estamos siempre molestos por su falta de consideración hacia los indígenas y sus decisiones egoístas. Quizá parte del problema es que el personaje del capitán no está bien definido, pues más allá de su ambición no sabemos nada más sobre él.

Y esta falta de profundidad se extiende a todos los personajes, siendo especialmente alarmante en el caso de su esposa, Dalabo (Joan Rice), pues no terminamos de entender del todo bien sus sentimientos hacia O'Keefe. A veces parece temerle, otras podría parecer que no lo entiende y en otros momentos se diría que su amor es sincero y apasionado. Pero, como digo, creo que el fallo está en un guión que no sabe definir a los personajes, con lo que todo queda en el aire.

Y tampoco los conflictos planteados con el tráfico de la copra, el aceite extraído del coco, tienen demasiada fuerza y profundidad, sucediéndose enfrentamientos de un modo precipitado y donde todo es demasiado superficial de nuevo, especialmente los arreglos finales de O'Keefe, manejando a todo el mundo con una facilidad que no resulta convincente; da más bien la impresión de que es fruto de un argumento que no ha sido capaz de hilvanar las situaciones y conflictos con un mínimo de lógica y de profundidad.

Para colmo, Burt Lancaster abusa de sus gestos grandilocuentes y un dramatismo excesivo, algo que siempre noté en él y que hacía que no lo tuviera entre mis actores favoritos. Se que es una apreciación muy personal, pero fue un pequeño lastre que se sumaba a todo lo demás.

El resultado es un film que me decepcionó bastante, llegando incluso a hacerse pesado en algunos momentos. Queda para los incondicionales de Burt Lancaster y los amantes de las aventuras exóticas, pero lejos de los mejores ejemplos del cine de aventuras de la época.

jueves, 18 de julio de 2024

Scaramouche



Dirección: George Sidney.

Guión: Ronald Millar y George Froeschel (Novela: Rafael Sabatini).

Música: Victor Young.

Fotografía: Charles Rosher. 

Reparto: Stewart Granger, Eleanor Parker, Janet Leigh, Mel Ferrer, Henry Wilcoxon, Nina Foch, Richard Anderson, Robert Coote, Lewis Stone.

Francia, 1788. Cuando el Marqués Noel de Maynes (Mel Ferrer) mata a su mejor amigo, el revolucionario Philippe de Valmorin (Richard Anderson), André Moreau (Stewart Granger) jura que vengará su muerte.

La Metro Pictures, antecesora de la MGM, ya había realizado en 1923 una primera versión de la novela de Sabatini, Scaramouche (Rex Ingram) interpretada por Ramón Novarro, pero será esta cinta de 1952 la que pase a la historia como la mejor adaptación de la citada novela.

Scaramouche reúne todos los ingredientes de típicos de los films de aventuras del período clásico, sumando además el lujo de las producciones de la MGM. Tenemos pues un film dinámico, plagado de acción, desafíos, duelos, incertidumbre, actos heroicos, humor y la consabida alusión a la libertad tan manoseada en las producciones de Hollywood. En esta ocasión, la libertad se refiere a los intentos revolucionarios que llevaron a derrocar la monarquía en la célebre Revolución Francesa, a cuyos prolegómenos asistimos en esta película.

Es evidente que hoy en día el planteamiento de Scaramouche resulta algo ingenuo y su argumento, con el inesperado y sorprendente giro final, del todo rocambolesco. Pero precisamente en estos detalles reside finalmente el encanto de este tipo de películas, que han soportado el paso del tiempo y las modas precisamente por no disimular sus pretensiones, que no son otras que impresionar a los espectadores con un espectáculo grandioso, sorprendente y tremendamente dinámico.

George Sidney, un director crecido y formado en la Metro, sabe darle a la acción el ritmo preciso para que todo transcurra con una agilidad encomiable. A pesar de la duración del film, casi dos horas, no sentimos en ningún momento que la historia se haga pesada o se estanque, todo está milimetrado para que las diversas secuencias, que alternan romance, humor, drama y acción, fluyan admirablemente.

Además, contamos con Stewart Granger, un actor quizá sin el carisma de los mejores, pero que resultaba idóneo en este tipo de papeles, configurando un galán sumamente atractivo y un perfecto héroe. Las hermosas Eleanor Parker y Janet Leigh, cuidadosamente vestidas y maquilladas para deslumbrarnos con su belleza, aportan el glamour y el romanticismo imprescindibles en este tipo de aventuras. Tal vez sea Mel Ferrer el que en principio resulte menos apropiado para el rol de villano, pero su trabajo está libre de cualquier defecto y su presencia se impone en todo momento, siendo un oponente al nivel del apuesto Stewart Granger.

Es verdad, no obstante, que el argumento se enreda un poco con las alusiones a la Revolución y puede ser demasiado denso y algo forzado, pero la hermosa puesta en escena, los actores y el maravilloso duelo a espada final terminan por imponerse para dejarnos la sensación de haber disfrutado de un film especialmente brillante. 

martes, 16 de julio de 2024

Asesinato (Murder)



Dirección: Alfred Hitchcock.

Guión: Alma Reville (Obra: Clemence Dane y Helen Simpson).

Música: John Reynders.

Fotografía: J. J. Cox (B&W).

Reparto: Herbert Marshall, Norah Baring, Phyllis Konstam, Edward Chapman, Miles Mander, Esme Percy, Donald Calthrop. 

Diana Baring (Norah Baring), una joven actriz de teatro, es acusada de haber asesinado a una compañera. Aunque no existe ninguna prueba concluyente, es declarada culpable. Uno de los miembros del jurado, Sir John Menier (Herbert Marshall), arrepentido de su voto, intentará demostrar la inocencia de la joven.

Asesinato (1930) es una rareza dentro de la filmografía de Alfred Hitchcock, pues entra en lo que se denomina en inglés un "Whodunit", es decir, un film de misterio donde se ha de descubrir al culpable, al estilo de las novelas de Agatha Christie. Al director inglés este tipo de relatos no le parecían muy interesantes, pues solamente habría que esperar al final para ver resuelto el misterio y eso, para Hitchcock, carecía de emoción.

Pero en la comedia en que está basada la película, el director encontró ciertos elementos interesantes. Por ejemplo, era el primer film sonoro de Herbert Marshall, que realizó un muy buen trabajo. Hitchcock además realizó algunos experimentos, como recurrir a un monólogo interior para desvelar los pensamientos del protagonista o permitir que los actores improvisaran en algunas escenas, lo que no salió demasiado bien, pues se nota una alarmante vacilación a la hora de hilvanar los diálogos con la consiguiente pérdida de fluidez.

En lo referente a la intriga en sí, esta es bastante elemental y su resolución carece de verdadera emoción, por lo que no encontraremos nada especialmente interesante en ella. Sí que es en otros detalles donde podremos apreciar algo más de imaginación y acierto por parte del guión y de la labor del director.

Fiel a su estilo, Hitchcock llena el relato de detalles humorísticos, especialmente a la hora de establecer con nitidez las diferencias de clase, lo que queda claramente de manifiesto en la relación entre Sir John, refinado y elegante, con el matrimonio Markham, Ted (Edward Chapman) y Doucie ((Phyllis Konstam), donde a la diferencia de clase se suma la de la educación y el dinero. Pero Hitchcock no se muestra mordaz ni crítico con el matrimonio, incluso se permite cierta mirada tierna y hasta comprensiva.

Otro detalle interesante es que se toca de manera bastante evidente el tema de la homosexualidad, que está en el origen del asesinato, pues el asesino, Handel Fane (Esme Percy), mata precisamente para evitar que se desvelen detalles de sus inclinaciones sexuales.

Asesinato no deja de ser un film menor dentro de la obra de Alfred Hitchcock, una mera curiosidad para los amantes del director. Se deja ver, pero sus carencias resultan bastante notorias.

domingo, 14 de julio de 2024

El fuera de la ley



Dirección: Clint Eastwood.

Guión: Phil Kaufman y Sonia Chernus (Novela: Forrest Carter).

Música: Jerry Fielding.

Fotografía: Bruce Surtees.

Reparto: Clint Eastwood, Chief Dan George, Sondra Locke, Bill McKinney, John Vernon, Paula Trueman, Sam Bottoms, Geraldine Keams, Woodrow Palfrey, Will Sampson.

Al comienzo de la Guerra de Secesión, Josey Wales (Clint Eastwood) es testigo de como una guerrilla de los "Botas rojas", partisanos unionistas de Kansas, matan a su mujer y a su hijo. Buscando vengar su muerte, se une a una partida de confederados a las órdenes de "Bill el sanguinario" (John Russell).

El fuera de la ley (1976) es la quinta película dirigida por Clint Eastwood y su segundo western, precisamente en una década en la que el género estaba en horas bajas. 

Lo primero que llama la atención es la clara filiación de El fuera de la ley con el spaghetti western. De nuevo tenemos una cinta marcada por la violencia y donde tanto el argumento como los personajes están construidos con una marcada economía de medios. 

Así, el comienzo no se detiene en presentaciones y nos lleva de inmediato a la matanza de la familia del protagonista, lo que establece el típico tema de la venganza como eje por el que transcurre la historia. 

No es un arranque muy novedoso y de nuevo, con la matanza de los rebeldes que se han rendido al final de la guerra, estamos de nuevo ante una violencia gratuita y muy básica al servicio simplemente de un enfoque marcado por la austeridad argumental y la abundancia de muertes.

Afortunadamente, conforme avanza la historia, El fuera de la ley va desmarcándose algo del spaghetti western, ofreciendo secuencias donde la violencia deja paso a un enfoque más íntimo donde Wales empieza a trabar amistad con diversos personajes, de manera que el tema de la venganza pasa a un segundo plano momentáneamente y la cinta se enriquece algo en cuanto a su contenido.

Eso sí, no debemos esperar una gran profundización, pues los personajes que van apareciendo tampoco  adquieren una gran matización, pues en general responden a ciertos tópicos del género bastante evidentes. La simplicidad de los diálogos, incluso cuando pretenden ser algo más profundos, es una prueba evidente de la escasa elaboración del guión.

Está claro que la finalidad de la historia se centra exclusivamente en la épica y el drama más elementales y no hay lugar para desarrollos profundos. Eso sí, en consonancia con los nuevos tiempos, los indios son tratados con comprensión y respeto, incluso con cierta admiración, y son los blancos los más desfavorecidos en el relato, acumulando todos los defectos y pecados: crueldad, falsedad, mentiras y traición.

El fuera de la ley no fue muy bien valorada en su momento, ni por parte de la crítica ni del público. El paso de los años ha ido poniéndola en valor, aunque me pregunto si por méritos propios o por el prestigio que alcanzó Clint Eastwood como director y actor. Siendo objetivo, he de reconocer que la cinta contiene detalles interesantes, aunque muy escasos, que parecen anticipar lo que veremos en la etapa de madurez del director pero, intrínsecamente, El fuera de la ley no deja de ser un film bastante sencillo, tosco incluso en muchas fases, y que delata que Clint Eastwood aún estaba puliendo su estilo.

viernes, 12 de julio de 2024

Los inconquistables



Dirección: Cecil B. DeMille.

Guión: Charles Bennett, Fredric M. Frank y Jesse L. Lasky, Jr.

Música: Victor Young.

Fotografía: Ray Rennahan.

Reparto: Gary Cooper, Paulette Goddard, Howard Da Silva, Boris Karloff, Cecil Kellaway, Ward Bond, Virginia Campbell, Katherine DeMille, Henry Wilcoxon.

Condenada por asesinato, la joven Abigail Martha Hale (Paulette Goddard) debe elegir si morir en la horca o ser enviada a las colonias británicas de América del Norte como esclava.

Los inconquistables (1947) es un magnífico ejemplo del cine clásico norteamericano, con sus innegables virtudes y sus marcados defectos. Todo ello servido por el polémico Cecil B. DeMille, un director bastante esclavo de su mentalidad y que no permitía que la historia estropease su función.

Lo primero que me gustaría resaltar es la magnífica puesta en escena de Los inconquistables. DeMille recrea una parte poco tratada por el cine de la historia de Estados Unidos y lo hace con rigor en la ambientación, curiosidades como la existencia de esclavos blancos en las colonias americanas pero, por encima de todo, con un ritmo sobresaliente. La cinta tiene una duración de ciento cuarenta y siete minutos, al estilo de las obras del director, pero transcurre con una agilidad asombrosa, de manera que no sentimos jamás el peso de su duración. Es más, incluso tenemos la sensación de que ha transcurrido en menos tiempo del señalado en la ficha de la película.

Esto sin duda se debe al talento de DeMille como narrador, pero también a un guión perfectamente construido donde, con el hilo conductor del maravilloso romance entre el capitán Holden (Gary Cooper)  y la hermosa Abigail, se cuenta una historia llena de aventuras, traiciones, mentiras y guerras con los indios que no nos deja ni un segundo de tranquilidad. 

Cuenta mucho también la perfecta construcción de los personajes principales, definidos es verdad con rasgos muy someros, sin matices, pero que funcionan maravillosamente a la hora de aportar el dramatismo y la singularización necesarias para que disfrutemos y suframos con sus aventuras. Holden es el prototipo perfecto del héroe clásico: apuesto, valiente y galante. Seguramente nadie como Gary Cooper para aportarle ese porte magnífico y una naturalidad incuestionable. Paulette Goddard nos ofrece su inconfundible belleza, algo salvaje, con una mirada que te paraliza, que le da a la cinta, a pesar de su contención, un profundo e inquietante toque sensual, imposible de obviar. El tercero en discordia es Howard Da Silva, un actor poco conocido pero que borda aquí su papel de villano con una solvencia increíble. Cada aparición suya resulta inquietante y cautivadora al mismo tiempo. 

La confrontación de estos tres personajes confiere a la historia una tensión constante y convierte el relato en un drama personal intenso y apasionante que se completa con la historia de los enfrentamientos con los indios, donde hay que destacar la maravillosa presencia de Boris Karloff.

Además, DeMille posee esa elegancia y sensibilidad de los directores clásicos que le permite salpicar la historia de detalles sublimes (a veces una simple mirada en el momento exacto) y escenas cargadas de una emoción evidente, siempre con la elegancia de la elipsis como recurso creativo y delicado, que le dan una profundidad y una fuerza especiales a la historia, llevándola un paso más allá del mero relato épico y romántico.

Naturalmente, no podemos dejar de señalar el manifiesto enfoque partidista del relato, donde los héroes son los blancos mientras que los indios son retratados con todos los defectos posibles. Estamos ante una historia contada por los vencedores y su finalidad no es otra que ensalzar a los pioneros que desafiaron los peligros reinantes para llevar a cabo la conquista de los Estados Unidos. Es evidente que este enfoque es falso y oculta el trato y los abusos perpetrados por los hombres blancos contra las naciones indias. DeMille, como decía, tenía una mentalidad bastante especial y su racismo es más que evidente.

Sin embargo, si valoramos estrictamente la película por sus atributos meramente artísticos y evitamos emitir juicios demasiado severos sobre una obra de 1947, he de reconocer que Los inconquistables es un film grandioso.  

miércoles, 10 de julio de 2024

Misión imposible: Fallout



Dirección: Christopher McQuarrie.

Guión: Christopher McQuarrie (Serie TV: Bruce Geller).

Música: Lorne Balfe.

Fotografía: Rob Hardy.

Reparto: Tom Cruise, Henry Cavill, Ving Rhames, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Sean Harris, Alec Baldwin, Angela Bassett, Vanessa Kirby, Michelle Monaghan, Wes Bentley, Frederick Schmidt. 

Un cliente ha contratado a un grupo terrorista denominado Los Apóstoles para que fabrique tres armas nucleares con las que podría desencadenarse una masacre a nivel mundial. El agente Ethan Hunt (Tom Cruise) recibe la misión de impedirlo.

Al final, se quiera o no, todas las sagas terminan cayendo en una especie de plagio continuo de sus anteriores entregas. Sucedió con James Bond, la primera saga de un héroe de acción y la mejor en muchos aspectos, y Misión imposible no ha escapado a ese peligro. Las historias se parecen demasiado, siempre con misiones tan difíciles que apelan sin rodeos al calificativo de imposible del título; siempre con traiciones, siempre con Tom Cruise erigiéndose en el salvador del mundo, única estrella de la función. Pero parece que el público se contenta con eso y acude fiel a cada nueva entrega esperando más de lo mismo. Y creo que los padres de la serie lo saben: nadie espera cosas nuevas, solamente ver de nuevo al héroe en acción haciendo lo que mejor sabe hacer.

Por eso, Misión imposible: Fallout (2018) carece de sorpresas argumentales, llevando una vez más las cosas al límite, jugando descaradamente con el engaño como medio de mantener al espectador enganchando a unas aventuras tan rocambolescas que es imposible tomarlas en serio. De hecho, esta vez el guión es tan rebuscado, engañoso y cambiante que cuesta seguirlo y se necesitan varias secuencias de largas explicaciones para intentar convencernos de que toda esa majadería tiene alguna lógica. 

Además, la trama sufre de cambios y giros inesperados, sorprendentes e increíbles. No nos engañemos, no se trata de un argumento inteligente que nos sorprende positivamente, son simples trucos de magia, recurso del que no sabe o no puede hacerlo mejor. Acaban por convertir la aventura en algo aleatorio y tramposo, dejando de interesarnos porque carece de lógica y de sentido todo lo que acontece.

Pero lo principal de la saga es la acción y aquí sí que el espectáculo no defrauda. Tenemos peleas, persecuciones y disparos en cantidad suficiente para alargar la aventura hasta casi dos horas y media. Sin duda harán las delicias de los espectadores más sumisos, pero encuentro que tampoco están libres de defectos. El principal es que son acciones imposibles, que desafían la lógica; además, creo que pecan de excesivas: algunas secuencias de acción, espectaculares, es cierto, se alargan demasiado en esa tendencia actual de confundir cantidad con calidad. No por durar más son mejores ni más convincentes.

Desde mi punto de vista, un buen film de acción ha de tener un equilibrio entre argumento y espectáculo y aquí esa fórmula no existe. Todo está llevado al límite y eso provoca que no puedas vivir las aventuras de Ethan y su equipo con un mínimo de interés, pues el argumento es descabellado y las hazañas increíbles. Solamente se podría disfrutar si la historia te importa un pimiento y no creo que eso deba ser así. 

Para colmo, salen a relucir los tópicos moralistas, convirtiendo a Ethan Hunt no solo en un super hombre invencible, sino también en la mejor persona, como amigo, como agente y como amante. Al final, hasta se le va a coger manía, pues tanta perfección cansa.

domingo, 7 de julio de 2024

Misión imposible 3



Dirección: J. J. Abrams.

Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci y J. J. Abrams (Serie TV: Bruce Geller).

Música: Michael Giacchino.

Fotografía: Dan Mindel.

Reparto: Tom Cruise, Philip Seymour Hoffman, Ving Rhames, Billy Crudup, Michelle Monaghan, Laurence Fishburne, Jonathan Rhys Meyers, Keri Russell, Maggie Q, Simon Pegg, Eddie Marsan. 

El agente del FMI (Fuerza de Misión Imposible) Ethan Hunt (Tom Cruise) se ha retirado del servicio activo con la idea de empezar una nueva vida con su prometida Julia (Michelle Monaghan). Pero cuando su superior, John Musgrave (Billy Crudup), le pide ayuda para recuperar a una agente secuestrada (Keri Russell), Ethan se reincorpora para esa misión. 

Tras el éxito de taquilla de las dos primeras entregas de la saga, Misión imposible (Brian De Palma, 1996) y Misión imposible 2 (John Wood, 2000), estaba claro que Tom Cruise no iba a dejar pasar la oportunidad de seguir exprimiendo el invento que, además de reportar buenos beneficios, lo convertía en una estrella del cine de acción.

Así nace Misión imposible 3, con una clara obsesión por ser más espectacular y más dramática, llevando el listón a lo más alto. Al menos eso intenta. Y si eres de los que se contenta con un producto bien elaborado, que derrocha medios y sorpresas, acción y cierto toque romántico, estás de suerte. El problema es si eres un poco más exigente, entonces prepárate para sufrir como nunca. Y es que todo el montaje es tan absurdo y tramposo que da casi nauseas.

En el intento de coger al espectador con puño de hierro desde el primer minuto y no soltarlo hasta el final, la trama de Misión imposible 3 es tan exagerada que casi se puede tomar a guasa. El comienzo es de una intensidad total, el problema es que es todo mentira, que juega a engañarnos sin ningún pudor y eso resulta imperdonable. Si para captar nuestro interés hay que recurrir a un engaño tan penoso, mal van las cosas.

A partir de ahí, hay que mantener el listón a ese nivel del comienzo, lo que es imposible. La manera de intentarlo es añadiendo una parte marcadamente romántica con la relación idílica entre Ethan y Julia, que tampoco resulta demasiado creíble, sinceramente, con lo que se busca conmover al espectador aportando una profundidad al personaje de Ethan más allá de sus habilidades como agente. Pero como el resto de la cinta, es todo tan estereotipado y predecible que nunca llegamos a emocionarnos con el romance de la pareja, porque sabemos de antemano el desenlace y porque el guión no sabe humanizar como se debe a los protagonistas, que se mueven entre frases hechas y tópicos demasiado planos.

La otra vertiente de la cinta es la de la acción. Y de nuevo el guión recurre a plantear escenarios aparentemente imposibles para que Ethan se luzca con sus habilidades de super hombre. El problema es que se riza el rizo más allá de lo verosímil, de manera que casi estamos más frente a un cómic que ante un film real, con personajes y situaciones asumibles.

Es verdad que a nivel de puesta en escena los momentos de acción pura y dura están filmados con energía y eficacia, pero eso ya no es suficiente y mucho menos teniendo casos recientes de films del mismo corte que han resuelto las escenas de acción con más eficacia (me estoy acordando de la serie de Jason Bourne) al tiempo que sus personajes nos eran mucho más cercanos y empatizábamos mucho más con ellos que con el indestructible Ethan Hunt.

Misión imposible 3 por lo tanto me pareció un film sin alma, construido según unos patrones muy precisos para lograr atornillarnos al sillón en un torbellino de emociones y acción tan espectaculares como vacías y previsibles. Entretenida y tramposa.