El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 14 de julio de 2024

El fuera de la ley



Dirección: Clint Eastwood.

Guión: Phil Kaufman y Sonia Chernus (Novela: Forrest Carter).

Música: Jerry Fielding.

Fotografía: Bruce Surtees.

Reparto: Clint Eastwood, Chief Dan George, Sondra Locke, Bill McKinney, John Vernon, Paula Trueman, Sam Bottoms, Geraldine Keams, Woodrow Palfrey, Will Sampson.

Al comienzo de la Guerra de Secesión, Josey Wales (Clint Eastwood) es testigo de como una guerrilla de los "Botas rojas", partisanos unionistas de Kansas, matan a su mujer y a su hijo. Buscando vengar su muerte, se une a una partida de confederados a las órdenes de "Bill el sanguinario" (John Russell).

El fuera de la ley (1976) es la quinta película dirigida por Clint Eastwood y su segundo western, precisamente en una década en la que el género estaba en horas bajas. 

Lo primero que llama la atención es la clara filiación de El fuera de la ley con el spaghetti western. De nuevo tenemos una cinta marcada por la violencia y donde tanto el argumento como los personajes están construidos con una marcada economía de medios. 

Así, el comienzo no se detiene en presentaciones y nos lleva de inmediato a la matanza de la familia del protagonista, lo que establece el típico tema de la venganza como eje por el que transcurre la historia. 

No es un arranque muy novedoso y de nuevo, con la matanza de los rebeldes que se han rendido al final de la guerra, estamos de nuevo ante una violencia gratuita y muy básica al servicio simplemente de un enfoque marcado por la austeridad argumental y la abundancia de muertes.

Afortunadamente, conforme avanza la historia, El fuera de la ley va desmarcándose algo del spaghetti western, ofreciendo secuencias donde la violencia deja paso a un enfoque más íntimo donde Wales empieza a trabar amistad con diversos personajes, de manera que el tema de la venganza pasa a un segundo plano momentáneamente y la cinta se enriquece algo en cuanto a su contenido.

Eso sí, no debemos esperar una gran profundización, pues los personajes que van apareciendo tampoco  adquieren una gran matización, pues en general responden a ciertos tópicos del género bastante evidentes. La simplicidad de los diálogos, incluso cuando pretenden ser algo más profundos, es una prueba evidente de la escasa elaboración del guión.

Está claro que la finalidad de la historia se centra exclusivamente en la épica y el drama más elementales y no hay lugar para desarrollos profundos. Eso sí, en consonancia con los nuevos tiempos, los indios son tratados con comprensión y respeto, incluso con cierta admiración, y son los blancos los más desfavorecidos en el relato, acumulando todos los defectos y pecados: crueldad, falsedad, mentiras y traición.

El fuera de la ley no fue muy bien valorada en su momento, ni por parte de la crítica ni del público. El paso de los años ha ido poniéndola en valor, aunque me pregunto si por méritos propios o por el prestigio que alcanzó Clint Eastwood como director y actor. Siendo objetivo, he de reconocer que la cinta contiene detalles interesantes, aunque muy escasos, que parecen anticipar lo que veremos en la etapa de madurez del director pero, intrínsecamente, El fuera de la ley no deja de ser un film bastante sencillo, tosco incluso en muchas fases, y que delata que Clint Eastwood aún estaba puliendo su estilo.

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