Dirección: Gene Kelly y Stanley Donen.
Guión: Adolph Green y Betty Comden.
Música: Leonard Bernstein.
Fotografía: Harold Rosson.
Reparto: Gene Kelly, Frank Sinatra, Betty Garrett, Ann Miller, Jules Munshin, Vera-Ellen, Florence Bates, Alice Pearce, George Meader.
Gabey (Gene Kelly), Chip (Frank Sinatra) y Ozzie (Jules Munshin) son tres marineros que tienen un día de permiso para visitar Nueva York.
Primera colaboración en la dirección de Gene Kelly y Stanley Donen, Un día en Nueva York (1949) aún está lejos de la maestría que alcanzarían años después con Cantando bajo la lluvia (1952), pero anuncia ciertos cambios que esta pareja llevaría a cabo en el género musical.
Como solía ser habitual en los musicales clásicos, el argumento no era lo más elaborado, algo que aquí resulta evidente, con un esquema bastante sencillo donde se empareja a los tres protagonistas con tres hermosas mujeres, sentando las bases del esperado y típico romance. Estamos pues ante la historia de chico encuentra chica, solamente que planteada de un modo sumamente esquemática para servir de base a los números musicales, el palto fuerte del film.
Un día en Nueva York tiene el planteamiento alegre, desenfadado y optimista de este tipo de películas, que son un canto a la vida, al amor y a la felicidad. La verdad es que el mensaje resulta muy poco original y su planteamiento bastante infantil, pero en el fondo los espectadores era lo que buscaban en este tipo de cintas: salir de la rutina y dejarse llevar a un mundo idealizado donde todo podía suceder.
El problema es que el guión resulta demasiado básico, especialmente cuando busca la comedia a toda costa y cae en un humor muy rudimentario y tosco que más que risa provoca sonrojo. No puedo imaginar cómo resultarían estas bromas en su época, pero en la actualidad resultan sumamente idiotas.
En cambio, hay un aire de modernidad en la manera en que se diseñan los personajes femeninos. Supongo que se debe en gran medida en los cambios sociales ocasionados por la Segunda Guerra Mundial, llevando a la mujer al mundo laboral por mera necesidad, algo que se cita de pasada en la cinta. Por ello, vemos a la mujer trabajando y mucho más libre social y sexualmente: la taxista interpretada por Betty Garrett, por ejemplo, no duda tomar la iniciativa invitando a Chip a su apartamento para mantener relaciones sexuales. Representa pues a un nuevo tipo de mujer que ya no se conforma con dejarse seducir y ser un ama de casa. La película, en este sentido, ofrece una imagen de la mujer liberada, decidida y muy moderna.
En cuanto a los números musicales, en general resultan muy frescos, especialmente coloridos, demostrando el talento en las coreografías de los directores, sabedores de qué potenciar y cómo. A pesar de los cual, hay que reconocer que los números no tienen la excelencia que podremos ver en años posteriores, quedando un peldaño por debajo de los grandes clásicos del género, como la mencionada Cantando bajo la lluvia.
En líneas generales, Un día en Nueva York me pareció un film un tanto infantil donde Kelly y Donen perfilaban su estilo pero sin llegar aún a la madurez. Se disfruta, pero sin mayor relevancia.
La cinta ganó el Oscar a la mejor banda sonora.
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